Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Jack A. Smith
¿Qué
está ocurriendo entre Estados Unidos y Corea
del Norte que esta semana ha generado titulares como “Aumenta las
tensiones de Corea” y “Corea del Norte amenaza a Estados Unidos”?
The New York Times informaba el 30 de marzo:
“Esta semana el joven dirigente de Corea del Norte,
Kim Jung-un, ordenó a sus subordinados prepararse para un ataque con misiles a
Estados Unidos. Se mostró en un centro de mando frente a un mapa colgado en la
pared con el atrevido e improbable titulo de “Planes para atacar el territorio
de Estados Unidos”. Unos días antes sus generales se jactaron de haber
desarrollado una ojiva nuclear “estilo coreano” que podía encajar en un misil
de largo alcance”.
Estados Unidos sabe bien
que las declaraciones de Corea del Norte no están respaldadas por un poder
militar suficiente para implementar sus amenazas retóricas, pero la tensión
parece estar aumentando de todos modos ¿Qué está ocurriendo? Tengo que
retroceder un poco en el tiempo para explicar la situación.
Desde el final de la Guerra de Corea hace 60
años el gobierno de la
República Popular Democrática de Corea del Norte (RPDCN o
Corea del Norte) ha hecho repetidas veces prácticamente las mismas cuatro
propuestas a Estados Unidos. Estas son:
1. Un tratado de paz para
poner fin a la Guerra
de Corea.
2. La reunificación de
Corea, “temporalmente” dividida en Norte y Sur desde 1945.
3. El final de la
ocupación estadounidense de Corea del Sur y la suspensión de los simulacros de
combate anuales de un mes de duración entre Estados Unidos y Corea del Norte.
4. Negociaciones
bilaterales entre Washington y Pyongyang para acabar con las tensiones en la Península de Corea.
A lo largo de los años
Estados Unidos y su protectorado surcoreano han rechazado cada una de las
propuestas. A consecuencia de ello la península ha sido extremadamente
inestable desde la década de 1950. Ahora se ha llegado al punto en que
Washington ha utilizado sus simulacros de guerra anuales, que empezaron a
principios de marzo, para organizar un simulacro de ataque nuclear a Corea del
Norte haciendo volar dos bombarderos B-2 Stealth con capacidad nuclear sobre la
región el día 28 de marzo. Tres días después la Casa Blanca envió a
Corea del Sur aviones de combate no detectables F-22 Raptor, con lo que la
tensión aumentó aún más.
Veamos qué hay detrás de
estas cuatro propuestas:
1. Estados Unidos se
niega a firmar un tratado de paz para poner fin a la Guerra de Corea. Solo ha
accedido a un armisticio, que es un cese temporal del combate por
consentimiento mutuo. Se suponía que el armisticio firmado el 27 de julio de
1953 se iba a transformar en un tratado de paz cuando “se lograra un acuerdo
pacífico final”. La falta de un tratado significa que la guerra puede volver a
empezar en cualquier momento. Corea del Norte no quiere una guerra con Estados
Unidos, el Estado con más poder militar de la historia. Quiere un tratado de
paz.
2. Las dos Coreas existen
a consecuencia de un acuerdo entre la Unión Soviética
(que hace frontera con Corea y durante la Segunda Guerra
Mundial ayudó a liberar de Japón a la parte norte del país) y Estados Unidos,
que ocupó la mitad sur. Aunque el socialismo prevalecía en el norte y el
capitalismo en el sur, la división no iba a ser permanente. Las dos grandes
potencias se iban a retirar al cabo de un par de años y permitir que el país se
reunificara. Rusia lo hizo; Estados Unidos, no. Llegó entonces la devastadora
guerra de tres años en 1950. Desde esa fecha Corea del Norte ha hecho varias
propuestas diferentes para acabar con la separación que dura desde 1945. Creo
que la más reciente es “un país, dos sistemas”. Eso significa que aunque se
unan ambas partes, el sur sigue siendo capitalista y el norte socialista. Será
difícil, pero no imposible. Washington no lo quiere. Trata de conseguir toda la
península para llevar su paraguas militar directamente a la frontera con China
y también con Rusia.
3. Desde el final de la
guerra Washington ha mantenido entre 25.000 y más de 40.000 soldados en Corea
del Sur. Junto con las flotas, bases de bombarderos nucleares e instalaciones
de tropas estadounidenses muy cerca de la península, estos soldados siguen
siendo un recordatorio de dos cosas. Una es que “podemos aplastar al norte” y
la otra es “Corea del Sur nos pertenece”. Pyongyang lo ve de esta manera (y
mucho más desde que el presidente Obama decidió “pivotar” hacia Asia). Aunque
este giro contienen aspectos económicos y comerciales, su principal propósito
es aumentar el ya considerable poder militar en la región para intensificar su
amenaza a China y a Corea del Norte.
4. La Guerra de Corea fue
básicamente un conflicto entre la República Popular Democrática de Corea del Norte
y Estados Unidos. Es decir, aunque varios países de las Naciones Unidas
lucharon en la guerra, Estados Unidos se hizo cargo de la guerra, dominó la
lucha contra Corea del Norte y fue responsable de la muerte de millones de
coreanos al norte de la línea divisoria del paralelo 38. Es completamente
lógico que Pyongyang trate de negociar directamente con Washington para
resolver las diferencias y lograr un acuerdo pacífico que lleve a un tratado.
Estados Unidos se ha negado sistemáticamente a ello.
Estos cuatro puntos no
son nuevos. Se plantearon en la década de 1950. En la década de 1970 visité en
tres ocasiones la
República Popular Democrática de Corea del Norte, un total de
ocho semanas, como periodista del periódico estadounidense The Guardian. Una y otra vez en
las discusiones con los altos cargos se me preguntaba por un tratado de paz, la
retirada de las tropas estadounidenses del Sur y negociaciones directas. Hoy la
situación es la misma. Estados Unidos no va a ceder un ápice.
¿Por qué no? Washington
quiere librarse del régimen comunista antes de permitir que la paz prevalezca
en la península. ¡Nada de “un Estado dos sistemas”, pardiez! Quiere un Estado
que prometa lealtad, ¿adivinan a quién?
Mientras tanto, la
existencia de una “belicosa” Corea del Norte justifica que Washington rodee al
norte con un auténtico anillo de potencia de fuego en el noroeste del Pacífico
lo suficientemente cerca para casi quemar China aunque no del todo. Una
“peligrosa” República Popular Democrática de Corea del Norte también es útil
para mantener a Japón dentro de la órbita estadounidense y también es otra
excusa para que el antes pacífico Japón se jacte de su ya formidable arsenal.
En relación a esto voy a
citar un artículo de Christine Hong y Hyun Le publicado el 15 de febrero en Foreign Policy in Focus:
“Calificar a Corea del
Norte como la principal amenaza para la seguridad de la región oculta la
naturaleza falsa de la política del presidente estadounidense Barack Obama en
la región, en concreto la identidad entre lo que sus asesores denominan
“paciencia estratégica” por una parte y por otra, la postura militar y la
alianza con los halcones regionales que ha desplegado. Examinar la agresiva
política de Obama respecto a Corea del Norte y sus consecuencias es fundamental
para entender por qué las demostraciones de poderío militar (de la política por
otros medios, en palabras de Carl von Clausewitz) son las únicas vías de
comunicación con Estados Unidos que parece tener Corea del Norte en esta
coyuntura”.
He aquí otra cita de
Brian Becker, dirigente de la coalición ANSWER:
“El Pentágono y el ejército de Corea del Sur hoy (y
a lo largo del año pasado) han estado organizando masivos simulacros de guerra
que simulan la invasión y bombardeo de Corea del Norte. Pocas personas en
Estados Unidos conocen cuál es la verdadera situación. El trabajo de la
maquinaria de propaganda de guerra está diseñado para asegurarse de que el
pueblo estadounidense no se una para exigir que acaben las peligrosas y
amenazantes acciones del Pentágono en la Península de Corea.
La campaña de propaganda está en pleno desarrollo
ahora mientras el Pentágono asciende por la escalera de la intensificación en
la parte más militarizadas del planeta. Corea del Norte es considerado el
provocador y el agresor cada vez que afirma que tiene derecho a defender su
país y capacidad para hacerlo. Incluso cuando el Pentágono simula la
destrucción nuclear de un país al que ya trató de bombardear hasta reducirlo a la Edad de Piedra, los medios de
comunicación propiedad de las corporaciones caracterizan este acto
extremadamente provocativo como un signo de determinación y una medida de
defensa propia”.
Y otra cita de Stratfor, el servicio de
inteligencia privado que suele estar enterado:
“Gran parte del comportamiento de Corea de Norte se
puede considerar retórico aunque, sin embargo, no está claro hasta dónde quiere
llegar Pyongyang si continúa sin poder forzar las negociaciones por
medio de la beligerancia ”.
Aquí se da por sentado el
objetivo de iniciar las negociaciones.
La “belicosidad” de
Pyongyang es casi completamente verbal (quizá varios decibelios demasiado alta
para nuestros oídos), pero Corea del Norte es un país pequeño en unas difíciles
circunstancias que bien recuerdan la extraordinaria brutalidad que Washington
infligió al territorio en la década de 1950. Murieron millones de coreanos. Los
bombardeos de saturación estadounidense fueron criminales. Corea del Norte estó
decidido a morir luchando si vuelve a ocurrir, pero espera que su preparación
[militar] impida la guerra y lleve a negociaciones y a un tratado.
Su gran y bien adiestrado
ejército es defensivo. El propósito de los cohetes que está construyendo y de
hablar de armas nucleares es fundamentalmente asustar al lobo que tiene a la
puerta de casa.
A corto plazo, la
reciente retórica encendida de Kim Jong-un es la respuesta directa al simulacro
de guerra de un mes de duración de este año de Estados Unidos y Corea del Sur,
que interpreta como un posible preludio de otra guerra. El propósito de Kim a
largo plazo es crear una crisis lo suficientemente inquietante como para que
Estados Unidos acceda finalmente a unas negociaciones bilaterales, y
posiblemente a un tratado de paz y a la salida de las tropas extranjeras. Más
adelante podría llegar alguna forma de reunificación en negociaciones entre el
norte y el sur.
Sospecho que la actual
confrontación se calmará una vez que terminen los simulacros de guerra. El
gobierno Obama no tienen intención de crear las condiciones que lleven a un
tratado de paz, especialmente ahora que la atención de la Casa Blanca parece
absorta en el Este de Asia donde percibe un posible peligro para su supremacía
geopolítica.
Jack A.
Smith es director de Activist Newsletter
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