Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Venezuela
Por: José Fortique
Los actores políticos, redoblan su marcha electoral en Venezuela, para
concluir el jueves 11 de abril la campaña, a la espera de la concurrencia a las
urnas; el domingo 14 A. Con 8 candidatos presidenciales, en el ruedo, el debate
se centra en dos: Nicolás Maduro y Henrique Capriles. Una reedición cercana del
07 de Octubre de 2012, cuando Hugo Chávez se impuso por una amplia mayoría en
21 de los 23 estados y el Distrito Capital, con una brecha superior al millón y
medio de votos sobre Capriles.
La sensible pérdida de Chávez, abrió espacio para una matriz de
especulación sobre la situación interna del chavismo. Desde algunos talleres –
mediáticos, especializados en la táctica del rumor, intentaron ventilar
supuestos choques entre Maduro y Diosdado Cabello, echados por tierra en el
desarrollo del funeral de Estado y, especialmente en la campaña electoral,
donde la izquierda se ha presentado con una unidad monolítica. La maquinaria
política del chavismo ha logrado activarse a lo largo del país, en antagonismo,
la oposición se encuentra desmovilizada y agotada, por dos sucesivas derrotas,
encontrando a un Capriles maltrecho con sus conexiones aliadas y, una imagen
sin contrapeso al testamento político de Chávez.
Los dos modelos que se enfrentan en Venezuela, son por un lado, la
propuesta de Chávez (en desarrollo hace más de una década) de construir un
orden multipolar en lo internacional; la soberanía absoluta en los recursos
naturales y, el reparto equitativo de la riqueza a través de la refundación del
Estado; un enfoque sobre lo humano al que se ha llamado “socialismo del siglo
XXI”. La otra cara de esta contienda representa los sectores empresariales
transnacionales, que ven la posibilidad de retornar al control de los fecundos
yacimientos petroleros; el empresariado importador nacional, que durante
décadas se reprodujo en el usufructo de los recursos de la renta petrolera y;
los partidos políticos tradicionales, derrotados luego de 40 años de control
hegemónico en el país.
Nicolás Maduro parte como claro favorito, para las elecciones en todos
los escenarios democráticos posibles, ¿Cuál será la brecha entre ambos
candidatos?; es la pregunta clave. En cualquier país Occidental, una
diferencia porcentual de un dígito no supone crisis política a lo interno, en vista
del modelo de liderazgo basado en tecnócratas o burócratas de la política,
donde priva el sostenimiento del establishment de la clase dirigente, la
racionalidad consensual no permite la noción de ruptura del orden creado. En
Venezuela esto no aplica, puesto la paz política sólo se ha garantizado con la
contundencia electoral en los triunfos del chavismo.
Para Chávez el problema nunca fue ganar, sino los márgenes que
garantizaran la mayoría categórica evitando la ingobernabilidad por la vía del
golpismo opositor, que ya en 2002 plantearon escenarios no electorales como
salida a su crisis de conexión popular. Esa “agenda oculta”, es una permanente
carta bajo la manga de los sectores más radicales de la oposición que recurren
al desconocimiento de las instituciones legitimas venezolanas, para avivar el
sentimiento del fraude en sus seguidores. Una estrategia ensayada en varios
países, bajo la tesis de la espontaneidad de movimientos “ciudadanos” que
culmina en la violencia para derrocar los gobiernos legalmente acreditados.
Las claves extraídas, en el discurso del candidato de la oposición,
encienden las alarmas, al sumarlas con algunos movimientos irregulares,
asociados a grupos paramilitares que se estarían moviendo en el orden regional.
El escenario electoral de 2012, movilizó el 80% del universo electoral, una
cifra importante que permitió garantizar la continuidad del chavismo sin
inconvenientes de gobernabilidad, el problema para un sector de la oposición,
es que una nueva derrota supone técnicamente su desaparición del mapa político,
dando inicio a un ciclo de nueva hegemonía que se completaría con las
elecciones municipales. En estas elecciones las cartas han sido echadas y, aún
en el escenario más favorable para la oposición se prevé una abstención de su
militancia que no cree en la posibilidad real del triunfo electoral, lo que
implica no aumentar su caudal electoral.
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