Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Lorenzo Soliz Tito
Hace un par de semanas el presidente
Evo Morales anunció que el III Censo Nacional Agropecuario se realizará en
septiembre próximo. Así, después de casi cinco años desde la emisión del
decreto que hace viable la realización de este proceso, finalmente se batió la
bandera a cuadros. Enhorabuena, pese a los retrasos.
La importancia del censo -que se
realizará después de 29 años del anterior- radica en que permitirá contar con
información actualizada y confiable sobre la producción agropecuaria del país.
En las últimas décadas la ausencia de
información ha dificultado a autoridades de diferentes niveles del Estado, a
organizaciones sociales, productores, instituciones públicas y privadas y de la
cooperación internacional la formulación e implementación de políticas, planes,
programas y estrategias de desarrollo agropecuario en el área rural.
Desde algunas perspectivas, suele ser
común referirse a la población rural, sobre todo a la indígena originaria
campesina, como “población pobre” y sólo secundariamente se suele tomar en
cuenta su condición de productora.
Indudablemente ha habido cambios en el
mundo rural en las últimas décadas, y en el último lustro hubo sectores
emergentes y sectores que se han estancado; sectores más vinculados al comercio
internacional y otros más a los mercados nacionales.
Las interrogantes actuales sobre
quiénes producen los alimentos que se consumen en el país, qué capacidad
tenemos de asegurar la provisión estable de éstos, cuál es el aporte de los
diferentes sectores a la seguridad alimentaria y a la economía del país podrán
encontrar respuestas mejor argumentadas a partir de la información obtenida en
el censo.
Como se sabe, el desarrollo de
capacidades productivas, a diferentes niveles, no es sólo un asunto de
voluntades, sino, precisamente, resultado de la implementación de determinadas
políticas estatales o de Gobierno.
Por eso, la información recabada en el
censo agropecuario, sumada a la del censo de población de 2012 servirá o
debería servir para la formulación e implementación de políticas más adecuadas
al desarrollo no sólo de la agropecuaria sino del mundo rural y, por supuesto,
del país.
También se podrá establecer cómo han
cambiado las dinámicas productivas de los territorios, sean éstos locales,
regionales o departamentales; los cambios en el uso de los suelos y en las
vocaciones productivas y niveles de productividad en determinados territorios;
la ampliación de la frontera agrícola o la superficie cultivada bajo riego.
Será muy útil saber cuánto aportan a
la economía, a la alimentación de la población y al empleo las actividades
productivas de las mujeres y los hombres del mundo rural boliviano: de los
productores de maíz de Tupiza, Torotoro, Monteagudo y Charagua; de quienes se
dedican a la crianza de camélidos o al cultivo de la quinua en los diferentes
municipios del altiplano'
O -para seguir con los ejemplos- de
los productores de arroz de Moxos, Guarayos, Alto Beni y Chapare; de los
productores de durazno en los valles de Cochabamba y Valle Grande; de los
viticultores de Tarija, Camargo y Cotagaita; de las productoras de queso de
Viacha, Collana, Caracollo y Challapata.
Igualmente importante será disponer de
información acerca de la recolección de productos del bosque (castaña, cacao,
asaí, majo, copoazú, entre muchos otros) en Baures, Puerto Rico, Riberalta,
Guayaramerín.
No olvidemos la pesca con fines
comerciales y de autoconsumo en los ríos de la Amazonia, el Chaco y en
los lagos Titicaca y Poopó. No dejemos de lado la recopilación de datos sobre
los cultivos ampliamente diversificados en la mayoría de las unidades
productivas para conocer su cuantificación, su forma de organización, etc.
Como anunció el Presidente, a mediados
de mayo próximo se realizarán las pruebas piloto del censo en San Borja, Pampa
Grande y Soracachi. Ojalá esta prueba ayude a hacer los ajustes necesarios a
fin de que las boletas comunales y de unidades productivas recaben información
de la diversidad de la producción y economía campesina indígena; del rol y
aporte de las mujeres y jóvenes y del tipo de propiedad de la tierra en que se
produce.
Éstos y otros mecanismos son
necesarios para conseguir datos e insumos que ayuden a desvelar los procesos
oscuros de extranjerización de la tierra y las diversas formas de presión sobre
la tierra y los bosques.
Con información actualizada y
confiable, el país estará en mejores condiciones de implementar políticas y
estrategias de producción agropecuaria, de impulso a la seguridad alimentaria
con mayor propiedad y consistencia para la Bolivia del siglo XXI. He ahí la importancia del
III Censo Nacional Agropecuario.
Esperamos que con la activa
participación de todos los sectores involucrados, la información recopilada
refleje la real dimensión de la producción agropecuaria y agroforestal del país.
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios