Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Carla A. Espósito
Guevara
Solo días antes de que
la Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas
Químicas (OPAC) llegara a Siria a
verificar si en efecto, el gobierno sirio había disparado armas químicas contra
su pueblo, EEUU, Francia y
el Reino Unido, lanzaron un masivo ataque armado dirigido contra Homs y
Damasco, supuestamente relacionadas con la producción de armas químicas.
Esto nos trae casi meridianamente
a la mente la tristemente célebre justificación usada el 2003 por el Embajador de los Estado Unidos ante las Naciones Unidas,
Colyn Powell, quien incluso usando fotografías, aseguró la presencia de armas
de destrucción masiva en Irak, hecho que sirvió de argumento para el posterior
bombardeo a ese país sin la
autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pero si bajo el amparo
de la OTAN. Trece años
después, el informe Chilcot en Inglaterra, demostraría que tales armas nunca
existieron, aunque eso le costó a Irak más de un millón personas muertas, según
datos oficiales que pueden ser conservadores y un país en caos, devastado,
dividido, completamente destruido, con grandes áreas bajo el control del
Ejército Islámico que todavía se encuentra luchando por controlar la violencia
desatada por una guerra que ha esparcido el terrorismo por todo el Oriente
Medio y más allá.
El argumento de las armas químicas
en Siria esgrimido ahora por Nikki Haley, tiene el mismo tufillo de “operación
de bandera falsa”, clásica estrategia de los EEUU para justificar su ingreso en
guerras o los famosos actos unilaterales con los que se arroga permiso para
bombardear países soberanos, pasándose por alto todos los principios del
multilateralismo.
Resulta triste
ver cómo desde nuestros países, hay quienes han respaldado esa invasión
argumentando que es justa porque se trata de una dictadura. En efecto, el
gobierno de Asad, es una dictadura, como lo son todos los gobiernos de oriente
medio, como lo es Arabia Saudita y Qatar, grandes aliados de los Estados Unidos
y de Francia, sin embargo ninguno de esos países sugiere si quiera una
intervención militar en ellos, como tampoco la sugieren en Israel, incluso
frente a los atroces actos de terrorismo que ese estado comete diariamente
contra el pueblo Palestino, cuya población parece no ser digna de ser defendida
por el Consejo de Seguridad.
La pregunta entonces
sería saber cuál es la causa de tal discrecionalidad. ¿Por qué unas dictaduras
son respaldadas por Estados Unidos y Europa y otras no?, ¿Por qué se hacen la
vista gorda con ciertos atentados a los derechos humanos y por qué con otros
no? ¿por qué a algunas se las bombarda ya otras no? ¿Por qué con unas se hacen
negocios millonarios en armamento y con otras no? Sin duda esto se debe a que, en
realidad, los derechos humanos y la democracia es lo que menos importa.
Lo que en
realidad ocurre en Siria es una invasión militar motivada por temas
geopolíticos. Europa necesita despejar el territorio sirio para dejar pasar el
gas de Qatar hacia Europa con el fin de independizarse del gas proveniente de
Rusia, del que depende en casi un tercio. Se trata entonces de una guerra por
los gasoductos hacia Europa. Siria es entonces el territorio de disputa de
interés de las potencias mayores y no creo equivocarme cuando pienso que este
conflicto puede convertirse en una crisis aún peor que la crisis de los misiles
del año 1962.
Es difícil
calcular el número de muertos, refugiados y desaparecidos que las invasiones en
Siria han causado. El 2017, conservadoramente, se calculaba medio millón de
personas muertas, 5 millones de refugiados, Actualmente Irak y Libia son
territorios de nadie, destruidos, sin gobierno, destrozados por el terrorismo.
Cuantos más tienen que morir para garantizar la la acumulación capitalista de
los dueños del mundo? ¿Cuántos cuerpos más de niños destrozados tenemos que
ver? ¿Cuántos refugiados más naufragando en el mar? ¿Cuántas Sirias más nos tocará
ver en los años siguientes? Por todo eso Siria nos importa.
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