Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Gabriel
Loza Tellería
Si bien la expresidenta de Chile Michelle
Bachelet no ganó como se esperaba en la primera vuelta, dado el 46,7% que
obtuvo, mientras la candidata oficialista celebraba su paso a la segunda
vuelta, pese a obtener sólo el 25%; lo que desató un tsunami en el oficialismo
y en la derecha, generando un nuevo escenario político. El relativo equilibrio
entre la concertación y la derecha desde el retorno a la democracia se había
roto. La Nueva Mayoría de Bachelet sacó 67 de los 120 diputados, frente a 48
del oficialismo (Alianza) y 21 curules de los 38 del Senado.
Así, se estima que el 70% del programa de
gobierno de Bachelet podría aprobarse en el Congreso sin apoyo de los votos de
la Alianza y podría lograr captar algunos votos de independientes y de la
centro-derecha para modificar algunas leyes orgánicas constitucionales, como la
gratuidad de la educación y el régimen de concesiones mineras. Sin embargo, aún
queda el poder de veto para convocar a una asamblea constituyente, para el
proyecto del Estado laico o el reconocimiento a los pueblos indígenas (80 para
diputados y 25 para senadores).
En el campo económico propone reformas
necesarias para un país más justo e igualitario. Así plantea su programa
económico: “Nuestro principal objetivo es enfrentar la desigualdad para que los
beneficios del desarrollo sean percibidos por todos. No es sostenible la
situación actual, donde las oportunidades se concentran en quienes tienen
mayores recursos económicos y capital social”. No plantea un nuevo modelo
económico, sino reformas de políticas públicas, como por ejemplo la reforma
tributaria, cuyo objetivo es aumentar los ingresos permanentes del fisco en 3%
del PIB.
En el área tributaria ha puesto énfasis,
en primer lugar, en terminar con el Fondo de Utilidad Tributaria con una
reforma que busca que dueños de empresas tributen por la totalidad de sus
utilidades. Plantea bajar la tasa máxima de impuestos personales a 35% y subir
la tasa de impuesto a empresas a 25%.
El programa económico es muy cauto sobre
el papel del Estado, puesto que plantea una “Buena Economía”, el reforzamiento
de la Ley de Responsabilidad Fiscal y, dentro de ella, la capitalización de
Codelco, para que la empresa minera lleve adelante sus proyectos estructurales,
a fin de que su producción no disminuya y retome su competitividad
internacional. Postula la “modernización” del Estado y, en esa área, el
perfeccionamiento de los gobiernos corporativos de las empresas públicas.
Propone revalorizar el rol de la Empresa Nacional de Minería (Enami) e impulsar
un ambicioso plan de inversión pública y concesiones, a la vez que un conjunto
de medidas de apoyos sectoriales. En el ámbito de las pensiones quiere
conformar una AFP pública.
No obstante lo anterior, el programa
económico moderado ya provocó reacciones que llegaron a decir que “Un fantasma
recorre Chile... no es ni el socialismo ni el comunismo, sino el espectro del
populismo”. Es decir, todo intento de lograr, además del crecimiento económico,
una justa distribución de la riqueza y del ingreso es tildado de populismo y
asociado a la experiencia venezolana y pronostican su fracaso económico. Ni
siquiera tratan de entender la experiencia boliviana, que ha logrado el
crecimiento económico, la estabilidad económica y una mejor distribución del
ingreso y la riqueza.
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