Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Fernando Rodríguez Ureña
Las revoluciones no tienen receta: una a una se hacen con ingredientes y condiciones propias de su realidad específica. Cada una tiene su propia estratigrafía y analizándolas en corte transversal nos mostrarán formaciones económicas sociales únicas, con diferentes composiciones estructurales.
La revolución de los soviets no se parecía a la revolución campesina china, ni ninguna de estas a la vietnamita así como tampoco a las revoluciones cubana o venezolana.
Por eso no sirve copiar modelos y justamente por eso hay que analizar la realidad concreta de nuestros pueblos, su pasado, su presente y a partir de ellos diseñar su futuro.
Sin lugar a dudas la caída del Muro de Berlín y la crisis del socialismo real impactaron profundamente en contra de una lectura clasista de la realidad.
Los análisis políticos encontraron nuevos derroteros y sentidos. Se dio fuerte impulso a aquellos que resultaban siendo micro sociales, de tendencia corta y generalmente localista, donde lo municipal tendía a ser la mayor expresión espacial de análisis.
Bajo esta dinámica, el análisis se focalizó en el género, lo indígena/originario, lo campesino, los grupos etáreos, lo afro, las opciones sexuales, desagregando los conjuntos sociales y enfocándolos en los subconjuntos que los componen.
Sin duda alguna, en la perspectiva de la profundización de las sociedades liberales hijas de la modernidad, estos análisis resultan de mucha utilidad pues permiten visibilizar a estos grupos, dotarlos de identidad y construir sus ciudadanías efectivas. Así la inclusión social trastoca los órdenes sociales y diseña sociedades más igualitarias. Estas son tareas liberales democráticas, pero son sin duda condición sine qua non de una democracia radical.
Pero al mismo tiempo estas posiciones fragmentarias, están marcadas de posicionamientos ideológicos cuyo objetivo es el statu quo social en sentido de ofrecer transformaciones de orden social, simbólico, normativo, pero no de carácter estructural, económico-político-social-cultural de carácter total: producen revoluciones sociales, pero no revoluciones políticas.
Para que el cambio total ocurra, será preciso que una clase proponga su proyecto político y convertida en clase para sí, desarrolle su programa como propuesta política para el resto de la sociedad.
Esta noción implica una lectura diferente, de orden clasista y que tome en cuenta las grandes narrativas y no focalice la problemática social en torno a actores aislados.
Los procesos revolucionarios implican articulaciones de clases, alianzas a veces coyunturales a veces estratégicas, avances y retrocesos que dependerán de la potencia de la organización social y la organización política que la dirija.
Este último aspecto es fundamental desde una perspectiva de clase, que convertida en clase para sí se proyecte en nación, para nuestro caso en plurinación, y desde ese posicionamiento proponga un programa que resuelva las contradicciones aún existentes en una sociedad de clases.
Esta tarea de organización y proyección de la revolución es tarea del partido, movimiento o como se llame, que convertido en dirección política clasista, dirija el proceso revolucionario.
Al proceso de cambio le vendrá muy bien, ahora que se iniciará una nueva etapa con las elecciones del 2014, atreverse a reflexionar desde una perspectiva de clase y desde esa óptica construir el socialismo comunitario.
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