Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Luis Hernández Navarro
Hace 75 años, en 1958, el historiador mexicano Edmundo O’Gorman publicó un libro titulado La invención de América, con el que sacudió la historiografía dedicada a documentar y explicar el descubrimiento y la conquista americana. Inventar, significa, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua, hallar o descubrir algo nuevo o no conocido. En su texto, O ´Gorman explica, de manera novedosa para su tiempo, la forma en la que el relato sobre la historia y el devenir del “nuevo continente” fue construido. Hoy, retomando esa imagen, podemos decir que América Latina se está reinventando.
El concepto América Latina tiene tras de sí una larga historia. Muchos años antes de que O’Gorman publicara su obra, en 1857, el escritor colombiano José María Torres escribió en su poema Las dos Américas las claves del nuevo imaginario regional: “Más aislados se encuentran, desunidos/Esos pueblos nacidos para aliarse:/La unión es su deber, su ley amarse:/Igual origen tienen y misión;/La raza de la América latina,/Al frente tiene la sajona raza,/Enemiga mortal que ya amenaza”. Poco antes, en 1856, el filósofo chileno Francisco Bilbao, había usado durante una conferencia, el mismo término.
La región está en un proceso de reinvención porque su visión de sí misma, su destino como territorio y su relación con las grandes potencias, especialmente con Estados Unidos, se está transformando radicalmente. Si, hasta ahora, su inserción con el resto del mundo ha estado condicionada por la presencia de las potencias imperiales (España, Portugal, Inglaterra, Francia y Estados Unidos), con el nuevo siglo ha comenzado a construirse como un conglomerado de naciones con procesos de integración crecientemente soberanos.
Se trata de un proceso complejo, ambiguo, en ocasiones contradictorio, que no avanza en línea recta, en el que no todo está definido y cuyo destino final no está aún escrito. Un proceso en el que sus riquezas naturales, como la abundancia de agua dulce (alrededor de la mitad del planeta), sus reservas de petróleo y gas, sus recursos minerales y la riqueza de su biodiversidad, desempeñan un papel central.
Como señas distintivas de esta reinvención se encuentran, entre otras, la refundación de varios Estados nacionales a partir de Asambleas Constituyentes; la ruptura con el Consenso de Washington; la recuperación de su soberanía petrolera, de sus recursos naturales y bienes estratégicos; la puesta en práctica de políticas de inclusión social, redistribución de la renta y reconocimiento de la diversidad cultural; la existencia de poderosos movimientos sociales emancipatorios, y la firma de acuerdos de integración regional guiados por la idea de la cooperación, la complementación económica y la ayuda mutua.
Esta reinvención de América Latina implica, obligadamente, una nueva redefinición de su lugar en el orbe, en el que abandone su lugar como “patio trasero” de Estados Unidos. Un nuevo rol internacional en el que tiene como herramientas medulares, la construcción de foros y entidades regionales sin presencia de Washington –Mercosur, Unasur, Alba y Celac– y la diversificación de las relaciones económicas, comerciales y tecnológicas con naciones que, en otras zonas del planeta, hacen contrapeso geopolítico a Washington, como China, Rusia e Irán.
La reinvención
América Latina está en un proceso de reinvención como hemisferio. Su futuro no está aún definido, su destino final no está escrito. El hemisferio está redefiniendo su inserción en el mundo.
En la última década, la región ha obtenido ingresos extraordinarios por la venta de materias primas, y capitales para la inversión de valores, exacerbados por liquidez abundante provista por los bancos centrales del mundo y tasas de interés históricamente bajas. Pero hoy, ese ciclo, apunta a su fin. Por ello, su reinvención implica necesariamente, una redefinición de su inserción en un mundo multipolar, en el que modifique su actual rol de proveedor de materias primas, que lo coloca en una situación frágil y vulnerable, para buscar un tipo de industria con tecnología de punta y el desarrollo de las manufacturas, al tiempo que desarrolla su mercado interno con equidad y justicia. Si no lo logra, sus sueños de integración e independencia, anunciados por José María en su poema Las dos Américas, serán muy difíciles de realizar.
El autor es articulista de La Jornada de México. Publicado por ALAI Latina
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios