Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Gustavo Codas
El golpe democratizador de
1989 fue dado desde dentro del stronismo para cambiar el régimen político,
pasando de dictadura a democracia, pero garantizando lo fundamental de aquél,
su carácter oligárquico, que hace que tengamos un país con riquezas y derechos
para pocos y una amplia masa de excluidos sociales, económicos y políticos.
Para ello se desarrollaron una serie de instituciones públicas (ej., las que
rigen los procesos electorales controlados por los partidos tradicionales
conservadores) y privadas (como los medios masivos de formación de opinión pública)
perfectamente sintonizados con aquel programa
político de “cambiar todo para que no cambie lo fundamental”.
Esto funcionó, con altos y
bajos, hasta el 2008. Ese año hubo una “falla” del sistema y fuerzas
conservadoras - como los liberales - vieron que la única posibilidad de
derrotar a sus tradicionales adversarios colorados era apoyándose en la figura
de Fernando Lugo. Éste, sin embargo, por su trayectoria y formación, tenía - y
mantiene - un compromiso con aquellos excluidos del régimen oligárquico. O sea,
era un candidato anti-sistema.
Por eso las fuerzas
conservadoras, inmediatamente después de la victoria, anunciaron los límites
del mandato de Lugo. Él podría terminar tranquilamente su período presidencial
siempre que no innovase rompiendo la lógica del régimen oligárquico. A mediados del año 2009 el Partido Patria
Querida (PPQ) formuló la tesis por escrito y presionó - infructuosamente - para
que el presidente Lugo adhiera (ver “Compromiso democrático”, 14 de agosto del
2009). Muy temprano la prensa que apoyó a su candidatura también apuntó en
igual sentido. Con el mismo objetivo “disciplinador” la figura constitucional
del “Juicio Político” fue agitada todo el tiempo (¡23 veces!), pero de manera
inconstitucional como si el sistema presidencialista contemplara el “voto de
desconfianza” de tipo parlamentarista.
El tipo de régimen instalado
después del 3 de febrero de 1989 admite alternancias
pero dentro del mismo proyecto cambiando
colores, por ejemplo, colorados por azules,
pero no alternancias entre proyectos como
sería salir de un modelo de exclusión social para pasar a otro de inclusión
social. El evento del 22 de Junio de 2012 fue nada más para “corregir” la “falla” y volver a la normalidad oligárquica.
Sin embargo, el régimen
instalado en 1989 no dejó de presentar fisuras por donde la soberanía popular
podía ser ejercida contra la lógica oligárquica. Lo demostró tempranamente la
elección municipal en Asunción en 1991. Por problemas que no cabe analizar aquí,
sin embargo, aquel brote tempranero no prosperó. Finalmente, esas fisuras se
manifestaron con fuerza en el 2008. Es que queriéndolo o no, los progenitores
de esta democracia truncada tuvieron que abrir las puertas de la política, de
la acción colectiva y el debate abierto de ideas, que ha chocado en diversos
momentos con los límites del régimen oligárquico en estas dos décadas de
transición democrática. La elección de Lugo fue solamente el punto alto de ese proceso histórico-popular.
La unanimidad conservadora
ANR, PLRA, PPQ y UNACE para el golpe parlamentario fue el intento de cerrar de
nuevo las fisuras del régimen. Pero la elección del 2008 abrió una puerta en la
política que continúa abierta o, quien sabe, y esté sólo entreabierta. La
cuestión clave es si el sujeto político que expresa ese proyecto anti-oligárquico
se va a presentar para la lucha político-electoral aprendiendo del 2008 y yendo
más allá. El régimen como vimos, no lo
impide, y la democracia paraguaya lo necesita para completarse.
Si la inclusión social será
condición cada vez más importante para que se consolide una democracia en
nuestro país, no tengamos duda de lo que estará en juego en el 2013.
Gustavo Codas es periodista, economista y máster
en relaciones internacionales
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