Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
De cómo la ciudadanía venció a los agoreros del no y a las propias improvisaciones del censo.
Por Verónica Rocha
Hace unos meses, apenas se dio a
conocer la fecha de realización del censo 2012, rápido los y las
“representantes del no” iniciaron una campaña de deslegitimación de baja
intensidad contra este mecanismo de medición nacional que se realiza cada diez
años.
Primero, a través del debate acerca de
la autoidentificación indígena y la no figuración de la opción “mestizo” en la
boleta; ahí se perdió la oportunidad de trabajar de manera conjunta y propositiva
en torno a los indicadores y las preguntas que entrarían en la boleta censal.
Aunque, huelga decirlo, tampoco se
notó un esfuerzo obstinado del INE por debatir estos términos. Finalmente, los
cuestionarios que respondimos los y las bolivianas el pasado 21 recogieron
información suficiente pero quedará la sensación de que podrían haber recogido
mayor información o por lo menos información con mayor riqueza.
Posteriormente llegó la polémica por
la actualización cartográfica y la intención de invalidar el proceso censal a
partir de la supuesta improvisación técnica con la que el Gobierno habría
actuado en dicha fase. Nuevamente se perdió una valiosa oportunidad de mejorar
este proceso tendiendo puentes con los municipios en los que ciertamente se halló
resistencia.
Y, también toca decirlo, el Gobierno
empezó este proceso con retardo, generando este pequeño espacio de
incertidumbre en el que los/as “representantes del no” se han acostumbrado a
librar sus pequeñas pero nocivas batallas.
Inmediatamente llegó la polémica por
el uso del lápiz y la ausencia de empadronadores/as en algunas ciudades.
Apelando a nuestra frágil memoria de largo plazo, algunas voces desde la
oposición (representantes políticos y opinólogos/as) pretendieron hacer creer a
la opinión pública que esto implicaba un riesgo y eran hechos inéditos.
Lastimosamente, al igual que el INE,
la mayoría de los medios de comunicación iniciaron con retardo un proceso
educativo y comunicacional para reactivar la memoria colectiva del país en torno
a nuestra cultura censal e informarnos sobre las características de este
último, que enfrentamos el pasado miércoles.
A continuación se inició una ola de
conflictos limítrofes de leve intensidad que generaron un ambiente de
incertidumbre a horas de iniciarse el censo nacional 2012.
Esta vez intereses corporativos y
regionales apelaron a su egoísmo colectivo y en un afán oportunista vieron el
evento censal como un escenario propicio para amplificar sus demandas. Una vez
apaciguado este escenario y dos días previos al censo, un otrora periodista,
hoy radical opinólogo contra el Gobierno, señaló en su cuenta de Twitter que
“la idea era que las protestas y bloqueos se disparen para que el Gobierno
suspenda el censo. Algo falló”.
Así, bajo ese escenario asistimos los
y las bolivianas al censo nacional 2012. Y aun así debo decirles, compatriotas,
que creemos más allá de la política, que vencimos como país.
Vencimos a los errores de gestión del
Gobierno que pudo iniciar antes y con mayor detalle la preparación del evento,
a la casi generalizada improvisación de los medios por acompañarnos a recordar
que hicimos esto antes y apostar a que podíamos hacerlo de nuevo y, sobre todo,
vencimos a los/as representantes del no, militantes agoreros/as del fracaso, a
quienes sólo me queda recomendarles en clave de Benedetti, aprender a decir que
sí:
“Oírte
primero despacito decir que sí / decir sí quiero, comunicarlo luego al mundo/
con orgullo enajenado / y ver que un día, pobre diablo, ya para siempre
pordiosero / poquito a poco, abres la mano y nunca más puedes cerrarla”.
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