Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Estos hechos también se conocen como la
Revolución de Octubre, pues octubre corresponde a ese mes de
acuerdo al calendario juliano vigente en la Rusia zarista para ese
momento y después abolido por la Revolución. En el resto del mundo, bajo
el calendario gregoriano, las fechas corresponderían al mes de
noviembre.
El gobierno de kerenski, sucesor del
zarismo, no había atendido las demandas del pueblo. Por el contario,
persistió en continuar las guerras al servicio de las potencias
occidentales. El 4 de noviembre de 1917, bajo la consigna “Paz Pan y
Libertad “, miles de soldados, marineros y obreros exigieron la entrega
del poder a los soviets. Esa misma tarde, el Comité Militar
Revolucionario aprobó el plan de Lenin de una ofensiva combinada de las
tres fuerzas fundamentales de la insurrección: la guardia Roja, los
soldados de la Guarnición de Petrogrado y los marinos de la flota del
mar Baltico.
En un intento por sofocar la revolución,
el gobierno de kerenski ordenó a las tropas contrarrevolucionarias
ocupar la imprenta donde se editaban los periódicos de los partidarios
de Lenin, detener a los miembros del Comité Militar revolucionarios y
ocupar el palacio de Smolny, donde funcionaba el cuartel general de los
bolcheviques.
El 5 de noviembre, el Comité Militar
revolucionario decidió defender a toda costa las imprentas del Prvda y
el Soldat y proteger el palacio de Smolny. Lenin apremiaba a los
Bolcheviques a pasar la ofensiva contra Kerenski: “Es claro como la
luz del día que hoy todo lo que sea aplazar la insurrección significaría
verdaderamente la muerte. Poniendo en ello, con todas mis fuerzas,
quiero convencer a los camaradas de que hoy todo está pendiendo de un
hilo. ¡Es necesario, a todo trance, detener al gobierno esta tarde,
esta noche! ¡No se puede esperar! ¡Nos exponemos a perderlo todo! Es
menester que la cosa se decida a todo trance, esta tarde o esta noche”,
decía una carta al Comité Central del Partido Obrero Demócrata de Rusia
(POSDR).
A las cinco de la tarde del día 6 de
noviembre, la revolución pasó a la ofensiva. Los batallones de soldados
y obreros se adueñaron paso a paso de todas las posiciones estratégicas
de la Ciudad. En el palacio de invierno, kerenski y sus ministros
intentaron movilizar tropas del frente para hacer cumplir sus
decisiones; sin embargo, todo era inútil. Decenas de agitadores
bolcheviques hablaban a los soldados y estos renunciaban a apoyar al
gobierno. Lenin, quien había seguido desde la clandestinidad el curso de
la insurrección, con riesgo de su vida, se presentó en el Palacio de
Smonly, donde fue recibido entre las aclamaciones de los soldados y
obreros, y dió la orden de tomar el palacio de invierno. A las 9 y 45
de la noche, un cañonazo disparado por el crucero Aurora anuncio el
asalto final. Las tropas de Kerenski se rindieron después de dos horas
de combate y este huyó. Sus ministros se entregaron.
El comité militar revolucionario llevó
la noticia a toda Rusia: “El gobierno provisional ha sido depuesto. El
poder del Estado ha pasado a manos del Comité Revolucionario Militar,
que es un órgano del soviet de diputados, de obreros y soldados de
Petrogrado. Los objetivos por los que ha lucha el pueblo, la propuesta
inmediata de una paz democrática, la supresión de la propiedad agraria
de los terratenientes, el control obrero de la producción y la
constitución de un gobierno soviético, están asegurados”. Había
triunfado la primera revolución socialista.
Gracias a la revolución socialista, la
Unión de República Socialista Soviética (URSS) emergió como una gran
potencia. De la Rusia feudal, derrotada por Japón y Alemania, explotada
por los terratenientes y capitalistas, pasó a vencer el fascismo,
liberar Europa y conquista el espacio. La URSS se convirtió en sostén de
la paz, liberación e independencia de los pueblos.
La unión soviética fue una gran nación,
donde la humanidad alcanzó una de sus mayores conquistas espirituales
de su historia, fue una gran nación que priorizó al ser humano y apoyó
las causas más nobles que se jugaba en el mundo para ese momento. Por
muchos años fue faro e inspiración para los obreros y todos los
oprimidos del mundo que querían cambiar su realidad a través de la
revolución socialista. Pero transcurridos los años, y producto de la
desviación ideológica y en la conciencia de muchos de sus dirigentes,
terminó sucumbiendo ante sus propias contradicciones. Hoy recordamos a
esos millones de soviéticos que ofrendaron su vida en un gesto de amor a
la humanidad, a esos que como Lenin demostraron que sí es posible que
nos hagamos dueños de nuestra historia. Hoy rendimos homenaje a quienes
como una llamarada, siguen acompañando e inspirando a todos los pueblos
que hoy luchan contra el imperialismo por la libertad y el socialismo.
Fuente: Diario Vea, tal día como hoy, ediciones Cofae, Caracas 2010.
publicado en http://www.psuv.org.ve/portada/95-anos-revolucion-rusa/
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