Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Lourdes Montero
Las
elecciones judiciales están enfrentando varios desafíos desde que en abril se
inició el proceso de convocatoria de candidatos a máximas autoridades del
Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental Plurinacional, el Consejo
de la Magistratura y el Tribunal Constitucional Plurinacional.
En
primera instancia, la Asamblea Legislativa afrontó críticas a las
modificaciones del reglamento para el proceso de preselección de los candidatos
por ser insuficientes para garantizar una Justicia independiente. Si bien se
plantearon modificaciones de forma en las postulaciones de candidatos, no se
avanzó en ampliar el espectro de instituciones que participan —y legitiman— en
la preselección de candidaturas, para descontaminar del temido sesgo político
en la selección de magistrados.
Un
segundo problema que se tuvo que franquear es el poco interés de candidatos
para presentarse a la carrera por la elección. Cumplido el primer plazo
establecido por el reglamento, el Senado reportó que para elegir a los 96
magistrados que requiere el sistema de justicia tan solo se contaban con 137
postulantes. Tal vez ese era el momento de declarar desierta la convocatoria y
reconducir el proceso, aunque se posterguen las elecciones. Pero la
convocatoria se amplió y ahora estamos a la espera de un mayor número de
postulantes.
A esto
se sumó una reflexiva carta del expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé que,
entre otras cosas, sostenía “(…) tan o más importante que la modalidad de
designación es el desempeño eficiente, independiente y equilibrado para juzgar
(…) Su legitimidad se comprueba en el desempeño íntegro, susceptible de
evaluación permanente y periódica, promoción o censura en el marco de un
sistema de recursos humanos razonable y no de coyunturas políticas o personales
que definan su permanencia en la judicatura”. Esto nos habla de un ambiente
institucional poco favorable para que aquel que llegue al sistema de justicia
pueda ejercer de manera proba y asegurar su eficacia e independencia.
La
semana pasada dos escollos se agregaron a la elección: la Universidad Mayor de
San Andrés (UMSA) decidió alejarse del proceso de preselección de candidatos, y
el Tribunal Supremo Electoral (TSE) alertó de que los comicios están en riesgo
por el recorte de presupuesto. El rector de la universidad estatal paceña,
Waldo Albarracín, declaró: “Se determinó que la UMSA no va a participar de este
proceso de selección porque vemos que hay serios indicios de contaminación, lo
que no garantiza la transparencia del proceso”. Este es un serio golpe a la
legitimidad de una preselección ya previamente criticada. Y sobre llovido,
mojado: Katia Uriona, presidenta del TSE, alertó el jueves que la reducción del
presupuesto solicitado al Ministerio de Economía, en más Bs 49 millones, pone
en riesgo la realización de las elecciones judiciales programada para el 22 de
octubre.
Dos
dificultades (y tal vez las mayores) que enfrentarán los comicios judiciales
previstos para el 22 de octubre tienen que ver con superar la indiferencia con
que el electorado castigará unas elecciones que en poco resolverá los problemas
de la Justicia, y que se reflejarán en el ausentismo o el voto blanco o nulo. Y
después de esto, de seguro será muy difícil la construcción de confianza y
legitimidad en unos jueces que serán elegidos con muy escasos votos. Y es que,
observando desde fuera el proceso, no hay ningún motivo para que confiemos en
que los nuevos magistrados electos puedan llevar adelante la profunda reforma
de justicia que tanto anhelamos.
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