Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Barbara Ester Shirley Ampuero y Ava
Gomez
El caso de Bolivia es uno
de los más emblemáticos en cuanto a la racialización de las relaciones
sociales. El actual presidente, Evo Morales, ha padecido en carne propia los
desaires tanto locales como internacionales por su origen étnico. A pesar de
erigirse como un Estado Plurinacional, la élite tradicional boliviana alardea
una credencial fenotípica: la blanquitud. Poco importan los avances en materia
social o económica, Evo es aimara y eso sí que no tiene perdón.
La lucha contra el racismo
se hace presente una y otra vez. Sin ir más lejos, en la V Sesión de la Red
Iberoamericana Contra la Discriminación -integrada por 18 países y más de 40
organizaciones estatales y de la sociedad civil-, realizada en Santa Cruz de la
Sierra en mayo, Evo calificó al racismo como uno de los instrumentos de
dominación, sometimiento y humillación, frente al cual se debe dar respuesta en
pos de la consolidación de un planeta plurinacional.
Colonialidad
y racismo, la génesis.
Desde la perspectiva de
Aníbal Quijano, la globalización actual es ante todo el punto más álgido de un
proceso de larga data que inaugura un nuevo patrón de poder mundial por medio
de la conquista de América y el establecimiento del sistema capitalista
colonial/moderno. La lógica eurocéntrica se erigió bajo un eje principal: la
inferioridad social del otro –el resto de la población mundial – sobre la idea
de raza. Esta construcción mental y discursiva expresa la experiencia básica de
la dominación colonial, permeando desde entonces las dimensiones más
importantes del poder mundial.
A pesar de que la
clasificación social se origina en el período colonial, el fetiche de la raza
ha evidenciado ser más duradero y estable que el propio colonialismo, en cuya
matriz fue concebido. Implica, en consecuencia, un elemento de colonialidad en
el patrón de poder hoy mundialmente hegemónico.
Evo
Morales, líder aimara.
Evo Morales es el primer
presidente indígena de su país, además re-electo en dos oportunidades. Es
también el primer mandatario boliviano surgido del sector gremial, que accede
al cargo más alto en el país del altiplano; y el único que no tuvo problema en
plantarse ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para defender el
cultivo de la coca, una de las principales producciones bolivianas. Paradójicamente,
la propia prensa anglosajona –BBC, New York Times- reconoce la reducción del
cultivo calificado de ilícito por la ONU, una definición que se encuentra en
contradicción con los derechos de los pueblos originarios de continuar con su
cultivo ancestral.
La reforma constitucional
del 2009 reivindica en su introducción: “Dejamos en el pasado el Estado
colonial, republicano y neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir
colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario
(…)”. En el art. 1 se da paso a un nuevo Estado Plurinacional, por medio de la
creación del Viceministerio de Descolonización. Además, se ha sancionado la ley
045 Contra el racismo y toda forma de discriminación. El actual Viceministro,
Félix Cárdena, ha ido aún más lejos al considerar como un proceso simultáneo la
necesidad de descolonizar en conjunto con la despatriarcalización de la
sociedad.
La
oposición violenta
En cuanto a la oposición,
la técnica es similar a lo que acontece en otros países: el localismo es un
factor clave a la hora de entender las rivalidades. Quienes protestan contra
las medidas de la actual gestión marchan alegando una supuesta “defensa de la
democracia”, el mismo argumento de las derechas argentina y venezolana, por ejemplo.
A poco tiempo de asumir
Evo, la oposición comenzó a manifestar su accionar más violento. En 2008 una
turba de opositores atacaron en Sucre a unos cincuenta campesinos quechuas.
Entre las vejaciones físicas y verbales, sus perpetradores manifestaron: “De
rodillas indios de mierda, griten viva la capitalidad”, “Llamas, pidan
disculpas”, y demás consignas de índole racista propiciadas a los golpes por
grupos de jóvenes armados de palos, piedras, gases lacrimógenos y dinamita.
Asimismo, fueron forzados a quitarse las camisas, ponerse de rodillas y quemar
la bandera del Movimiento al Socialismo (MAS) y la wiphala -bandera símbolo de
las naciones originarias-. Desde entonces, cada 24 de mayo se celebra en el
país andino el Día Nacional contra el Racismo y toda forma de discriminación,
en conmemoración de las humillaciones perpetradas.
Ese mismo año -2008- el
racismo se agudizó de manera inusitada en Santa Cruz de la Sierra, cuando los
indígenas y otros sectores sociales se opusieron a las exigencias separatistas
de la oposición como forma de frenar la reforma agraria y la nacionalización de
los recursos hidrocarburíferos impulsada por el Gobierno de Morales. Cabe
destacar que dicho departamento se encuentra poblado de ex criminales de guerra
nazis que fueron acogidos en la posguerra. Desde entonces, estos grupos
detentan el control de la mayoría de los medios de producción, despojando a los
indígenas de sus tierras. Asimismo, institucionalizaron la explotación y la
servidumbre como forma de maximizar sus beneficios a expensas de la población.
En 2015, las identidades
originarias bolivianas han sufrido un golpe desde dentro al resultar Soledad
Chapetón electa alcaldesa del Alto, región clave de la resistencia indígena y
favorable a Morales. Chapetón ha conseguido su cargo apelando a la identidad
común aimara, a pesar de su afiliación al partido de derecha Unidad Nacional,
liderado nada menos que por Samuel Doria Medina, uno de los hombres más ricos
del país. Esta versión de la nueva derecha andina ha logrado enturbiar las
aguas apelando a un imaginario común por sobre los proyectos políticos.
El ciberespacio de las
redes sociales no ha estado ajeno a esta disputa, sino por el contrario ha sido
escenario de enfretamientos, en particular en momentos álgidos en materia de
toma de decisiones por parte del pueblo boliviano. El referendo por la reelección
fue precisamente el campo de batalla donde nuevamente se hizo gala del
repertorio discursivo racista en contra del presidente y su comunidad étnica de
pertenencia: tratando de animalizar su origen y refiriendo acusaciones tan
graves como las de ladrón, drogadicto e ignorante, siempre haciendo especial
énfasis en su condición de indígena de forma denigrante.
Gracias a las políticas
antes mencionadas, los términos “indio”, “campesino”, “chola”, “refinado” o
“birlocha” -indio blaqueado- habían dejado de usarse de forma despectiva en los
últimos años. Sin embargo, la veta racista resurgió con el escándalo mediático
de Gabriela Zapata y los casos de supuesta corrupción en el Fondo Indígena. La
imagen del indígena en Bolivia, debido a nuestra herencia colonial, reúne todas
las características negativas, siendo la honestidad y la humildad las únicas
virtudes que se le atribuyen al indígena. Precisamente esta imagen es la que
quieren quitarles. El caso Zapata y el Fondo Indígena pusieron sobre el imaginario
de la clase media, gracias a la injerencia de los medios de comunicación, que
el MAS ha creado una nueva élite de indios corruptos, “nuevos ricos” sin clase
que no saben siquiera gastar su dinero, los cuales -soberbios y maltratadores
del pueblo- abusan de los privilegios estatales. Como indica la cosmovisión
andina, el tiempo es cíclico y las nuevas tácticas de la derecha condensan los
prejuicios del viejo sistema colonial.
Las autoras son Investigadoras CELAG
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios