Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Marlene Quintanilla
Considerado el país con la mayor extensión de humedales de importancia internacional (15 millones de hectáreas), denominados sitios Ramsar, en los últimos años Bolivia afronta importantes cambios en la disponibilidad de agua. Desde el altiplano hasta la Amazonía el agua tiende a una disminución súbita debido a varios factores; en cada caso depende y varía según la naturaleza de los sistemas hidrológicos, que están cada vez más frágiles, al parecer como principal efecto del cambio climático.
El incremento de hasta 1°C en la temperatura ambiente de algunas regiones y la disminución de la lluvia hasta -14% en los últimos 30 años (FAN, 2015) está repercutiendo directamente en la cantidad de agua disponible. Asimismo, gran parte de las afecciones las intensificamos nosotros, los ciudadanos, pues no consideramos la fragilidad de los ecosistemas acuáticos. A diestra y siniestra vertimos desechos como la basura, residuos químicos y evacuamos alcantarillas quizás porque pensamos que el agua se llevará todo lo que no sirve; extraemos agua desarrollando infraestructura poco compatible, modificamos la hidráulica explotando áridos y nos convertimos en piscicultores sin comprender la biología de la fauna acuática.
Nuestras acciones cobran factura; la pérdida hídrica por evaporación es cada vez mayor con el cambio climático, se intensifican y amplían los periodos de sequías, e incrementan los niveles de contaminación, provocando un desencuentro entre el gran potencial hídrico del país con el deterioro de los mismos en cantidad y calidad.
El buen estado de los recursos hídricos que gozamos desde hace años está siendo afectado y coloca en riesgo la satisfacción de la demanda de agua para el consumo humano, producción agrícola, ganadería, industria y funcionalidad ecosistémica.
La realidad acontecida en el lago Poopó, un importante humedal del departamento de Oruro, debe invitarnos a intensificar la reflexión sobre el cuidado de varios ríos, lagunas y otros lagos que también se encuentran en agonía.
La búsqueda de soluciones debe involucrarnos a todos, en el momento oportuno antes de llegar a un estado crítico, porque será más complejo de manejar e inalcanzable su restauración. El agua es vital para todo habitante boliviano, tanto como para la flora y la fauna; de este recurso depende la seguridad alimentaria y nuestro desarrollo económico sustentable, cuidemos de este patrimonio natural desde nuestro accionar cotidiano; evitemos lamentar su pérdida.
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