Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La legislación iraquí posterior a la invasión de Estados Unidos, una sentencia de muerte a los derechos de las mujeres
Por:
Rana Harbi
Los defensores de los derechos humanos y
los líderes religiosos dieron muestras de una gran indignación después de que
una impactante mayoría del Consejo de Ministros iraquí votase el mes pasado a
favor de un polémico proyecto de ley para un estatuto personal que legaliza
implícitamente la pedofilia, la violación y la prostitución, siempre y cuando
entren en los límites del matrimonio basado en la sharia.
El
proyecto de ley, presentado por el ministro de Justicia, Hassan al-Shimari y
aprobado por 21 de los 29 ministros, disminuye la edad de matrimonio legal para
las mujeres a los 9 años y para los varones a 15 (artículo 16), permite la
poligamia sin restricciones (artículo 104), establece que las mujeres mayores
de 18 años requieran del consentimiento paterno para casarse, y otorga al
marido el derecho a mantener relaciones sexuales incluso sin el consentimiento
de la esposa (artículo 101).
Asimismo,
el proyecto de ley impide a la mujer abandonar su domicilio conyugal o
incorporarse al mercado laboral sin permiso de su esposo. Además, la ley
establece que el marido no tiene la obligación de mantener económicamente a su
esposa en el caso de que esta no esté en condiciones de satisfacerle
sexualmente (artículo 126). La ley también establece que, en caso de divorcio,
el padre es el único tutor de los hijos, y prohíbe a los musulmanes casarse con
no musulmanes (artículo 63).
'Degradación
indignante'
Considerado
a la vanguardia de los derechos de la mujer en el pasado, Iraq ocupa en la
actualidad el puesto 21 entre los 22 Estados árabes, según una encuesta de 336 expertos en género publicada
en noviembre de 2013 por la Fundación Thomson Reuters. Antes de la invasión
estadounidense de 2003, las mujeres iraquíes disfrutaban de condiciones
socioeconómicas favorables que disminuyeron precipitadamente en la última
década para acabar con este nuevo proyecto de ley que amenaza con despojar a
las mujeres de sus derechos básicos.
Yasmine
Yawad, iraquí y socióloga e investigadora social sobre mujeres y desarrollo,
considera que la ley “es el último clavo del ataúd de Iraq”.
Según
Hanaa Edwar, destacada defensora de los derechos de las mujeres en Iraq y
secretaria general de la Asociación iraquí Al-Amal, “la ley contiene
disposiciones que degradan y deshonran a las mujeres de manera vergonzosa”.
Coincidiendo
con Edwar, Yanar Muhammad, presidenta de la Organización para la Libertad de
las Mujeres en Iraq, y militante laica, denuncia que “el proyecto de ley
constituye un abuso de los derechos de la infancia y de la integridad física de
las menores”.
El
proyecto de ley ha sido bautizado como la “Ley Yaafari” en referencia a la
Escuela del Islam chií yaafari a la que según se dice pertenecen muchos de
quienes han promovido esta ley. Sin
embargo, muchos clérigos chiíes de Nayaf, entre ellos el de más alto rango, el
clérigo Gran Ayatolah Ali al-Sistani, ya se han distanciado de ella; otros
declaran no tener nada que ver con la Escuela Yaafari.
Además,
de ser aprobada, la ley sólo se aplicará a los iraquíes musulmanes chiíes, la
mayoría de la población, dividiendo con ello los tribunales judiciales ahora
unificados en tribunales religiosos dirigidos por clérigos.
“Esta
ley sirve adecuadamente al terreno ya abonado de destrucción y división del
país bajo pretextos religiosos y sectarios”, afirma Haizam al-Nahi, director
general de la Organización Árabe de Traductores; “eso es exactamente lo que
Estados Unidos quería que sucediera”.
Iraq
tras la invasión
“La
libertad del pueblo iraquí es una gran causa moral y un importante objetivo
estratégico […]. Los iraquíes podrán unirse un día a un Afganistán democrático
y a una Palestina democrática, lo que inspirará la reforma de todo el mundo
musulmán... […]. Estas naciones pueden mostrar con su ejemplo que el respeto a
las mujeres [...] puede conseguirse en Oriente Próximo y más allá”. El ex
presidente de Estados Unidos George W. Bush pronunció estas palabras ante
Naciones Unidas en septiembre de 2002, sólo unos meses antes de la invasión de
Iraq.
En
el undécimo aniversario de la invasión y ocupación de Iraq, una guerra
considerada ilegal por la comunidad internacional y que causó dos millones de
viudas y cinco millones de huérfanos, que provocó la lucha sectaria y
fortaleció el extremismo religioso, la propuesta de la “Ley Yaafari” demuestra
hasta qué punto las mujeres iraquíes son cualquier cosa menos “respetadas” y
“liberadas”.
“Estados
Unidos ha decidido dejar de lado los derechos de las mujeres”, decía a los
periodistas Yanar Muhammad ya en 2010.
Volcados
en cultivar aliados entre grupos religiosos, Bush y su gobierno promovieron la
destrucción completa de los movimientos nacionalistas de Iraq, incluidos los
movimientos pro derechos de las mujeres; desde el primer día designaron a los
funcionarios no por méritos sino por adscripción religiosa y étnica.
Con
ello, Estados Unidos incitó de manera efectiva la violencia sectaria,
profundizó las divisiones étnicas, y robusteció el poder político religioso
apoyando a las fuerzas islámicas reaccionarias con el fin de minar a los
movimientos de la izquierda que confrontaban el capitalismo y la dominación
imperialista de Oriente Próximo.
A
pesar de toda la retórica sobre los “derechos de la mujer” y la “liberación”,
las prácticas de Estados Unidos fomentaron un gobierno islamista. El gobierno
títere iraquí ha devenido una teocracia extrema que ha forzado leyes basadas en
la Resolución 137 y en la nueva Constitución iraquí elaborada por Estados
Unidos.
“El
proyecto de Ley sobre el Estatuto Personal se basa en la Resolución 137 que
situó a las leyes de familia bajo la normativa de la sharia y
abolió toda legislación que contravenía las 'resoluciones establecidas' por el
Islam”, según Ammar Tohme, presidente del bloque parlamentario Fadhila, y
defensor del proyecto de ley.
En
diciembre de 2003, solo unos meses después del derrocamiento de Sadam Husein,
los miembros designados por Estados Unidos para el Consejo de Gobierno iraquí
votaron a puerta cerrada la Resolución 137 de la Ley Administrativa de
Transición ya disuelta, que anulaba el corpus legal laico de Iraq y daba a
entender vagamente que cada confesión religiosa aplicase su propia tradición.
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