Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Natalia Laneve.
Actualmente
el mundo presenta una pérdida de fidelidad con sus propios
territorios, dejando como protagonista mercados mundiales, conflictos sociales
y el surgimiento de la multiculturalidad.
Según
Zygmunt Bauman, en el proceso ya instalado de la globalización las
empresas toman sus decisiones en el espacio y no en sus empleados, esto quiere
decir que las empresas tienen la libertad para trasladarse, convirtiéndose este
proceso en un factor estratégico de poder. Como consecuencia, las empresas se
desligaron de contribuir a la vida cotidiana y a la perpetuación de la
comunidad, llevando a cabo una movilización de recursos humanos, económicos y
tecnológicos que significó “el fin de la geografía”.
Este
nuevo mundo sin fronteras también significó una reelaboración del sentido de
identidad, construcción de cómo somos reconocidos por los otros. Anteriormente
este aspecto se relacionaba con la existencia y defensa de ideales que
unificaban y homogeneizaban a los sujetos sociales, mientras que ahora
encuentra su filiación dentro del capitalismo tardío y el consumo.
Para
Néstor García Canclini el consumo está sujeto a “compulsiones irracionales y
gastos inútiles”, el antropólogo define a la acción de consumir como un
producto social en el cual influyen mediadores como la familia, los
amigos, las empresas, medios de comunicación. Como consecuencia de la
excesiva publicidad en la vigente sociedad de la información, el consumo forma
parte de nuestra vida cotidiana: nos hace relacionarnos en función de las cosas
que consumimos bajo los parámetros de las relaciones sociales de producción.
Dicha descripción de la teoría marxista advierte que el intercambio de
mercancías es la única manera de relación y, paralelamente es entendido por los
sociólogos contemporáneos como una lógica reguladora de lo social ligada al
deseo de satisfacción y, por consiguiente, al hallazgo de la felicidad.
La
llamada sociedad del consumo apareció como consecuencia de la producción en
masa de bienes (impulsada por el taylorismo y el fordismo), que reveló
que era más fácil fabricar los productos que venderlos, por lo que el esfuerzo
empresarial se desplazó hacia su comercialización. Para Pierre Bourdieu el
consumo tiene un lado subjetivo: el gusto, pero este gusto tiene que ver, para
el sociólogo, con un contexto o clase social de pertenencia. Luego de
esta definición se propone entender los gustos a partir de las desigualdades
sociales, económicas, políticas, religiosos y llega a la conclusión de que las
clases altas definen sin ningún fin importante aquellas cosas que pueden tener
y los demás no; convirtiéndose así en una distinción de superioridad.
Mientras que las clases medias al no pertenecer en ninguno de los extremos de
estratificación asumen los gustos bajo la “estética de la pretensión” ya
que intentan vivir por encima de sus posibilidades aparentando algo que no son,
convirtiendo el impulso de consumir en una manera de distinción y pertenencia.
Por último, para las clases bajas el consumo es una necesidad, el tiempo no
debe perderse ya que deben trabajar fuertemente para cubrir sus necesidades
básicas.
La
cultura hace a la reproducción de una sociedad imponiéndole reglas, normas y
costumbres. Este conjunto de procesos socioculturales en el que se realizan la
apropiación y los usos de los productos permite la generación de las
diferencias sociales y un nuevo sistema ritual: consumir para lograr felicidad.
En esta época posmoderna importa más la apariencia, las mercancías y la
reorganización de la producción por lo que es muy difícil saber qué
es lo propio.
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