Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Rafael Puente
¿Será verdad? La noticia
dice que nuestro Gobierno -con motivo de la Feria Exposición de Santa Cruz-
envió a los ganaderos y hacendados del oriente, para su consideración, un
proyecto de ley que establece una pausa o paréntesis de cinco años para la
exigencia y control de la función económico social de las grandes propiedades
agrícolas (nos podemos imaginar la alegría de los latifundistas que hasta ahora se sentían amenazados por este proceso de cambio y ahora
se sentirían protegidos por él).
El latifundio siempre ha
sido un importante ingrediente del atraso económico y social en cualquier país
(una muestra patética reciente es España, cuya crisis actual nos muestra que no
es precisamente de la “madre-patria” de quien tenemos mucho que aprender). Aquí
en Bolivia la “revolución” del 52 puede llamarse tal porque acabó con el
latifundio en tierras altas, pero el fracaso (culposo) de ese proyecto
revolucionario generó en dicha región el minifundio y en tierras bajas un nuevo
latifundio mucho más grave. Y ha sido este proceso de cambio el que desde el principio
asumió como bandera la lucha contra el latifundio; para ello retomó el concepto
de función económico social (presente ya en la Ley INRA) y lo reforzó en la Ley
de Reconducción Comunitaria de Tierras, y lo incorporó en la nueva
Constitución. El artículo 397 de la misma lo define de manera inconfundible, y
los artículos 398 y 401 lo consagran como clave a la hora de cumplir la
prohibición del latifundio y de la consecuente reversión de esas tierras al
Estado.
¿Será posible, me sigo
preguntando, que este mismo Gobierno ofrezca una ley que reniega de esa
trayectoria y abre un paréntesis en la Constitución? ¿Es que en absoluto la
Constitución puede ser objeto de pausas o paréntesis? Recordamos que Sánchez de
Lozada hizo una suerte de pausa o paréntesis constitucional a la hora de
entregar el monopolio de las telecomunicaciones a una empresa extranjera, pero
de aquel Gobierno se podía esperar cualquier cosa menos respeto por la
Constitución. Me niego a creer que el nuestro esté dispuesto a hacer lo mismo.
Recuerdo que en el Plan de
Gobierno que convencidamente divulgamos para las elecciones de 2009 figuraba la
promesa de terminar con el latifundio. No sólo esperábamos que efectivamente lo
hiciera, sino que además endureciera las condiciones para el cumplimiento de la
función económico social, y restringiera el derecho que tiene cada vaca a cinco
hectáreas de tierra -derecho que (como hizo notar hace poco una joven
descendiente de Zárate Willka que está trabajando con el Pueblo Guaraní) no se
les reconoce a las mujeres indígenas-. Pero en lugar de eso, y de enviarles a
los colegas del gringo Larsen un nuevo Alejandro Almaraz que imponga la ley,
expropie tierras ociosas y libere comunidades cautivas, nos dicen que les envía
este regalito.
Si fuera cierto, ¿cómo se
podría entender? ¿Acaso para favorecer el acceso de los latifundistas a
créditos bancarios? No parece que eso sea un interés del Estado, y menos aún
que pueda considerarse más importante que un principio constitucional. ¿O será
para darles tiempo a los latifundistas de que puedan vender sus tierras a
capitalistas extranjeros, presuntamente más eficientes? Nos negamos a creer que
ése pueda ser un objetivo de nuestro Gobierno. ¿Entonces? ¿Meramente
congraciarse con la oposición de tierras bajas y con el cardenal Terrazas? Nos
cuesta creerlo (pese a los sabios consejos de papá Lula).
Por favor, que alguien me
diga que la noticia es falsa. ¿Acaso no nos dijeron también que el cáncer del
presidente Hugo Chávez acabaría con su vida antes de las elecciones de pasado
mañana, y ahora lo vemos no sólo vivo y sano, sino decidido a ganar por
decimocuarta vez una votación popular? La única esperanza es que también en
este caso se trate de un infundio de los medios, siempre dispuestos a mellar la
imagen de nuestro Gobierno. Por favor, que alguien me lo diga...
Rafael Puente es
miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
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