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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

SOBERANÍA ALIMENTARIA UN OBJETIVO HUMANO POSIBLE





Por Katherine Fernández
La Paz - Bolivia
2012

El escenario alimentario actual establece una competencia entre dos protagonistas mundiales clave, uno de ellos poseedor de poderes que le otorga el dominio del modelo económico con todas sus dinámicas y el otro, poseedor de un poder que no ejerce que es el de la sabiduría suficiente para otorgar alimentación natural y económicamente accesible a toda la humanidad. Como es de entender, el primero va deglutiendo al otro en los términos más básicos de lo que significa la colonización con dos brazos estratégicos, la biotecnología y el desarrollo planteado como crecimiento individualizado.

Planteados así, el primer actor tiene una composición diversa entre empresariado privado  transnacional, sistema financiero y los gobiernos que asumen entre sus políticas públicas alimentarias los lineamientos de la libre oferta y demanda del mercado. Por su parte el  segundo actor está conformado por esa fracción de la sociedad que tiene una relación corporal directa con la tierra y la naturaleza capaz de posibilitarse los elementos suficientes para vivir en un esquema de intercambio armónico con todos los elementos de su entorno vital, distinto y opuesto al dominio de él.

Este panorama bipolar ha ubicado en una especie de intersección al grueso de la sociedad, que ha dejado de ser el colectivo de personas para convertirse prioritariamente en consumidores. Consumidores de todo: alimentos, vestimenta, vivienda, tierra, placeres, sentimientos y también  seres humanos: el consumidor compra todo esto.

Nunca como ahora un modelo económico ha sido capaz de agotar la biología del planeta con la fórmula de estímulo al consumo como canal que encauza el destino del dinero en una sola dirección que tiene como consecuencia, su concentración en una sola zona del mundo. La producción industrial de alimentos produce cantidades aceleradas de unidades transformadas de comida, destinadas a la venta, pero si no se vende en un tiempo limitado, se bota. Es decir, se desecha miles de toneladas del alcance de la humanidad que no las puede pagar y de esta manera se consolida el poder del productor que, además, acapara los insumos para la elaboración de alimentos e influye en los precios de toda la cadena productiva, desequilibrando la producción o recolección campesina o indígena que no puede vender ni intercambiar sus productos porque este sistema no le permite ni utilizar sus propias dinámicas económicas, digamos primarias, como el trueque.

Se trata de una etapa que identifica que quien tiene el dominio de la fórmula económica y sus cambios, tiene el poder y este “quien” no son los gobiernos sino los privados que toman distintas máscaras accionarias en todos los países y tienen al sistema financiero internacional como su instrumento ecopolítico: bancos, ongs, etc.

Entonces, la alimentación, no solo entendida como cadena, sino como complejo productivo, está sufriendo la introducción de una serie de mecanismos para asegurar el dominio desde las semillas, ya sea por motivos de dominio o también para enfrentar la crisis de materia prima ocasionada por el cambio climático.  Estos mecanismos son por ejemplo la transgenia, los biocombustibles, el comercio de bonos del carbono,  la introducción de la cultura crediticia en los agricultores, todo el entorno de la economía verde y la misma manipulación de la información para justificar la concentración de la producción alimentaria en la industria como si fuera la única opción para abastecer de alimentos al mundo.

ALTERNATIVAS EN DEBATE INTERNACIONAL

En esta competencia entre los dos poderes planteados, surgen alternativas que se van combinando entre la recuperación de saberes y prácticas antiguas, la ciencia y la formulación de pensamientos que responden a los problemas que genera la economía capitalista de concentración, que termina creando el problema de la falta de alimentos para la humanidad y también planteando las supuestas soluciones.

El sistema de Las Naciones Unidas, conformada por los gobiernos del mundo está siendo escenario de discusión y planteamiento de las alternativas ante la supuesta crisis alimentaria, que en realidad es una crisis de distribución y disponibilidad de alimentos. En esta discusión han surgido muchos acuerdos y protocolos en las convenciones y cumbres que se van quedando en los niveles simbólicos porque no se aplican a las realidades manejadas por las transnacionales que determinan las políticas, normas y decisiones de los Estados primermundistas y que dan la línea a seguir al resto del mundo.

Así las cosas, han ido surgiendo movilizaciones sociales y debates paralelos básicamente indígenas y campesinos, con el componente adicional del cambio climático que está acelerando las medidas de acción directa sobre las decisiones con propuestas extrañas al modelo económico ejemónico que necesitan ser discutidas y entendidas. Estas alternativas se describen así:

MADRE TIERRA FRENTE A MEDIO AMBIENTE

La definición de Madre Tierra se recupera del pensamiento andino para entender que en el complejo vital, la tierra es origen de la vida y el fin de ella en una transformación biológica permanente que establece una relación circular donde los seres vivos están interrelacionados entre sí, mundo animal, vegetal, tierra, agua, aire que, conforma una relación permanente de intercambios que hacen funcionar la vida en el planeta con un componente fundamental que es el de los sentimientos y los afectos entre los seres y la tierra. De esta manera ella deja de ser un objeto para ser reconocido como un ser vivo, además, superior al ser humano. Con este principio, la definición de recurso natural también va quedando obsoleta, ya que sale de ser materia aprovechable a ser fuente de vida.

En este sentido, el pensamiento de Madre Tierra para referirse al entorno vital supera al concepto de medio ambiente que se queda en el nivel racional, frío y material con que el modelo capitalista acostumbra a explicar la realidad.

ARMONÍA FRENTE A SUSTENTABILIDAD

Uno de los principios de vida del pensamiento indígena o campesino (o ambos), es mantener una relación armónica con la naturaleza, es decir, recibir de ella la alimentación necesaria para vivir y propiciar que pueda recuperarse de manera natural para seguir siendo fértil, esto implica que no se la sobreexplota para obtener productos para una demanda creciente, sino que por ejemplo en la agricultura se cultiva una parte de la tierra por un tiempo y luego ésta descansa un tiempo prudente para recuperar su fertilidad, esta práctica se llama rotación. Otro ejemplo de la selva, se caza un animal para comer bajo la idea de que cuando el cazador muera, su cuerpo abonará la tierra de la cual los hijos del animal se alimentarán. Así estas relaciones se inscriben en el esquema circular de interdependencia vital.

Por esta razón el principio de armonía supera a la sustentabilidad, que es un concepto que surgió en el momento en que la industria necesitaba mantener o recuperar espacios para asegurar la producción de materias primas, una vez que la tierra había agotado su capacidad y entró en etapas erosivas. La sustentabilidad se maneja actualmente relacionada por ejemplo con la necesidad de aplicar la transgenia ligada al monocultivo o la necesidad de patentar descubrimientos y procedimientos productivos para monopolizar su manejo. 

La naturaleza no necesita de acciones humanas que la conviertan en sustentable, porque ella misma asegura en sus propios procesos vitales, el abastecimiento de fuentes de vida para todos los seres vivos.

VIVIR BIEN FRENTE A DESARROLLO SOSTENIBLE

Todavía no se hace una diferencia entre lo sustentable y lo sostenible, en términos generales se manejan como sinónimos, así el desarrollo sostenible está ligado a la anterior explicación y es justamente un producto conceptual de la industria, que tiene como alternativa el pensamiento de vivir bien entendido como una forma de vida que supera al individualismo y concibe a la satisfacción de las necesidades básicas de una persona y el goce de la vida como un fin colectivo, común, es decir, que nadie puede considerar que ha alcanzado calidad de vida si el otro que comparte su entorno, vive mal. Y lo mismo avanza hacia la relación del ser humano con la naturaleza, es decir, que si se la daña para satisfacción propia, tampoco puede concebirse que la persona viva bien. La interrelación de dependencia entre el vivir bien de una y otra persona y éstas con la naturaleza, debe ser equilibrada y recíproca, por lo tanto este concepto rompe con el desarrollo sostenible porque éste utiliza la naturaleza como objeto a favor del ser humano asumiendo que se puede simplemente compensar cualquier daño ocasionado.

INTERCULTURALIDAD FRENTE A GLOBALIZACIÓN

La globalización surgió como un fenómeno de uniformización de la humanidad dentro de una misma cultura y una sola identidad, todavía es un concepto discutido, pero en un determinado momento intentaba consolidar la condición de las personas como consumidores para asegurar el funcionamiento de la industria como única fuente proveedora de objetos y medios de vida. Esto implicó un conflicto en la sociedad al concebirse igual a cualquiera, sin distinción. Así surgió el concepto de interculturalidad desde los pueblos que se encuentran fuera del primer mundo, para establecer las diferencias que existen entre una persona y otra y entre sus colectivos culturales, distinguiendo la diversidad de pensamientos, prácticas, creencias, costumbres y sobre todo alimentos, entre formas de producirlos y formas de asimilarlos. Una diversidad que expresaba también una riqueza de opciones que posibilitan la vida, que enfrenta el peligro de extinción frente a la globalización.

Así, la globalización plantea una relación desigual porque solamente una parte del mundo indica la manera de vivir y el resto solamente se adscribe a ella. En cambio la interculturalidad plantea el respeto a los orígenes de las formas y el intercambio equitativo entre las personas de opciones, formas, metodologías y prácticas de relacionamiento, comportamiento, economía, organización, creencias y sobre todo libre elección de cada una de ellas.

LA SOBERANÍA ALIMENTARIA SE ABRE ESPACIO EN EL SISTEMA MERCANTIL

En este panorama competitivo de cosmovisiones, la soberanía alimentaria surge y lucha por abrirse paso teniendo como objetivo el ejercicio del derecho humano a la alimentación, para romper con la competencia y lograr el acceso libre de los seres humanos a los alimentos, desprovistos de precios que no tengan que ver más que con el esfuerzo que implique producirlos y sean sujetos a mecanismos de intercambio equitativo.

El origen de la demanda de soberanía alimentaria es justamente el campesinado internacional, que plantea que el planeta tiene las condiciones físicas para dotar a la humanidad de alimentos producidos de manera tradicional, sin elementos ajenos al ciclo reproductivo natural de la tierra, en el que intervienen las variaciones climáticas estacionales, el ciclo hídrico y la mano del hombre en relatividad. El factor determinante para que este acceso sea posible es que se elimine el manejo industrial de los alimentos y que las distintas transformaciones de ellos también sean manejadas en un nivel de provisión necesaria de acuerdo a la cantidad que un cuerpo necesita para vivir, no de acuerdo a la cantidad que la industria necesita vender para concentrar el poder económico. Sin dejar por ello de disfrutar de productos alimentarios nuevos pero saludables y que no atenten contra la vida.

La tendencia actual que introduce el debate sobre la soberanía alimentaria es que significaría  un desequilibrio en la economía nacional. Pero en términos generales la aplicación de políticas de autoabastecimiento cambiaría los índices de desnutrición y mortalidad por falta de alimento, que es el fin sustancial de cualquier Estado.

La soberanía alimentaria en su definición básica es la posibilidad de que la población decida sobre su alimentación desde la producción u obtención por recolección, la transformación, la puesta a disposición, hasta la elección del tipo de alimentación que necesita y desea. Añadiendo a este proceso dos elementos fundamentales, primero la posibilidad de confiar en que son alimentos sanos y saludables con una estructura normativa legal que asegure que no se vulnere el derecho humano a la alimentación de calidad, y segundo la información suficiente para que las personas sean capaces de elegir alimentos sanos y saludables.

Una sociedad que hoy es solo consumidora puede decidir convertirse otra vez en personas que eligen libremente, solo con información suficiente a través de canales educativos y massmediáticos.  Aunque parezca imposible, este complicado proceso se ha iniciado ya con conceptos que se pueden identificar como el consumo responsable y acciones concretas como las movilizaciones indígenas y campesinas en distintas partes del mundo, que demandan el respeto a sus derechos agrarios o territoriales, además de las constantes denuncias del abuso de la industria a través de la difusión de documentales, investigaciones científicas independientes y el uso de las redes sociales con la publicación de informes técnicos.   Otro rasgo del proceso es que el primer mundo paga cada vez mejores precios por importación de alimentos orgánicamente producidos y transformados y el grado de demanda de las certificaciones posibilita que éstas sean menos burocráticas.  También se puede destacar la elaboración de leyes y normas nacionales como es el caso de Bolivia y Ecuador, que han elaborado una nueva Constitución Política del Estado, que incorpora principios y valores como el vivir bien, el derecho humano al agua, a la alimentación o los derechos de la Madre Tierra, que, aunque en la práctica gubernamental no se estén aplicando todavía, marcan una diferencia en el pensamiento y la concepción del tipo de país que son o desean ser y está planteada legalmente la posibilidad de construir políticas públicas en esos marcos.

Además estas constituciones se han convertido en referentes para otros países y forman parte de los debates internacionales, lo cual plantea una apertura de la mente para recibir estos planteamientos y hacerlos realidad, un camino todavía costoso frente a una industria que invierte los recursos que sean necesarios para solventar una publicidad suficiente que siga logrando convencer a la gente de que sus productos no solo son buenos, sino que son imprescindibles para vivir.

CONCLUSIÓN FINAL

De los tres elementos planteados: el poder industrial, el poder tradicional y la sociedad consumidora, los dos últimos tienen la posibilidad de enfrentarse al otro para recuperarse y demostrar que se puede vivir con dignidad, soberanía, goce y transformar la economía dependiente en otra alternativa que ahora el planeta necesita para contrarrestar el cambio climático. Esta transformación es un proceso de disolución del poder económico actual, en una revolución desde la alimentación y por lo tanto, desde el cuerpo, entendiendo que es un derecho humano y no debe depender de la compra de un alimento, sino de la disponibilidad libre que suponga también que toda persona desarrolle la capacidad de producir o recolectar alimentos.

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