Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La Paz - Bolivia
2012
El escenario alimentario actual establece
una competencia entre dos protagonistas mundiales clave, uno de ellos poseedor
de poderes que le otorga el dominio del modelo económico con todas sus
dinámicas y el otro, poseedor de un poder que no ejerce que es el de la
sabiduría suficiente para otorgar alimentación natural y económicamente
accesible a toda la humanidad. Como es de entender, el primero va deglutiendo
al otro en los términos más básicos de lo que significa la colonización con dos
brazos estratégicos, la biotecnología y el desarrollo planteado como
crecimiento individualizado.
Planteados así, el primer actor
tiene una composición diversa entre empresariado privado transnacional, sistema financiero y los
gobiernos que asumen entre sus políticas públicas alimentarias los lineamientos
de la libre oferta y demanda del mercado. Por su parte el segundo actor está conformado por esa fracción
de la sociedad que tiene una relación corporal directa con la tierra y la
naturaleza capaz de posibilitarse los elementos suficientes para vivir en un
esquema de intercambio armónico con todos los elementos de su entorno vital, distinto
y opuesto al dominio de él.
Este panorama bipolar ha ubicado en
una especie de intersección al grueso de la sociedad, que ha dejado de ser el
colectivo de personas para convertirse prioritariamente en consumidores.
Consumidores de todo: alimentos, vestimenta, vivienda, tierra, placeres,
sentimientos y también seres humanos: el
consumidor compra todo esto.
Nunca como ahora un modelo
económico ha sido capaz de agotar la biología del planeta con la fórmula de
estímulo al consumo como canal que encauza el destino del dinero en una sola
dirección que tiene como consecuencia, su concentración en una sola zona del
mundo. La producción industrial de alimentos produce cantidades aceleradas de
unidades transformadas de comida, destinadas a la venta, pero si no se vende en
un tiempo limitado, se bota. Es decir, se desecha miles de toneladas del
alcance de la humanidad que no las puede pagar y de esta manera se consolida el
poder del productor que, además, acapara los insumos para la elaboración de
alimentos e influye en los precios de toda la cadena productiva,
desequilibrando la producción o recolección campesina o indígena que no puede
vender ni intercambiar sus productos porque este sistema no le permite ni
utilizar sus propias dinámicas económicas, digamos primarias, como el trueque.
Se trata de una etapa que identifica
que quien tiene el dominio de la fórmula económica y sus cambios, tiene el
poder y este “quien” no son los gobiernos sino los privados que toman distintas
máscaras accionarias en todos los países y tienen al sistema financiero internacional
como su instrumento ecopolítico: bancos, ongs, etc.
Entonces, la alimentación, no solo
entendida como cadena, sino como complejo productivo, está sufriendo la
introducción de una serie de mecanismos para asegurar el dominio desde las
semillas, ya sea por motivos de dominio o también para enfrentar la crisis de
materia prima ocasionada por el cambio climático. Estos mecanismos son por ejemplo la
transgenia, los biocombustibles, el comercio de bonos del carbono, la introducción de la cultura crediticia en
los agricultores, todo el entorno de la economía verde y la misma manipulación
de la información para justificar la concentración de la producción alimentaria
en la industria como si fuera la única opción para abastecer de alimentos al
mundo.
ALTERNATIVAS EN DEBATE
INTERNACIONAL
En esta competencia entre los dos
poderes planteados, surgen alternativas que se van combinando entre la
recuperación de saberes y prácticas antiguas, la ciencia y la formulación de pensamientos
que responden a los problemas que genera la economía capitalista de
concentración, que termina creando el problema de la falta de alimentos para la
humanidad y también planteando las supuestas soluciones.
El sistema de Las Naciones Unidas,
conformada por los gobiernos del mundo está siendo escenario de discusión y
planteamiento de las alternativas ante la supuesta crisis alimentaria, que en
realidad es una crisis de distribución y disponibilidad de alimentos. En esta
discusión han surgido muchos acuerdos y protocolos en las convenciones y
cumbres que se van quedando en los niveles simbólicos porque no se aplican a
las realidades manejadas por las transnacionales que determinan las políticas,
normas y decisiones de los Estados primermundistas y que dan la línea a seguir
al resto del mundo.
Así las cosas, han ido surgiendo
movilizaciones sociales y debates paralelos básicamente indígenas y campesinos,
con el componente adicional del cambio climático que está acelerando las
medidas de acción directa sobre las decisiones con propuestas extrañas al
modelo económico ejemónico que necesitan ser discutidas y entendidas. Estas
alternativas se describen así:
MADRE TIERRA FRENTE A MEDIO
AMBIENTE
La definición de Madre Tierra se
recupera del pensamiento andino para entender que en el complejo vital, la
tierra es origen de la vida y el fin de ella en una transformación biológica
permanente que establece una relación circular donde los seres vivos están
interrelacionados entre sí, mundo animal, vegetal, tierra, agua, aire que,
conforma una relación permanente de intercambios que hacen funcionar la vida en
el planeta con un componente fundamental que es el de los sentimientos y los
afectos entre los seres y la tierra. De esta manera ella deja de ser un objeto
para ser reconocido como un ser vivo, además, superior al ser humano. Con este
principio, la definición de recurso natural también va quedando obsoleta, ya
que sale de ser materia aprovechable a ser fuente de vida.
En este sentido, el pensamiento de
Madre Tierra para referirse al entorno vital supera al concepto de medio
ambiente que se queda en el nivel racional, frío y material con que el modelo
capitalista acostumbra a explicar la realidad.
ARMONÍA FRENTE A SUSTENTABILIDAD
Uno de los principios de vida del
pensamiento indígena o campesino (o ambos), es mantener una relación armónica
con la naturaleza, es decir, recibir de ella la alimentación necesaria para
vivir y propiciar que pueda recuperarse de manera natural para seguir siendo
fértil, esto implica que no se la sobreexplota para obtener productos para una
demanda creciente, sino que por ejemplo en la agricultura se cultiva una parte
de la tierra por un tiempo y luego ésta descansa un tiempo prudente para
recuperar su fertilidad, esta práctica se llama rotación. Otro ejemplo de la
selva, se caza un animal para comer bajo la idea de que cuando el cazador
muera, su cuerpo abonará la tierra de la cual los hijos del animal se
alimentarán. Así estas relaciones se inscriben en el esquema circular de
interdependencia vital.
Por esta razón el principio de armonía
supera a la sustentabilidad, que es un concepto que surgió en el momento en que
la industria necesitaba mantener o recuperar espacios para asegurar la
producción de materias primas, una vez que la tierra había agotado su capacidad
y entró en etapas erosivas. La sustentabilidad se maneja actualmente
relacionada por ejemplo con la necesidad de aplicar la transgenia ligada al
monocultivo o la necesidad de patentar descubrimientos y procedimientos
productivos para monopolizar su manejo.
La naturaleza no necesita de
acciones humanas que la conviertan en sustentable, porque ella misma asegura en
sus propios procesos vitales, el abastecimiento de fuentes de vida para todos
los seres vivos.
VIVIR BIEN FRENTE A DESARROLLO
SOSTENIBLE
Todavía no se hace una diferencia
entre lo sustentable y lo sostenible, en términos generales se manejan como
sinónimos, así el desarrollo sostenible está ligado a la anterior explicación y
es justamente un producto conceptual de la industria, que tiene como
alternativa el pensamiento de vivir bien entendido como una forma de vida que
supera al individualismo y concibe a la satisfacción de las necesidades básicas
de una persona y el goce de la vida como un fin colectivo, común, es decir, que
nadie puede considerar que ha alcanzado calidad de vida si el otro que comparte
su entorno, vive mal. Y lo mismo avanza hacia la relación del ser humano con la
naturaleza, es decir, que si se la daña para satisfacción propia, tampoco puede
concebirse que la persona viva bien. La interrelación de dependencia entre el
vivir bien de una y otra persona y éstas con la naturaleza, debe ser equilibrada
y recíproca, por lo tanto este concepto rompe con el desarrollo sostenible
porque éste utiliza la naturaleza como objeto a favor del ser humano asumiendo
que se puede simplemente compensar cualquier daño ocasionado.
INTERCULTURALIDAD FRENTE A
GLOBALIZACIÓN
La globalización surgió como un
fenómeno de uniformización de la humanidad dentro de una misma cultura y una
sola identidad, todavía es un concepto discutido, pero en un determinado
momento intentaba consolidar la condición de las personas como consumidores
para asegurar el funcionamiento de la industria como única fuente proveedora de
objetos y medios de vida. Esto implicó un conflicto en la sociedad al concebirse
igual a cualquiera, sin distinción. Así surgió el concepto de interculturalidad
desde los pueblos que se encuentran fuera del primer mundo, para establecer las
diferencias que existen entre una persona y otra y entre sus colectivos culturales,
distinguiendo la diversidad de pensamientos, prácticas, creencias, costumbres y
sobre todo alimentos, entre formas de producirlos y formas de asimilarlos. Una
diversidad que expresaba también una riqueza de opciones que posibilitan la
vida, que enfrenta el peligro de extinción frente a la globalización.
Así, la globalización plantea una
relación desigual porque solamente una parte del mundo indica la manera de
vivir y el resto solamente se adscribe a ella. En cambio la interculturalidad
plantea el respeto a los orígenes de las formas y el intercambio equitativo
entre las personas de opciones, formas, metodologías y prácticas de
relacionamiento, comportamiento, economía, organización, creencias y sobre todo
libre elección de cada una de ellas.
LA SOBERANÍA ALIMENTARIA SE ABRE
ESPACIO EN EL SISTEMA MERCANTIL
En este panorama competitivo de
cosmovisiones, la soberanía alimentaria surge y lucha por abrirse paso teniendo
como objetivo el ejercicio del derecho humano a la alimentación, para romper con
la competencia y lograr el acceso libre de los seres humanos a los alimentos,
desprovistos de precios que no tengan que ver más que con el esfuerzo que
implique producirlos y sean sujetos a mecanismos de intercambio equitativo.
El origen de la demanda de
soberanía alimentaria es justamente el campesinado internacional, que plantea
que el planeta tiene las condiciones físicas para dotar a la humanidad de
alimentos producidos de manera tradicional, sin elementos ajenos al ciclo
reproductivo natural de la tierra, en el que intervienen las variaciones
climáticas estacionales, el ciclo hídrico y la mano del hombre en relatividad.
El factor determinante para que este acceso sea posible es que se elimine el
manejo industrial de los alimentos y que las distintas transformaciones de
ellos también sean manejadas en un nivel de provisión necesaria de acuerdo a la
cantidad que un cuerpo necesita para vivir, no de acuerdo a la cantidad que la
industria necesita vender para concentrar el poder económico. Sin dejar por ello
de disfrutar de productos alimentarios nuevos pero saludables y que no atenten
contra la vida.
La tendencia actual que introduce
el debate sobre la soberanía alimentaria es que significaría un desequilibrio en la economía nacional.
Pero en términos generales la aplicación de políticas de autoabastecimiento
cambiaría los índices de desnutrición y mortalidad por falta de alimento, que
es el fin sustancial de cualquier Estado.
La soberanía alimentaria en su
definición básica es la posibilidad de que la población decida sobre su
alimentación desde la producción u obtención por recolección, la
transformación, la puesta a disposición, hasta la elección del tipo de
alimentación que necesita y desea. Añadiendo a este proceso dos elementos
fundamentales, primero la posibilidad de confiar en que son alimentos sanos y
saludables con una estructura normativa legal que asegure que no se vulnere el
derecho humano a la alimentación de calidad, y segundo la información
suficiente para que las personas sean capaces de elegir alimentos sanos y
saludables.
Una sociedad que hoy es solo
consumidora puede decidir convertirse otra vez en personas que eligen
libremente, solo con información suficiente a través de canales educativos y
massmediáticos. Aunque parezca
imposible, este complicado proceso se ha iniciado ya con conceptos que se
pueden identificar como el consumo responsable y acciones concretas como las
movilizaciones indígenas y campesinas en distintas partes del mundo, que
demandan el respeto a sus derechos agrarios o territoriales, además de las
constantes denuncias del abuso de la industria a través de la difusión de
documentales, investigaciones científicas independientes y el uso de las redes
sociales con la publicación de informes técnicos. Otro
rasgo del proceso es que el primer mundo paga cada vez mejores precios por
importación de alimentos orgánicamente producidos y transformados y el grado de
demanda de las certificaciones posibilita que éstas sean menos burocráticas. También se puede destacar la elaboración de
leyes y normas nacionales como es el caso de Bolivia y Ecuador, que han
elaborado una nueva Constitución Política del Estado, que incorpora principios
y valores como el vivir bien, el derecho humano al agua, a la alimentación o
los derechos de la Madre Tierra, que, aunque en la práctica gubernamental no se
estén aplicando todavía, marcan una diferencia en el pensamiento y la
concepción del tipo de país que son o desean ser y está planteada legalmente la
posibilidad de construir políticas públicas en esos marcos.
Además estas constituciones se han
convertido en referentes para otros países y forman parte de los debates
internacionales, lo cual plantea una apertura de la mente para recibir estos
planteamientos y hacerlos realidad, un camino todavía costoso frente a una
industria que invierte los recursos que sean necesarios para solventar una
publicidad suficiente que siga logrando convencer a la gente de que sus
productos no solo son buenos, sino que son imprescindibles para vivir.
CONCLUSIÓN FINAL
De los tres elementos planteados:
el poder industrial, el poder tradicional y la sociedad consumidora, los dos
últimos tienen la posibilidad de enfrentarse al otro para recuperarse y
demostrar que se puede vivir con dignidad, soberanía, goce y transformar la
economía dependiente en otra alternativa que ahora el planeta necesita para
contrarrestar el cambio climático. Esta transformación es un proceso de
disolución del poder económico actual, en una revolución desde la alimentación
y por lo tanto, desde el cuerpo, entendiendo que es un derecho humano y no debe
depender de la compra de un alimento, sino de la disponibilidad libre que
suponga también que toda persona desarrolle la capacidad de producir o recolectar
alimentos.
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