Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Ya hace
un tiempo se ha ido viendo la necesidad de discutir y profundizar la propuesta
del Socialismo Comunitario, pues no hablamos de un concepto superfluo o
a–histórico, sino del contenido político e ideológico del propio proceso que
representa un continuum en la milenaria lucha indígena originaria y por la
liberación nacional como respuesta al neocolonialismo y al capitalismo
universal. Busquemos articular algunos aspectos de este socialismo para evitar
una folklorización o una interpretación a–histórica, justo y cuando varios
conceptos del proceso de cambio se han ido desvirtuando y utilizando ajenos a
su esencia y sentido [1].
I
Un
problema epistemológico para los países occidentales fue no alejarse de una
mirada eurocéntrica, que no permitía una lectura de la realidad, frente
a la persistencia de mayoritarios sectores indígenas y campesinos, y que los
sectores dominantes reproducían en búsqueda de la eliminación del indio o su
disciplinamiento. Coincidente con la izquierda tradicional, que en un marxismo
vulgar o en un anarquismo burgués, rezaban el etapismo o promulgaban el
espontaneismo insurreccionalista.
Así, fue
fundamental el proceso de acumulación de fuerzas, de construcción de horizonte
de lucha y, lo más importante, el fortalecimiento del movimiento indígena y
campesino que representaba a la mayoría de este territorio. El fortalecimiento
puede encontrarse en la ruptura del “pacto militar–campesino” en 1974 con la
“masacre del valle” y que le permitiría un debate entre sus corrientes internas
en donde el katarismo y un marxismo crítico e indígena, se irán imponiendo.
Con la
fundación de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de
Bolivia (1979) se fueron desarrollando propuestas no sólo sectoriales, sino
para el país, proceso en el que el Movimiento Campesino de Base (MCB) y
Ofensiva Roja de Ayllus Rojos Tupakataristas, fueron protagonistas.
El MCB
planteó [2] que el sector indígena y campesino es el sujeto histórico de la
revolución boliviana, la necesidad de construir el brazo político indígena y
campesino: el instrumento político, la Asamblea de Nacionalidades (que luego
fue Asamblea por la Soberanía de los Pueblos y que daría nacimiento al
Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos y a lo que ahora es el
Movimiento al Socialismo), el proceso de acumulación para la transición, el
poder comunal y el Socialismo Comunitario.
Este
horizonte de la lucha indígena y campesina que asumió la dirección de la lucha
popular, construyó en la lucha y en la reflexión de abajo a arriba, una lectura
propia; resultado de esto es la propuesta compleja del Socialismo
Comunitario.
II
El
reconocimiento del Che de lo indígena y campesino –con otros ribetes– se asumió
en el MCB a través de una lectura crítica del marxismo, con la recuperación de
un Marx más completo (con la lectura de: “El porvenir de la comuna rural
rusa” [3]). Asimismo, se asumía la cosmogonía andino–amazónica, una visión
del tiempo no lineal, la tetraléctica y la cosmovisión andino–amazónica y lo
comunitario como modelo de sociedad y economía. Otro aporte coincidente e
importante fue el de Ofensiva Roja con la edición de: “Karl Marx. Cuaderno
Kovalessky (extracto). Inédito en castellano” [4].
El MCB
plantea como hilo conductor para la construcción del Socialismo Comunitario:
“1. La recuperación de los territorios comunitarios,
la identidad y la recuperación de la religión como elementos CENTRALES DE
COHESIÓN IDEOLÓGICA Y MORAL del SUJETO HISTÓRICO REVOLUCIONARIO.
2. La elaboración del proyecto histórico, del sujeto
histórico revolucionario (construcción colectiva de la línea y el Programa de
Liberación de los pueblos y clases oprimidos y explotados).
3. La ubicación del rol histórico de las comunidades,
ayllus, capitanías, tentas (ejercicio del poder del ayllu, del poder comunal y
del poder de las comunidades sobre el territorio, la población y los recursos
naturales, para beneficio de toda la población a nivel nacional y la ejecución
de un proyecto económico de seguridad alimentaria como primer paso).
4. La ubicación del rol histórico de las clases
explotadas, (lucha contra el capitalismo e imperialismo, por la instauración de
una nueva economía soberana, la nueva sociedad y poder revolucionario en la
perspectiva de edificación del socialismo y el hombre nuevo).
5. La construcción del Instrumento Político Unitario
capaz de dirigir todo el proceso […].” [ver nota 3]
De esta
manera, siguiendo el texto del MCB, se consolidarían/conquistarían: a) una
democracia originaria participativa, el poder del ayllu, el poder comunal y el
poder de las comunidades; b) la recuperación de territorios por parte de las
naciones originarias; c) la superación de la contradicción entre campo y
ciudad, la dependencia y el atraso; d) el desarrollo de un modelo de
reciprocidad al socialismo; e) la identidad; f) un proyecto de Unidad Nacional,
etc.
Lo que
podría resumirse en:
“[…] las fuentes del socialismo comunitario son a) El
pensamiento guevarista b) El Socialismo Científico c) El comunitarismo andino
amazónico d) La Teología de la Liberación e) La Educación Popular
Latinoamericana f) La doctrina de los derechos humanos.
[…] Planificar la economía, redefinir el desarrollo y
sus áreas estratégicas, impulsar la ciencia y tecnología para producir un
proceso de industrialización a escala del país y la población, afectar lo menos
posible el medio ambiente utilizando la ciencia y las tecnologías adecuadas,
vertebrar el país, fomentar la actividad productiva colectiva, recuperar
tierras para el Estado, producir una revolución educativa haciendo uso de las
comunicaciones, hacer posible la salud y la vivienda universal, generar oportunidades
para todos y todas en un sentido de justicia […]” [5]
III
No es
casual que este proceso de cambio tenga que enfrentarse una y otra vez a
la necesidad de fortalecerse y profundizarse, de volver desde abajo a la
discusión profunda para tomar acciones, como tampoco es casual que exista la
tarea urgente y constante de recuperar nuestra historia. Asumamos, los que nos
sintamos comprometidos con este proceso, esta tarea. Por un lado, en los
últimos tiempos el contenido mismo del proceso de cambio, sus sentidos,
se han ido debilitando, por lo que una primera tarea es recuperarlos en la
historia y en la propuesta. Por otro lado, existen todavía grandes mares para
profundizar las propuestas de este proceso, entre ellas la del Socialismo
Comunitario, que debe ir tomando cuerpo y acción desde las bases hasta las
dirigencias, pues es nuestro horizonte, sin el cual este proceso no habría
podido ser.
Notas
1 Así,
rebatiremos algunos aspectos de los artículos: “Ideas de lo que no terminamos
de construir. Socialismo Comunitario” de E. Nogales.(http://escuelanacionaldeformacion.blogspot.com/2015/02/
ideas-de-lo-que-no-terminamos-de.html)
y “El socialismo comunitario: un modelo de socialismo “a la boliviana”” de F.
Rodríguez
(http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=4251).
2 En
varios documentos, entre ellos: A 500
años de despojo, opresión y explotación: Bolivia Plurinacional y Socialista
(Libro Rojo), Editorial Gráficas, La Paz, 1992.
3 Revista
Cuadernos de Pasado y Presente
N° 90, México, 1980.
4
Publicado en 1989.
5 Revista
Maya, N° 2
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