Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Verónica
Rocha
Aunque en el pasado se consiguieron
varios logros para las mujeres, gracias al decidido y militante trabajo de
varias feministas (cuando no era tan políticamente correcto ser feminista,
cuando no lo éramos todos y todas), algo que quizás no hubiéramos imaginado
entre las revueltas del año 2000 y las siguientes es que la gestión de Evo
Morales o, mejor aún, el proceso de cambio, terminaría siendo otro espacio
histórico en el que el tema de las mujeres encuentre un amplio marco para
discutirse/definirse, ya sea en su esencia teórica (asistimos a un debate
público sobre el "feminismo” o el machismo del Presidente) o en sus
aristas más materiales (asistimos también a un intenso esfuerzo informativo por
visibilizar las cotidianas tragedias violentas que atravesamos las mujeres en
este país). En los últimos años se han logrado impulsar importantes avances
materiales en lo que refiere a la participación política de la mujer. Así, por
las buenas o por las malas, la totalidad de las tiendas políticas han entendido
que deben materializar sus composiciones estructurales sobre todo con base en
la paridad, pero también en la alternancia. La pasada elección hemos vivido una
experiencia sin parangón en nuestra democracia intercultural, el hecho de haber
acudido a las urnas para elegir la misma cantidad de hombres y mujeres como
nuestras y nuestros representantes es un hecho que muchas democracias
"puramente” modernas envidiarían. Pero a pesar de ello hoy, en las
elecciones subnacionales, a la vuelta de la esquina de tremenda experiencia
nacional, atravesamos por reinventadas malas prácticas políticas cuando hay
candidatas que denuncian que algunas de sus tiendas políticas no están
viabilizando su reinscripción (sus postulaciones, junto con las de sus
compañeros, fueron observadas) a pesar de que ellas entregan su documentación a
sus jefes de partido, la misma que estaría siendo "retenida” de su entrega
a los respectivos tribunales electorales.
Asimismo, y en el mismo tiempo, hemos sido testigos de cómo una legislación
de avanzada, comenzando por nuestra altamente garantista Constitución y pasando
por las normativas que se han aprobado para establecer mecanismos de garantía,
exigibilidad y justiciabilidad de los derechos de las mujeres, han sido
insuficientes y han presentado problemas al momento de su aplicación, sobre
todo cuando volteamos a ver las alarmantes cifras de acoso y violencia
política, de feminicidios en el país y las complejas tramas que se van
conociendo en torno a temas específicos de trata y tráfico de niñas y adolescentes.
Este panorama nos debiera ayudar a mirar el escenario panorámico de un proceso
histórico y político con posibilidades únicas en este tiempo/espacio y, por lo
mismo, con desafíos enormes al momento de asumir responsabilidades sobre todo
con quienes no se constituyeron en su momento como el sujeto histórico de su
consolidación: las mujeres y la juventud, la clave de género/generación; pero
si lo hicieron (con todas las credenciales) en el marco de un proceso
postconstituyente, en la construcción del Estado Plurinacional, en esta urgente
consolidación del anhelo de igualdad y justicia en este país que se reconoce
diferente.
Así, la mejor manera de afrontar una conmemoración como la de hoy es siendo
justas, honestas y equilibradas con una lectura de la realidad sobre y desde
las mujeres: yo prefiero pensar que estamos al inicio del camino, que hay
cimiento y horizonte posible, que ese horizonte se llama despatriarcalización.
Y, sobre todo, que para llegar a él no se abandona el discurso (pero sobre todo
la micropráctica) contra el patriarcado un solo segundo.
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