Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Karina Sauma
En 2014, casi por estas mismas
fechas, el país sufría una de las peores inundaciones, después de las
registradas en 2007. Según la prensa nacional, cerca de 60.000 familias fueron
golpeadas por las intensas lluvias, 19.600 de ellas en Cochabamba y 8.000 en el
Beni. Solo en la Amazonía boliviana se registraron 16 millones de hectáreas
anegadas, y aproximadamente 58.000 cabezas de ganado se ahogaron.
Los fenómenos naturales
extremos son cada vez más frecuentes y no tenemos en cuenta que irán aumentando
en la medida en que no se tomen decisiones de Estado para enfrentarlos. El
ordenamiento territorial y la planificación del desarrollo deben tener en
cuenta los riesgos climáticos actuales a causa del cambio climático y la
deforestación. Entre 2010 y 2013 se destruyeron cerca de 783.000 hectáreas de
bosques en el país, lo que representa una pérdida promedio anual de 261.000
hectáreas, equivalente a la deforestación de 715 canchas de fútbol por día,
según datos proporcionados por la Fundación Amigos de la Naturaleza, a partir
del monitoreo que realiza de la deforestación en Bolivia.
Adicionalmente, si bien no hay
información oficial al respecto, es probable que la construcción en el río
Madera de las represas de Jirau y San Antonio en Brasil esté afectando
seriamente a las regiones del norte de nuestro país. Hoy ya se reportan cerca
de 300 familias damnificadas por el desborde de ríos en Pando, principalmente
el río Acre, un afluente importante del río Madera. Estos fenómenos conllevan otros
efectos muy duros: familias que tienen que abandonar sus hogares, muchas
pierden lo poco que tienen, las enfermedades respiratorias y gastrointestinales
aumentan, y si bien las autoridades ejecutan acciones de emergencia, por lo
general los esfuerzos llegan cuando los problemas ya han superado las
capacidades de atención.
Si bien las autoridades
competentes hoy están realizando evacuaciones en las zonas afectadas, además de
proveer alimentos, las medidas no son suficientes, puesto que los daños económicos
y sociales en muchos casos son irreversibles. Una adecuada planificación en pro
del desarrollo con la intervención de los diferentes actores hará que estemos
preparados para estos eventos. Una vez más tenemos que comprender la necesidad
de vivir en armonía con la naturaleza y entender que ella puede vivir sin
nosotros, pero nosotros sin ella no.
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