Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Mauro Alcócer
Sé que algunos al leer estas líneas dirán que le hago el juego a la derecha, pero llevo más de cuarenta años de militancia siempre en la izquierda y hablo desde esa convicción, además de que lo que afirmaré mucha gente al interior del proceso de cambio lo está pensando aunque prefiera callarse.
Las caretas se están cayendo y se van a caer aún más luego de los resultados de las elecciones del domingo 29 de marzo. Es cierto que no son lo mismo unas elecciones nacionales como las de octubre/2014 en que salió vencedor Evo Morales con el 62%, que elecciones regionales en las que la derecha obtendrá varios triunfos en departamentos como Santa Cruz y Tarija o en las ciudades de La Paz y Cochabamba, aunque el MAS seguirá siendo el único proyecto político con presencia en todos los departamentos. Los medios de comunicación conservadores se van a afanar en mostrar los resultados de este fin de semana como una especie de plebiscito, dirán que “el proceso de cambio ha llegado a su fin”, en fin ya sabemos de estas cosas y debemos estar preparados para encararlas.
Pero lo que más me preocupa es el adversario interno, que se infiltró en las filas del MAS aprovechándose de la actitud de “apertura”, de “amplitud”, de “inclusión” con elementos provenientes de la derecha. Los derechistas están tomando el control de nuestro instrumento político y eso lo puedo afirmar citando varios casos que se están dando en todo el país.
Veamos qué pasa en Tarija. Allá es indignante que un ricachón adenista no sólo se haya convertido en senador, sino en los hechos sea el jefe político y de campaña masista, me refiero a Melciades Peñaloza. ¿De dónde apareció este hombre, que es el que a su vez sugirió el nombre de otro advenedizo, Pablo Canedo, como candidato a la Gobernación? Ni a Peñaloza ni a Canedo nunca se los vio en las luchas sociales por el proceso de cambio, siempre estuvieron en la acera del frente pero ahora imponen su protagonismo, lo que ha desmoralizado a la militancia de base diezmando nuestras filas y facilitando un eventual triunfo del representante de la extrema derecha como es Adrián Oliva.
El de Tarija no es el único caso, en La Paz se impuso a la emenerrista Teresa Rescala como candidata a primera concejal. ¿Dónde están los votos que supuestamente suma la señora Rescala? no existen, pero a los oportunistas que la invitaron les digo que lo único que han logrado es borrar las diferencias ideológicas entre lo que debería ser una izquierda consecuente (el MAS) y lo que es la nueva versión política opositora encarnada en Revilla y Sol.bo. El pueblo que observa estas cosas se pregunta: ¿cuál es la diferencia ideológica entre Revilla y Rescala?
La falta de principios con que actúan los pragmáticos y oportunistas nos está llevando al desastre, en vez de avanzar estamos retrocediendo, todo lo que conseguimos en las elecciones nacionales (cuando también hubo señales preocupantes como la pérdida de votos en el departamento de La Paz) hoy estamos por perderlo. Y esto no es por culpa de los militantes de base.
Esa orientación pragmática lamentablemente ha encontrado su ideólogo en el vicepresidente García Linera. Fue él que propuso la “teoría” del “derrotar e incorporar” en una burda tergiversación de todo lo que escribieron Lenin y Gramsci. ¿Dónde y cuándo esos dos revolucionarios escribieron que había que sumar a los derechistas?, ¿dónde y cuándo plantearon que había que abrirles las puertas y darles puestos privilegiados a los advenedizos, a los infiltrados, a los contrarrevolucionarios?
Con este planteamiento el vicepresidente confirmó lo que se sospechaba: que en realidad sólo cree en una simple reforma del capitalismo, que seguramente dará lugar al “capitalismo andino” que viene pregonando desde el año 2005, por ello tampoco es casual que se haya convertido en el principal promotor del acercamiento gubernamental a la oligarquía cruceña y los empresarios privados.
Pero estos no son los únicos peligros, otro riesgo aún peor es la corrupción interna y el caso más grave se da en la ciudad de El Alto. La mala gestión municipal de Patana y el tremendo error de llevarlo a la reelección han creado las condiciones para que la alcaldía de esta ciudad caiga en manos de la derecha. Aquí tiene la culpa esa rosca de dirigentes corruptos que ahora se da por llamarse “Corelcam”; dirigentes que llevan años de años viviendo de las bases, que han encontrado su nicho de negocios sucios con la Alcaldía, que a su vez cobra “comisiones” por las obras públicas que realiza. ¿Es que todo esto no lo sabía el Gobierno?, ¿es tanta la impunidad de Patana y toda esa cáfila de dirigentes aborrecidos por el poblador alteño? En este caso no hay infiltración externa, lo que hay es una especie de cáncer interno que hay que extirpar por el bien del proceso.
Para los que luchamos no desde ayer o anteayer por la revolución democrática y cultural, para los que creímos en el cambio cuando muy pocos creían, para los que militamos no por una pega sino por convicción, lo del domingo será duro, pero seguiremos inclaudicables. Eso sí, exigiremos a quienes nos están llevando al precipicio que rindan cuentas.
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