Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: W. Abraham Pérez Alandia
Existen, por lo menos, dos formas de entender los fenómenos económicos, las decisiones que se toman en torno a ingresos, producción, acuerdos entre los agentes y los descontentos que se manifiestan después de estos acuerdos. Una de estas formas es el punto de vista conservador, ortodoxo, fiel a sus dogmas; la segunda forma se denomina heterodoxo, significa estar atento a lo nuevo, tener en cuenta que no todo los que dicen los manuales es aplicable a la realidad vigente, toma en cuenta las especificidades del medio en el que el analista se encuentra, hacer un esfuerzo por comprender las diferencias entre una sociedad y otra, por tanto entre una economía y otras, saber que: “toda decisión de política económica o el acuerdo entre partes, toca intereses de grupo”, toda medida de política económica está en escenarios de dicotomías de contradicciones entre clases y fracciones de clase.
Desde ese punto de vista, el último acuerdo del incremento salarial, es objeto de opiniones que responden a intereses contrapuestos. Los opinadores económicos o analistas, como les gusta denominarse, se están manifestando desde su formación y sus posiciones ideológicas, respecto al acuerdo entre gobierno y trabajadores. Por esta vez, después no se sabe de cuanto tiempo, sale la medida del incremento de una mesa de concertación. Este acuerdo concertado no les gusta a los que esperan los conflictos sociales; puesto que de ellos sacan ventaja política y esperanzas de recuperar el poder perdido y los privilegios de ser operadores del poder transnacional, ejecutores de las imposiciones del FMI, BM, BID y otros.
Para aquellos que defienden posiciones ortodoxas (fieles a su formación académica) el incremento salarial que se práctica en los últimos años es una aberración económica, es un atentado a un agente específico de la economía, el empresario.
Como en los tiempos de Marx existen estos apologistas del capitalismo y del estado de la situación, militantes defensores de una élite que, desde la fundación de la República, fue incapaz de constituirse en burguesía nacional y desarrollar un capitalismo nacional independiente.
El carácter de fidelidad a su formación académica, hace también de estos analistas repetidores de los manuales de economía escritos desde otros espacios y otros tiempos, que hagan el ridículo papel de adivinos de lo que acontecerá, profetas de acontecimientos que no se cumplen. Dicen estos analistas que el incremento salarial provocará: inflación, costos elevados en la producción, despidos, etc., decálogos o tablas de leyes que están diseñados en sus mentes de manual.
Estos profetas de la economía ortodoxa, no tienen la capacidad de vincular el momento por el que estamos pasando y recomendar a sus defendidos, por ejemplo, ser más agresivos en la utilización de los excedentes económicos, que son importantes y crecientes. La agresividad a la que nos referimos consiste en desprenderse de la mala práctica de echar todo el peso de sus costos a la fuerza de trabajo y renovar tecnologías que logren incrementos de productividad. Es obsoleto tomar como única variable de costo a la fuerza de trabajo y/o los salarios.
Dicen estos analistas:
“…. Las cargas salariales aumentan en demasía para el sector privado, lo que le quita competitividad en los mercados externos y aún en el propio mercado nacional frente a las importaciones.” (Página siete, abril 24)
“Cada año, cerca al 1 de mayo –fecha simbólica que el Gobierno aprovecha para anunciar el incremento salarial obligatorio por decreto– surge la angustia en el empresariado sobre cómo cumplir con pagos cada vez más altos cuando la productividad de la mano de obra no aumenta igual; entonces surge la pregunta: ¿cuándo un incremento salarial es racional? (el Deber, abril 23)
“… estas medidas se traducen en el desempleo de los menos cualificados en la sociedad...” (economíabolivia.net)
Estas opiniones son de carácter ortodoxo, no observan los acontecimientos de escenarios del presente y prefieren acudir a sus manuales académicos convencionales, y cuando se equivocan no aceptan estos errores con hidalguía, como cuando profetizaron que el segundo aguinaldo derivaría en que la inflación se iba a disparar, ¿Dónde está esta ese disparate anunciado?
Por nuestra parte, felicitamos a la dirigencia de la COB, haber concertado el incremento en una mesa de diálogo. Esta actitud no significa abandonar los objetivos de clase, creemos que la clase trabajadora, parte importante de las clases nacionales y del poder popular, está asumiendo un rol histórico en este momento. Aunque no faltan aquellos grupos marginales que con sus actitudes dogmáticas quieren tender la alfombra a la derecha reaccionaria, ya lo hicieron en el pasado y pretender hacerlo ahora.
El autor es economista, docente en la Universidad Mayor de San Andrés
Síguenos en Facebook https://www.facebook.com/escuelanacionaldeformacionpolitica
Twitter @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios