Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: José Luis Exeni
Depredadoras del cuerpo pero guardianas del espíritu, las iglesias no cesan en su intensa campaña a favor (en defensa) del aborto. Y es entendible que lo hagan. El problema es que, como en los viejos-añorados tiempos, dictaminan hoguera para quienes piensen/opinen/actúen diferente. Allá las iglesias con sus empeños abortivos. Del otro lado de la vereda, con todas sus consecuencias —incluidas las celestiales—, seguiremos abonando la-trinchera de los derechos.
Vea usted. Las iglesias quieren abortar el derecho de las y los adolescentes y jóvenes a recibir información y educación sobre la sexualidad. Buscan abortar también, faltaba más, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Por supuesto que desde siempre las iglesias anhelan abortar, por ser “intrínsecamente malos” (sic), los métodos anticonceptivos. Y ni qué decir de su afanosa batalla para abortar el derecho a decidir libre y responsablemente tener o no hijos.
La más reciente (neo) cruzada de las iglesias en Bolivia pretende abortar el uso de la “píldora del día después” en programas de salud pública. Dicen, mintiendo, que este anticonceptivo de emergencia “tiene características abortivas”. En rigor, las iglesias quieren abortarlo todo. Les importa un carajo que las mujeres hayan sido violadas, tengan embarazos no deseados o puedan morirse. Las iglesias, abortando derechos, como sea, quieren hacerlas parir.
¿Debiera extrañarnos? Hace cinco años las “iglesias unidas” pretendieron abortar la nueva Constitución Política. Juraban, mintiendo, que estaba en contra de Dios. Oponían Constitución versus Biblia. Para mantener sus privilegios, buscaron abortar el Estado laico. No lo lograron. Ahora quieren abortar derechos constitucionales. Cuentan para ello con la vergonzante complicidad de políticos arrepentidos, policías, fiscales, jueces, autoridades de salud...
Tengo especial aprecio y respeto por personas muy cercanas que profesan la fe católica y la fe cristiana/evangélica. Pero no dejaré de sostener que resulta deplorable el modo en que las iglesias —sus dogmas, sus cúpulas—, ancladas en el milenio pasado y en nombre del “preciso instante de la concepción”, ansían abortar derechos humanos fundamentales.
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Creo que hay un error en la parte primera de este artículo, porque las iglesias no estan en defensa del aborto, más estan en contra del aborto y en defensa de la vida. El derecho a la vida es el derecho supremo humano fundamental. Creo que tambien el artículo debería evitar generalizaciones porque no es cierto que las "iglesias unidas" pretendieron abortar la CPE, más bien conozco porque estuve en la Constituyente, que muchos representantes evangélicos apoyaron varios postulados de la misma, sobre el tema de Estado laico especialmente, porque el hecho de que solo la Iglesia Católica sea iglesia del Estado, va en contra del principio bíblico básico de que Dios nos ha dado libertad de conciencia y libre albedrío. Yo defiendo la vida desde la concepción, soy cristiana evangélica pero soy militante de los derechos humanos, pero discrepo el enfoque que quieren darle el "feminismo clásico" enlatados sobre los derechos sexuales reproductivos, este es un tema muy sensible muy intrínseco a la intimidad e individualidad humana y hay debatirlo con altura y responsabilidad. Otro gran detalle que hay que entender es la diferencia entre la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas. (Mabel Miranda Gonzales)
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