Ir al contenido principal

El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Ley minera antinacional y minerogárquica


Por: Arturo D. Villanueva Imaña

Nunca como ahora el país se enfrenta a una coyuntura que puede revertir y devolverlo a las épocas en las que un pequeño grupo oligárquico conocido como los barones del estaño controlaba, usufructuaba y definía los destinos de la nación. Esta vez e irónicamente, la situación se presenta en manos de una masa cooperativista explotada y asociada (vaya relación!), que le hace el juego a intereses privados nativos y (principalmente) extranjeros, que por su intermedio buscan hacer aprobar una norma antinacional, anticonstitucional y minerogárquica, por su similitud a lo que representaba aquella oligarquía minero feudal que la revolución del 52 pensó que había extirpado.

Y muy en contrario de que se trate de un asunto subsanable con la corrección y adecuación constitucional de unos pocos artículos (como se pretende hacer creer), o que se quiera (re)cortar las enormes y diversas ventajas, execciones, concesiones e incentivos que se les otorgó, y ni aún siquiera como si se tratase de un tema político por el que se busque desterrar resabios neoliberales que se han colado a la propuesta de ley minera, o aún de un propósito medioambiental que se proponga evitar los graves daños y pasivos socio-ambientales y ecológicos que provoca la actividad minera; en realidad se trata de una problemática que nos incumbe a todos los bolivianos.

Sucede que la norma (no unos pocos artículos) y tal como está planteada en la propuesta que se encuentra en tratamiento (y penosa negociación), otorga derechos preferentes a la actividad minera. Ello significa por ejemplo, que no solo permite el uso totalmente discrecional de las aguas y aun el desvío del curso natural de los ríos de este recurso que constituye un derecho de todos los bolivianos, poniendo en riesgo la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, tal como han denunciado las organizaciones de regantes a nivel nacional; sino que al otorgar derechos preferentes a la actividad minera, convierte a todos los demás bolivianos (sean ciudadanos individuales o colectivos con identidad y autonomía propias), en sujetos de segunda, con derechos supeditados y subordinados al interés y prerrogativa de mineros que vienen a constituirse de esa forma en una nueva casta privilegiada y superior.

Tanto es así, que todos los demás derechos, sean agrarios, ambientales, indígenas o ciudadanos, deben ceder ante la eventualidad de que en tierras agrícolas, áreas protegidas, territorios indígenas o cualquier otro tipo de suelo, se encuentren recursos naturales explotables por la actividad minera. Y como si eso no fuese suficiente, dada la forma como ha sido concebida la norma, ni siquiera quedaría el consuelo de que esos recursos fuesen nacionales, o que la explotación y los beneficios puedan ser apropiados por el Estado, en beneficio de la nación, puesto que quedarían en manos de intereses privados (transnacionales especialmente), pero explotados (en doble sentido) por cooperativistas nativos.

Para muestra un botón. Si solo se contabiliza la cantidad de minerales y oro que se ha exportado en los últimos 10 años, se puede establecer claramente que ha salido del país mucha más riqueza de la que se explotó durante todo el periodo colonial y con la que pudo haberse construido un puente de oro y plata hasta Europa, como todos sabemos.

Por otra parte, al prestar atención al crecimiento de la actividad minera y la otorgación de concesiones en los últimos 5 años (según investigaciones efectuadas por el CEDIB), podremos establecer tres fenómenos sumamente inquietantes (por decir menos). Primero, que se han expandido en todo el territorio nacional; lo que significa que se han ampliado de las áreas tradicionales asentadas históricamente en occidente, para incluir y abarcar las regiones norte amazónica, oriental chiquitana y chaqueña, donde predomina la explotación de oro, metales no tradicionales y piedras preciosas. Segundo, que la extensión territorial de las concesiones son tan grandes en superficie, que ni en la más afiebrada época latifundista del país se entregaron tal cantidad de tierras para explotación privada y con derechos preferentes, cuyas extensiones superan fácilmente las decenas y centenas de miles de hectáreas para una sola empresa, como sucede en varios casos. Y tercero, que esta política entreguista ha reducido las reservas fiscales al mínimo, para favorecer el interés privado. Es decir, ha implicado desnacionalizar los recursos naturales mineros del país.

Bajo estos argumentos, la pregunta es si todos los sectores sociales que no son cooperativistas en el país deben quedar al margen de la revisión de una norma de esta trascendencia, y si esa revisión solo debe reducirse a una búsqueda consensos sobre unos pocos artículos, tal como está sucediendo en este momentos, a espaldas de una sociedad y un destino nacional que nos corresponde construir a todos.
 
Twitter @escuelanfp

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedro Ignacio Muiba, el héroe

Por: Homero Carvalho Oliva En 1975, mi padre, Antonio Carvalho Urey, terminó una investigación iniciada en la década de los sesenta que habría de cambiar la historia nacional. Después de muchas visitas al Archivo Nacional de Bolivia, dirigido en ese entonces por Gunnar Mendoza, extraordinario intelectual e historiador, quien le ayudó a ubicar los folios que habrían de probar toda una hazaña que da testimonio que los indígenas moxeños participaron activamente en la Guerra de la Independencia de nuestro país, al mando del cacique Pedro Ignacio Muiba. Esta investigación se publicó, primero en septiembre de 1975, en un policopiado financiado por la Universidad Técnica del Beni, en un pequeño tiraje de 200 ejemplares y luego en la famosa Biblioteca del Sesquicentenario de Bolivia. Dos años más tarde, en 1977, Antonio publicó el libro titulándolo Pedro Ignacio Muiba, el Héroe y de esa manera se reparó una injusticia histórica. En sus investigaciones, Antonio se basó, entre otros, en...

La despatriarcalización

Por: Julieta Paredes Al igual que el Seguro Universal de Salud (SUS), la despatriarcalización, como nombre para una política pública, tardó mucho, pero llegó. Entonces, en este marzo de luchas de las obreras, es necesario analizar, ¿qué es lo que realmente llegó? Fruto de una serie de movilizaciones de mujeres pertenecientes a las organizaciones sociales del proceso de cambio, se lograron algunas medidas en el Ejecutivo. Fueron movilizaciones que se realizaron a lo largo del año pasado, con encuentros departamentales. Así fue que se logró concretar un listado de demandas que más o menos se repitieron a lo largo de estos años, con algunas interesantes novedades. Entre ellas podemos señalar la exigencia del salario al trabajo doméstico y la necesidad de un espacio en el Gobierno para este sector. Algo así como un Ministerio de las Mujeres, instancia que tenga la jerarquía necesaria para efectuar las tareas que corresponden a la mitad de la población de Bolivia que somos las mu...

Idiosincrasia e ideología

Por: Félix Tarqui Triguero No son posibles las revoluciones económicas sin las revoluciones culturales porque todos aquellos contenidos que constituyen el fundamento de determinada cosmovisión propia de cada nacionalidad o sociedad pueden ayudar o frenar su avance por ser una manera de pensar de cada agrupación humana, en funcion a su historia y cultura. Así nace la idiosincrasia propia de cada pueblo, sin embargo, se enfrenta a la idiosincrasia forzada o alienante que influye día a día a las grandes masas de la población mundial de manera globalizante, en ese contexto necesitamos ver que Bolivia es un país de molde capitalista y sub desarrollado (empobrecido por la clase dominante que gobernó desde 1825 exceptuando a Antonio José de Sucre, Andrés de Santa C. hasta el 2005), La ideología como el estudio de las ideas es también un proceso de construcción critica, influenciado tan pronto el individuo se encuentra inmerso en las realidades sociales, económicas, culturales...