Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Reymi Ferreira
El anuncio de marchas, bloqueos y hasta de “paros indefinidos”
anunciados por la dirigencia cívica orureña, exigiendo la restitución del
anterior nombre del aeropuerto de la ciudad, parece de “Ripley”, y no en el
sentido que sea injusto el pedido, sino por el carácter paradojal del
sentimiento que abriga la protesta.
Han pasado 100 años desde
que Juan Mendoza, el primer piloto boliviano y combatiente en la Guerra del Chaco, volara
sobre la planicie altiplánica en una nave precaria; y desde esa fecha, casi
todas las ciudades del país tuvieron su propio aeropuerto. Después de un siglo,
el actual Gobierno construyó un aeropuerto e hizo justicia con Oruro. Este
hecho trascendental ha quedado, sin embargo, relegado a un segundo plano, por
un movimiento que cuestiona que el moderno aeropuerto lleve el nombre del
presidente, el orureño Evo Morales.
No se puede negar que es un
autogol que la bancada oficialista haya bautizado con el nombre del Presidente
al aeropuerto, en la
Asamblea Legislativa de Oruro. Llunk’erío, agradecimiento o
lo que fuera, es un error, que obviamente la oposición, atenta a cualquier
desliz oficialista, ha sabido utilizar demagógicamente. Existe un decreto
supremo de 1937, dictado por el presidente Germán Busch, que prohíbe que
calles, avenidas, paseos y lugares públicos lleven el nombre de personas vivas,
y por lo que entiendo dicho decreto no ha sido derogado. Pero aunque así no
fuera, no es correcto que se nominen lugares públicos con nombres de personas
vivas. Existen varias razones para ello. La evaluación sobre las conductas de
las personas se deben hacer al final de una vida. Segundo, este tipo de
nombramientos fomenta el culto a la personalidad; y tercero, como ocurre ahora,
mientras las personas están vivas, por más buenas que sean sus acciones,
siempre tendrán aliados y oponentes.
No creo que haya estado en
mente del presidente Morales que el aeropuerto lleve su nombre, y mal podría
por lo tanto imponer su voluntad sobre una Asamblea Departamental para nombrar
o quitar el nombre, (que lo haga podría interpretarse como un agravio). Lo que
cabe es que sea la propia Asamblea Legislativa la que modifique la nominación
del aeropuerto.
Un viejo dicho dice que
mientras algunos apuntan la luna, otros se preocupan del dedo que la señala.
Aquí, por un error político, atizado hábilmente por la oposición, se está
desmereciendo una obra anhelada por Oruro. Que no es correcto poner el nombre
de una persona viva a una obra pública es cierto; pero también es verdad que no
es correcto, y resulta hasta inmoral, estimular la animadversión contra una
autoridad que —a diferencia de otros— se acordó que Oruro, al igual que los
demás departamentos, necesitaba un aeropuerto, y lo construyó.
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