Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
El operativo Lonsdale sigue en las sombras
Por: Boris Miranda
Más de 21 años han pasado y todavía no sabemos qué
sucedió en esa casa de la Abdón Saavedra.
Un secuestrado, el empresario Jorge Lonsdale; un grupo
insurgente, el Comando Néstor Paz Zamora (del ELN); y un Gobierno, el de Jaime
Paz Zamora, fueron los protagonistas del episodio que recobró atención a partir
del cruce de dos periodistas.
“Él sabe la verdad”, acusa el jefe de programación de
ATB, Jaime Iturri, apuntando a Carlos Valverde, director del programa de TV Sin
letra chica, quien niega haber comandado ese operativo y asegura que a su
interpelador le faltó el “valor civil para preguntarle” directamente.
En la madrugada del 6 de diciembre de 1990, policías
civiles irrumpieron en una casa de seguridad del CNPZ para liberar al gerente
de la Coca-Cola. En el operativo no sólo fallecieron tres miembros de la unidad
insurrecta, también el secuestrado.
Una filmación, que fue confiscada, testimonios y las
reconstrucciones hechas revelaron que los militantes del bloque insurgente
fueron ultimados pese a que ya habían sido reducidos por las fuerzas del
Gobierno. Fue el fin del CNPZ, pero quedó abierto un manto de dudas sobre quién
mató a Lonsdale.
Hace algunas semanas el cruceño Carlos Valverde
publicó el libró Maten a Rozsa, en el que da su versión de lo
sucedido en el hotel Las Américas el 16 de abril de 2009, cuando el Gobierno de
Evo Morales desbarató un grupo subversivo. Iturri respondió de inmediato.
Sin querer profundizar sobre la polémica conclusión
del libro de Valverde (que acusa al Gobierno de haber instruido la eliminación
de Rozsa para que no delate que llegó al país a instancias suyas), Iturri le
recordó sus días en el Ministerio del Interior de esa época, en el despacho que
se ocupó de manejar el caso CNPZ.
“Si él (Valverde) quiere ser periodista, debe comenzar
por decir la verdad. Él era jefe de inteligencia cuando se dio lo del CNPZ y si
no fue quien dio la orden, por lo menos sabe quién lo hizo, cómo sucedieron las
cosas”, afirmó Iturri en conversación con Ideas.
El periodista añadió que poco después de los hechos,
el entonces ministro del Interior Guillermo Capobianco le dio a entender que el
responsable del operativo fue Valverde. Iturri recuerda incluso que el ministro
le contó que el cruceño “se desarmó en su escritorio” horas después de lo
sucedido.
Valverde dice que no tiene temor de hablar sobre su
pasado y responde a las acusaciones.
“(Él) no sabe que en el Ministerio del Interior había
un ministro y tres subsecretarios que estaban antes que yo en la cadena de
responsabilidades; pero además que yo, que ni siquiera hice el servicio militar
(soy orgullosamente inhábil y tengo libreta de color rosado, con un sello que
dice “auxiliar B”) jamás pude haber comandado un operativo por encima de
coroneles de la Policía y otros de rango inferior. Civiles no encabezan a
policías y militares, eso es una verdad incontrastable”, dijo Valverde respecto
a su presunta responsabilidad en el operativo de la Abdón Saavedra.
Según el autor de Maten a Rozsa es de
“lógica básica” que el ministro, los tres subsecretarios (la figura precedente
a los viceministros) y los directores civiles no pueden comandar un operativo
de fuerzas policiales.
“Iturri tuvo la oportunidad de preguntármelo
personalmente hace poco más de 12 años, cuando yo trabajé en Estudio Abierto en
la red ATB. Y también años después en PAT, y no lo hizo; otra vez, falta de
valor civil”, finalizó el ex director de Inteligencia del Ministerio del
Interior.
Sin embargo, la hipótesis de que un civil no puede
ordenar un operativo policial no parece sustentarse. De hecho, en el pasado,
ello ocurrió decenas de veces, desde el momento en que las autoridades del
Ministerio de Gobierno son civiles.
Creer la versión de Valverde implicaría que la Policía
es un ente independiente, cosa que no es verdad. Sin embargo, este argumento no
indica necesariamente que Valverde tuvo participación en aquellos incidentes.
De acuerdo al informe de Amnistía Internacional, el 5
de diciembre de 1990 “se llevó a cabo una operación conjunta de la Policía y el
Ejército en La Paz (...)”.
“A consecuencia de esta operación, tres presuntos
miembros del grupo armado resultaron muertos: Miguel Northtufter, Luis Caballero
y Oswaldo Espinosa; también resultó muerto Jorge Londsdale, la víctima del
secuestro”.
“Amnistía manifestó a las autoridades de Bolivia su
preocupación porque la información posterior sobre la operación parecía indicar
que al menos dos de los miembros del grupo que resultaron muertos pueden haber
sido ejecutados extrajudicialmente después de rendirse”.
Un reportaje del periodista Rolando Carvajal, que en
ese tiempo cubrió el caso, señala que “la familia de Lonsdale accedió a la
intervención armada que fue planificada por la comunidad de inteligencia
(Ejército, Policía, Paz Zamora, Capobianco y sus colaboradores, y los agentes
especiales de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España) y ejecutada por el
comando que disparó la granada hacia el ventanal del departamento donde se
encontraban todos”.
El cronista recuerda que la orden de ejecución
reconocida correspondió al entonces presidente Jaime Paz Zamora y sus
colaboradores, tanto de la seguridad estatal como del aparato judicial de la
época, dirigidos todos por la llamada comunidad de inteligencia internacional,
al mando del embajador de EEUU, Robert Gelbard, e integrada también por el
español Rafael Maza.
En lo que coinciden las notas periodísticas de la
época es en que el equipo de inteligencia que comandó los operativos contra el
CNPZ estaba asesorado y controlado por equipos especiales de Estados Unidos y
otros países europeos.
Las torturas que sufrieron los miembros del Comando
Néstor Paz Zamora quedaron registradas en un informe hecho por una comisión
especial del Congreso, y en otros elaborados por la Asamblea Permanente de
Derechos Humanos de Bolivia y por Amnistía Internacional.
Los detenidos sufrieron picana eléctrica, quemaduras
con cigarrillos, perforaciones con taladros y otras prácticas propias de los
gobiernos militares. Poco antes del operativo, un militante del MRTA peruano
falleció víctima de la tortura. Él confesó, al borde de la muerte, donde estaba
Lonsdale.
Más de dos décadas han pasado y todavía no se sabe
quién ordenó toda esa barbarie. Un libro sobre otro episodio oscuro devolvió
vigencia al debate. Los casos CNPZ y Rozsa están en las antípodas ideológicas,
pero los une ese elemento común: las sombras que los envuelven.
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