Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Eva Golinger
Desde la primera vez que Hugo
Chávez fue electo
presidente de Venezuela en 1998, Washington y sus aliados han intentado socavar
su mandato. Cuando Chávez apenas era candidato presidencial, el gobierno de
Estados Unidos le negó una visa para participar en algunas entrevistas
televisadas en el país norteamericano.
Luego, cuando ganó las elecciones presidenciales, el
entonces embajador estadounidense en Caracas, John Maisto, lo llamó
personalmente para felicitarlo y ofrecerle su visa. Los meses siguientes fueron
llenos de intentos de “comprar” al nuevo presidente de Venezuela. Empresarios,
políticos y jefes de estado desde Washington a España lo presionaban para que
se subordinara a sus agendas. “Vente con nosotros”, le urgía el entonces primer
ministro español, José
María Aznar, seduciéndolo con ofertas de lujo y riqueza, si
simplemente cumplía con sus órdenes.
Cuando Chávez no se dejó comprar, lo sacaron con un golpe
de estado el 11 abril 2002, financiado y diseñado desde Washington. Cuando el
golpe fracasó, y el pueblo rescató la democracia y su presidente en menos de 48
horas, comenzaron a desestabilizar al país, intentando hacerlo imposible para
gobernar. Desbordaron la nación con saboteos económicos, huelgas ejecutivas en
la industria petrolera, caos en las calles, y una brutal guerra mediática que
tergiversaba la realidad del país a nivel nacional e internacional. El complot
para asesinarlo con paramilitares colombianos en mayo 2004 fue impedido por las
fuerzas de seguridad del país. Meses después, intentaron revocar su mandato a
través de un referéndum revocatorio en agosto 2004, pero el pueblo lo salvó con
un voto de 60-40.
Mientras más popular se hacía, más millones fluían desde
las agencias de Washington a los grupos anti-chavistas para desestabilizarlo,
desacreditarlo, deslegitimarlo, derrocarlo, asesinarlo, o sacarlo de cualquier
manera. En diciembre 2006, Chávez fue reelecto con 64% del voto. Su aprobación
crecía dentro de Venezuela y por toda América Latina. Nuevos gobiernos en
Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Uruguay y varios
países caribeños se unieron a las iniciativas de integración, soberanía y unión
latinoamericana y caribeña impulsadas desde Caracas. Washington comenzó a perder
su influencia y control sobre su antiguo “patio trasero”.
Fueron creados la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR),
PetroCaribe, PetroSur, TeleSUR,
Banco de ALBA, Banco del Sur y la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En ninguna de esas
organizaciones está Washington, ni la élite que antes dominaba la región,
imponiendo sus intereses por encima de los pueblos.
En enero 2005, la nueva Secretaria de Estado, Condoleezza
Rice, dijo que Chávez era “una amenaza” para la región. Justo después, la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) colocó a Venezuela en su lista de los
“Top 5 Hot Spots” (5 lugares más inestables) del mundo. Unos meses luego, el
reverendo estadounidense Pat Robertson declaró públicamente que era mejor
“asesinar” a Chávez ya en lugar de iniciar una guerra contra Venezuela, que
costaría millones de dólares. Ese mismo año, cuando Venezuela suspendió la
cooperación con la Agencia Anti-Droga de Estados Unidos (DEA), por estar
inmiscuyéndose en sus asuntos internos, espiando y saboteando sus trabajo
anti-droga, Washington clasificó a Venezuela como un país que “no coopera en la
lucha contra el narcotráfico”. Nunca presentaron pruebas para fundamentar sus
graves acusaciones.
En febrero 2006, el entonces Director Nacional de
Inteligencia, John Negroponte, se refirió a Venezuela como un “peligro” para
Estados Unidos. El Secretario de Defensa Donald Rumsfeld comparó a Chávez con
Hitler. Ese mismo año, Washington estableció una Misión Especial de
Inteligencia para Venezuela y Cuba, reorientando recursos de la comunidad de
inteligencia estadounidense para aumentar sus operaciones en estos lugares, considerados
“amenazas” para Estados Unidos. En junio 2006, la Casa Blanca colocó a
Venezuela en una lista de países que “no apoyan suficientemente la lucha contra
el terrorismo”, y lo sancionaron con una prohibición de poder comprar armas y
equipos militares de empresas estadounidenses o aquellas con utilizan
tecnología estadounidense. Nunca mostraron evidencias de los supuestos vínculos
de Venezuela con el terrorismo.
En 2008, el Pentágono reactivó la Cuarta Flota de la
Armada, la comandancia militar estadounidense encargada de América Latina y el
Caribe. Había sido desactivada en 1950 y no funcionaba desde entonces, hasta
que decidieron que era necesario aumentar la presencia “y fuerza” militar de
Estados Unidos en la región. En 2010, Washington se acordó con Colombia para
establecer 7 bases militares en su territorio. Un documento oficial de la
Fuerza Aérea de Estados Unidos justificaba estas bases debido a la “amenaza de
los gobiernos anti-estadounidenses en la región”.
En
la prensa internacional, decían que Chávez era un dictador, tirano,
autoritario, narco, anti-americano, terrorista, pero nunca presentaron pruebas
para tan peligrosos sobrenombres. Convirtieron la imagen de Venezuela en
violencia, inseguridad, crimen, corrupción y caos, sin mencionar los grandes
logros y avances sociales durante la última década, ni las causas de las
desigualdades sociales dejadas desde gobiernos anteriores.
Durante años, un grupo de congresistas estadounidenses,
demócratas y republicanos, han intentado colocar a Venezuela en su lista de
“estados terroristas”. Destacan la relación entre Venezuela e Irán, Venezuela y
Cuba, y hasta Venezuela y China, como evidencia de la “grave amenaza” que el
país suramericano representa para Washington. Intentaron destruir ALBA con el
golpe de estado contra Manuel Zelaya en Honduras en 2009. Buscaron debilitar la
UNASUR con el golpe contra Fernando Lugo en Paraguay en junio 2012. No
funcionó.
Dicen una y otra vez que Venezuela y Chávez son amenazas
para Estados Unidos. “Hay que pararlo”, dicen, antes de que “lancen sus bombas
iraníes contra nosotros”.
El Presidente Barack Obama declaró en estos días que
Chávez no era una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. El candidato
Mitt Romney dijo que sí. La furia de los extremistas miameros cayó encima de
Obama. Pero no deben preocuparse, porque Obama aumentó el financiamiento
multimillonario a los anti-chavistas este año. Son más de 20 millones de
dólares que han canalizado de las agencias estadounidenses para la campaña
opositora en Venezuela.
¿Es Venezuela una amenaza para Washington? En Venezuela,
el único terrorismo que hay es de los grupos que buscan desestabilizar al país,
la mayoría con el apoyo político y financiero de Estados Unidos. Los
narcotraficantes son de Colombia, donde la producción y transito de drogas han
incrementado durante la invasión estadounidense en ese país a través del Plan
Colombia. La relación con Irán, con Cuba, con China, con Rusia y con los demás
países del mundo es una cooperación bilateral - o multilateral - normal entre
países. No hay bombas, no hay planes de ataque, no hay secretos siniestros.
No, Venezuela no es esa tipa de amenaza para Washington.
Es otra.
La pobreza ha sido reducida en más de 50% desde que
Chávez llegó al poder en 1998. Las políticas de inclusión de su gobierno han
creado una sociedad de alta participación en las decisiones económicas,
políticas y sociales. Sus programas sociales - las misiones - han garantizado
atención médica gratuita, educación gratis y accesible - desde los niveles
básicos hasta los más avanzados - alimentación en precios alcanzables, y
herramientas para crear y mantener cooperativas, empresas pequeñas y medianas,
consejos comunales y comunas, para todo el pueblo. La cultura venezolana ha
sido rescatada y valorada, recuperando el orgullo e identidad nacional, creando
un sentimiento de dignidad en lugar de inferioridad. Medios de comunicación e
información se han proliferados durante la última década, asegurando espacios
para la expresión de todos.
La industria petrolera de Venezuela, nacionalizada en
1976 pero que funcionaba como una empresa privada, ha sido recuperada al
beneficio del país, y no de las multinacionales y una minoría oligarca.
Alrededor de 60% del presupuesto anual se dedica a los programas sociales en el
país, con el enfoque principal en la erradicación de la pobreza.
Caracas, la capital, ha sido embellecida. Los parques y
plazas se han convertido en espacios de reunión, disfrute y seguridad para los
visitantes. Hay música en las calles, arte en las paredes, y una rica debate de
ideas entre los habitantes. La nueva policía comunal trabaja en conjunto con
las comunidades para luchar contra los terribles problemas de la violencia, la
inseguridad y la delincuencia, problemas que no se atacan solamente desde el superficie,
sino desde la raíz.
El despertar de Venezuela se ha expandido por todo el
continente y hacia el norte por el mar Caribe. El sentimiento de soberanía,
independencia y unión en la región ha enterrado la sombra de subdesarrollo y
subordinación impuesta por los poderes colonizadores durante siglos pasados.
No, Venezuela no es una amenaza para la seguridad de
Estados Unidos. Venezuela es un ejemplo de como un pueblo levantador, frente a
los obstáculos más difíciles y la fuerza brutal de las grandes potencias, puede
construir un modelo en donde la justicia social reina, y la prosperidad humana
se celebra por encima de la prosperidad económica. Venezuela es el país en
donde millones antes invisibles, hoy son visibles, hoy tienen voz y el poder de
decidir sobre el futuro de su patria, sin ser asfixiados por las garras
imperiales. Hoy, gracias a la revolución liderada por el Presidente Chávez,
Venezuela es uno de los países más felices del mundo.
Esa es la amenaza que representa el Presidente Hugo
Chávez y la Venezuela Revolucionaria para Washington. Es la amenaza del buen
ejemplo.
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios