Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Djilma Rousseff vetó
parcialmente polémico Código Forestal que reducía protección en Amazonía
La ley era fuertemente
criticada por los ecologistas, que aseguraban dispararía la deforestación en el
país.
A un mes de la cumbre
Rio+20, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vetó parcialmente el Código
Forestal, que según los ecologistas amenazaba con provocar una ola de deforestación
en la Amazonía, informó el viernes el abogado general del Estado, Luis Inacio
Adams.
"La presidenta de la
República decidió diversos vetos y modificaciones al proyecto de ley que trata
el Código Forestal", dijo Adams en rueda de prensa en el palacio
presidencial, al dar cuenta de 12 artículos vetados y 31 modificaciones.
La ministra de Medio
Ambiente, Izabella Teixeira, informó que el veto impide una amnistía a quienes
deforestaron, obliga a los productores a recuperar el bosque destruido en el
pasado y evita retrocesos en las áreas a ser protegidas de la Amazonía y otras
grandes selvas, sabanas y bosques del país.
Estos eran los puntos más
polémicos del Código que fue aprobado en el Congreso hace un mes, donde
predomina un fuerte lobby agropecuario. La ley era fuertemente criticada por
los ecologistas, que aseguraban dispararía la deforestación en el país.
El veto demuestra que Brasil
"es un país que quiere proteger el medio ambiente y continuar produciendo
alimentos", afirmó Teixeira.
Una organización había
presentado el jueves a la presidenta dos millones de firmas de personas de todo
el mundo pidiendo un veto total y no parcial.
El texto vetado, que no fue
dado a conocer, será publicado el lunes en el diario oficial, como una medida
especial del Ejecutivo que entra en vigor inmediatamente, aunque tendrá que ser
refrendada luego por el Congreso.
Ese Código obliga a mantener
intacta un 80% de selva en propiedades rurales de la Amazonía y 35% en el
Cerrado, que es la gran sabana brasileña.
No obstante, acepta una
flexibilización de la protección para las pequeñas propiedades, con más
dificultades para recuperar áreas de bosque destruidas o conseguir
productividad, informó Teixeira. El 24% de las propiedades rurales del país son
pequeñas, y esa flexibilización preocupaba a los ambientalistas.
Agricultura versus medio
ambiente
El Código Forestal define
qué parte de bosque tienen que preservar los productores dueños de tierras en
la Amazonía y otros grandes ecosistemas.
Su reforma enfrentaba dos
caras de Brasil: la del gigante productor y exportador agropecuario cuyos
cultivos ocupan el 27,7% del territorio, y la de la potencia ambiental con 60%
de bosques, que consiguió reducir la deforestación amazónica de 27.000 km2 en
2004 a poco más de 6.000 km2 en 2011.
Tras el veto presidencial,
"no será el código de los ambientalistas ni de los ruralistas, es el
código de los que tienen sentido común", afirmó el ministro de
Agricultura, Jorge Alberto Mendes Ribeiro, quien aseguró que Brasil seguirá
siendo "uno de los países que más produce y exporta alimentos del
mundo".
A la espera de conocer el
texto real el lunes, las primeras reacciones de ambientalistas fueron de
cuestionamiento.
"El veto parcial contraría
los llamados de la mayoría de la sociedad" que pedía que Rousseff vetara
la ley en su totalidad, denunció la ONG ambientalista WWF, que acusó a Brasil
de supeditar el medio ambiente al resto de los intereses.
"Recibimos con
preocupación el anuncio del veto parcial, porque nos parece que una parte de
los puntos más peligrosos fueron mantenidos, como la flexibilización para
pequeños productores, y además, el veto tendrá que pasar por un Congreso que
tiene mayoría de la bancada agropecuaria", reaccionó el responsable del
Instituto Socio Ambiental (ISA), Raul do Vale.
La importancia de esta ley
radica en que de los 5,3 millones de km2 de selvas y bosques que tiene el país,
sólo 1,7 millones están bajo protección pública, y el resto en tierras privadas
de productores rurales o sin propiedad definida.
El veto presidencial tiene
lugar en momentos en que Brasil pretende presentarse como el ejemplo del
desarrollo sustentable en la cumbre de la ONU Rio+20, que del 20 al 22 de junio
reunirá en Rio de Janeiro a más de 100 líderes mundiales en busca de soluciones
para el planeta.
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