Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Arturo D.
Villanueva Imaña (*)
Seguramente no existe mayor vejación,
humillación y dolor que aquellas que surgen como consecuencia de sufrir un acto
de injusticia, nada menos que a través de un órgano como el Ministerio de
Justicia y el gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, que encaran un
proceso de transformación democrático cultural (qué gran ironía!).
Esta situación se produce contra
miles de ciudadanos y ciudadanas, víctimas de violencia política ejercida por
regímenes dictatoriales y antidemocráticos, que durante algo más de 3 décadas y
como cimiente del proceso que hoy vivimos, tuvimos el atrevimiento de pensar
diferente y encarar una larga lucha por la restitución de la democracia y la
defensa de los más elementales derechos para todos los bolivianos, que habían
sido conculcados y pretendieron ser sometidos y fracturados con la utilización
del garrote, la represión sañuda y el uso de la violencia física y sicológica
sobre nuestros cuerpos.
Hoy, no solo desoyendo, sino haciendo
caso omiso y burlándose de la legítima y justa demanda de las víctimas de
violencia política que llevan varias semanas de vigilia a las puertas del
Ministerio de Justicia, buscando reunirse y ser escuchados para corregir y
enmendar las graves irregularidades y el franco incumplimiento de deberes y normas
que han sido cometidos por las autoridades y funcionarios del Ministerio de
Justica, y cuyo tiempo se suma a los más de 5 años que le ha tomado a este
gobierno hacer conocer una decisión que debía haber sido realizada hace varios
años para dar cumplimiento de la Ley 2640 y los decretos respectivos; el
gobierno decide hacernos sujetos y víctimas de un nuevo acto de violencia
política y conculcación de derechos.
No otra cosa puede afirmarse cuando,
nada menos que el 1 de Mayo, fecha en la que se conmemora mundialmente un nuevo
año de las luchas obreras que permitieron alcanzar reivindicaciones sociales
largamente buscadas; el gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, decide
emitir el decreto supremo 1211 cuyo contenido (unido a la ley 238 previamente
aprobada) burla y distorsiona su responsabilidad y obligación de dar
cumplimiento a lo establecido por la ley 2640 que comprometía la fe del Estado
para resarcir los graves daños provocados por violencia política ejercida en
décadas pasadas por gobiernos antidemocráticos.
Cual si se tratase de una dádiva o
acto discrecional graciosamente otorgado contra su voluntad, cuando en realidad
debería representar la recuperación de la memoria histórica y la decisión
política de no volver a cometer actos de lesa humanidad; el gobierno decide
efectuar un artero y vil ejercicio de una nueva forma de violencia política que
se ejerce nada menos contra quienes ya sufrimos la tortura, la violencia
física, el maltrato sicológico y la pérdida de las más elementales libertades
ciudadanas.
Aquel castigo físico y la violencia
represiva ejercida entonces, no se compara y viene a representar una
insignificancia frente a la humillación y el ataque frontal contra la dignidad
y el honor que significan las medidas aprobadas por el gobierno del Presidente
Evo Morales, quien debe saber que se ejerce violencia política del Estado,
cuando hay incumplimiento de deberes y retardación en el acatamiento de las
normas, cuando hay negligencia funcionaria, cuando hay tráfico de influencias,
cuando se permite o socapa la impunidad reinante sobre todos aquellos
responsables de la desaparición y muerte de ciudadanos y luchadores sociales
como Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuando se permite e incentiva el olvido y
hasta el desprecio por la memoria histórica y la recuperación de los valores
emergentes de las luchas y los luchadores que de manera totalmente
desinteresada se comprometieron con su sociedad para transformarla, en fin,
cuando de manera totalmente incompresible se decide volver a victimizar a
luchadores sociales, nada menos que mellando su dignidad y su honor…
Por esta razón, en la misma forma
pública como se ha decidido hacer escarnio de nuestra dignidad y honor de
ciudadanos bolivianos y luchadores sociales, al emitir normas que nos
convierten inexplicablemente (pero de una forma por demás arbitraria y brutal)
en unos seres mentirosos, farsantes, impostores y falsos; porque
independientemente de las heridas físicas recibidas y otras violaciones que
materialmente es imposible “verificar” como exigen y reclaman los funcionarios
del Ministerio de Justica, o independientemente de documentos, testimonios,
libros e informes internacionales como el de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos que no han servido para nada, o sencillamente por la privación
de la libertad, el confinamiento y el exilio que no han tenido ningún tipo de
certificado para presentar como otras pruebas requeridas; es que exijo
públicamente se me someta al juicio y la condena que corresponden a todo aquel
ciudadano boliviano que ha cometido semejantes irregularidades y delitos, a los
que debe sumarse la supuesta presentación de declaraciones juradas falsas, uso
de instrumentos falsificados y presentación de documentación fraudulenta, según
se puede colegir de la decisión y criterio gubernamental utilizado para aprobar
las normas complementarias para el resarcimiento de las víctimas de violencia
política, aprobadas el 1 de mayo del presente año.
Que se haga justicia y que el
gobierno tenga el valor y las agallas para terminar lo que los gobiernos
dictatoriales y antidemocráticos no pudieron. Quedo pendiente y a la espera de
sus medidas que restituirán a su verdadero lugar el honor y la dignidad de este
ciudadano de a pie.
(*) Sociólogo, boliviano. Miembro de
la Plataforma de Luchadores Sociales Víctimas de Violencia Política.
Cochabamba, Bolivia. Mayo 3 de 2012.
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