Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eduardo Maldonado
El pasado 9 de
Abril, se ha recordado el 60° Aniversario de la Revolución Nacional y con esto
una de las rupturas más importantes en el Estado Boliviano. Se dejó atrás el
viejo orden de la rosca minero-feudal y se inició la etapa republicana del
capitalismo de Estado.
La
Nacionalización de las Minas en lo económico, la Reforma Agraria en lo social,
el Voto Universal en lo político y la Reforma Educativa en lo cultural, fueron
las medidas revolucionarias que conmocionaron a la sociedad boliviana de
mediados del siglo pasado.
A sesenta años
de esa gesta revolucionaria, es innegable detenerse a pensar en las
comparaciones que propios y extraños pretenden con el actual Proceso de Cambio
que se lleva con la Revolución Democrática y Cultural.
De manera
puntual intentaremos repasar algunos elementos de similitudes y diferencias de
ambos procesos históricos entre los que existe medio siglo de distancia en el
tiempo.
Balas y Votos:
El proceso
revolucionario del ’52 devino de la frustración colectiva que generó la Guerra
del Chaco y lo que empezó como afanes golpistas de determinados grupos
militares y políticos, con el correr de las horas en esas jornadas de lucha fue
todo un pueblo alzado en armas que protagonizó la Revolución Nacional y
acompañó los sucesivos gobiernos del Movimiento Nacionalista Revolucionario
(MNR) hasta su caída en 1964. El tiempo se encargaría de mostrarnos el retorno del
movimientismo con el golpe del banzerismo en la década de los setenta y en dos
ocasiones más -a través de la vía democrática-, en la década de los ochenta.
El actual
proceso que vive Bolivia, es el resultado de innumerables aportes individuales
y colectivos, de escenarios de lucha política y social que se sucedieron en el
último tercio del siglo pasado y que encontró su irrupción violenta en las
denominadas guerras del agua y del gas protagonizadas por los pueblos
cochabambino y alteño, dando como resultado la salida de Gonzalo Sánchez de
Lozada y su correlato en la disputa del poder a través de las urnas, obteniendo
sucesivas victorias el Movimiento Al Socialismo (MAS).
Si habría que
resumir ambos procesos revolucionarios, habría que señalar que la Revolución
Nacional marcó en dos la historia republicana y que la Revolución Democrática y
Cultural planteó un nuevo molde estatal, la primera con balas y la segunda con
votos, pero ambas con la ruptura de las estructuras institucional y social
imperantes.
Pequeño burgueses e Indígena originario campesinos:
Una vez
triunfante la revolución de mediados del siglo XX, fue conducida por
profesionales e intelectuales de capas medias de la sociedad y en algunos casos
provenientes de sectores acomodados económica y políticamente.
En cambio el
actual proceso que vive Bolivia, tuvo desde su inicio a dirigentes sociales y
sindicales de origen humilde, con un fuerte arraigo indígena originario
campesino y en muchos casos con escasos estudios.
En el primer
caso se apoyaron en las masas campesinas del área rural y los sectores obreros
de las ciudades, mientras que en el segundo caso, fueron los movimientos
sociales principalmente indígena originario campesinos e intelectuales
provenientes de partidos de izquierda.
Nacionalismo Revolucionario y Socialismo Comunitario:
El Nacionalismo
Revolucionario fue la inspiración ideológico-política que planteó Carlos
Montenegro Quiroga y que llevó a la generación del movimientismo a procurar una
sociedad homogeneizante bajo la idea de nación, teniendo como premisa la
alianza de clases y pretendiendo la construcción de una burguesía nacional como
clase social preponderante y si bien el campesino logró ingresar a las
principales plazas de las ciudades, los códigos servidumbrales nos acompañaron
mucho tiempo más.
Hoy, el
Socialismo Comunitario para “Vivir Bien” es el ideal y propósito de sociedad a
construir en el actual Proceso de Cambio, que en palabras del Vicepresidente
Marcelo Álvaro García Linera comenzó como la propuesta de construcción del
capitalismo andino amazónico, aspecto aún no del todo claro que a más de
conllevar un juego de frases antagónicas, en los hechos expresa la complejidad
que supone la Economía Plural descrita en el texto constitucional, en todo
caso, más allá del plano estrictamente económico, la premisa que enmarca los
tiempos actuales está en el pluralismo y la plurinacionalidad.
Los
movimientistas del ’52 quisieron homogeneizar y castellanizar a la sociedad,
los masistas exaltan la plurinacionalidad y lo plurilingüe; los revolucionarios
del siglo XX no se propusieron llegar al socialismo aunque apostaron al
estatismo y será el tiempo que nos diga si los de éste siglo acabarán
contribuyendo o no a la formación de una burguesía nacional.
Obreros y Empresarios, dentro y fuera del poder:
El rol que
desempeñó Juan Lechín Oquendo, líder histórico de la Central Obrera Boliviana
(COB), nos aproxima a entender el lugar que ocuparon los obreros en el proceso
de la Revolución Nacional y que en muchos casos fue preponderante a la hora del
debate político, dejando el rol electoral por el voto rosado a las masas
campesinas. Años después, con el retorno de la nueva generación de
movimientistas se dejó de lado al empresariado nacional para apostar decididamente
a las empresas transnacionales descargando todo el costo social sobre el
movimiento obrero.
En el actual
esquema de Gobierno, el rol preponderante es de los movimientos sociales como
la Confederación de Trabajadores Campesinos, las mujeres campesinas Bartolina
Sissa y los sindicatos cocaleros e interculturales (antes colonizadores), y
adquiriendo cada vez más espacios de importancia el empresariado con el
consiguiente desplazamiento de la COB y sus confederaciones.
Los sectores
reaccionarios de la derecha proimperialista del movimientismo descargaron toda
su fuerza contra los obreros, especialmente con el D.S. 21060 y la
relocalización, no sería extraño que la falta de compromiso político y el
oportunismo electoral jueguen del mismo modo, porque tal como parece, la COB
está al frente y no del mismo lado de la acera del Gobierno.
Anti-imperialismo, en el discurso y en los hechos:
En 1952 había
la necesidad de cohesionar internamente a la sociedad en torno a un discurso en
el que se identificaba al enemigo en la antinación, encarnada en los
representantes del poder minero-feudal, es decir la rosca minera y los
terratenientes de la época, en cuanto a su posición en el plano internacional,
esta fue con el movimiento de los países no alineados aunque su relación con el
imperio norteamericano acabó siendo de entendimiento y finalmente de
sometimiento.
En el actual
Proceso de Cambio se tiene muy claro que adentro hay que descolonizar a la
sociedad boliviana y que la construcción del nuevo Estado Plurinacional pasa
por una condición que es el ejercicio de la soberanía frente a los poderes
económicos y políticos internacionales, lo que ha dejado de ser discurso para
convertirse en hechos concretos como la expulsión de la DEA, el cuestionamiento
severo a USAID y a la misma Embajada de Estados Unidos en Bolivia, así como en
la definición de relaciones internacionales en el ALBA y UNASUR, de las cuales
participa activamente el Estado Plurinacional de Bolivia.
Ahí están
planteados modestamente algunos elementos para el análisis, en todo caso será
el pueblo boliviano -aquél que protagonizó los cambios revolucionarios en ambos
tiempos-, que acabe juzgando las similitudes y las diferencias.
La historia no
se repite, pero no queda duda que el pueblo protagonista es heredero de la
misma sangre y lucha, necesidades y anhelos.
La
Paz, 11 de abril de 2012
El
autor es senador por Potosí del MAS
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