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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

¿Pero cómo evitar caer en manos de la oligarquía boliviana?

En ebullición un nuevo levantamiento social

Por: Pablo Mamani Ramírez

Los movimientos indígenas originarios vuelven a la escena social y política en Bolivia. Brevemente antes es necesario hacer un deslinde conceptual para un análisis de las luchas sociales, teniendo presente que las palabras nos ayudan a nombrar los hechos a la vez que la realidad puede validar a esas palabras.

Aludimos aquí a la palabra levantamiento social. Más propiamente al levantamiento indígena originario y popular. Esta categoría se difundió en la década noventa del siglo XX en Ecuador. Se diferencia del fenómeno de la rebelión, protesta, movilización social e insurrección. Un levantamiento social se refiere a una lucha social total contra un gobierno, un Estado o una intervención extranjera. Parecido a una rebelión como expresan otras corrientes. Describe una realidad para dejar notar que toda una sociedad se ha levantado con sus propios sistemas de organización, acciones colectivas, demandas específicas o generales, y sus horizontes históricos. Su especificidad en Bolivia está dado entre los años 2000 en la guerra del agua en Cochabamba y levantamiento aymara de Achakachi; en 2001 en el levantamiento de toda la región aymaraquechua del norte de La Paz; 2003 en la guerra del gas de la ciudad de El Alto y departamentos circundantes a ésta y 2005 nuevamente de El Alto y la ciudad de Sucre. Estos levantamientos indígenas urbanos y rurales en este tiempo se produjeron en diferentes regiones y localidades de los Andes.

En lengua aymara, un levantamiento social, se expresaría en una frase como: mayaki sayt’asxañani, uno sólo levantemos. De manera más interna se expresa: “como un sólo hombre, como una sola mujer levantémonos”. En la relación de género se afirma: “como hombre amarrémonos bien los pantalones”. Y las mujeres dicen, “como mujeres amarémonos bien las polleras”. El amarrarse bien la pollera y el pantalón hace referencia justamente a que la lucha ha de ser total y hasta el final.

Estas expresiones a su vez tiene un contexto particular que es la de movilizar toda la cosmovisión del mundo donde “participa” los animales y las montañas. “Si los enemigos nos quieren ganar hasta las llamas (auquénido andino) se levantarán, junto con los perros, las piedras, y las montañas”. Esto habla de una lucha social total. Por ello es que se moviliza a toda la cosmovisión del mundo con la que se vive y muere.

¿Por qué hay una ebullición de nuevos levantamientos sociales? Pues en los últimos meses en Bolivia vivimos nuevamente un estado de movilización social que podría terminar en un levantamiento social. ¿Causas internas y externas para ese posible hecho? Tiene varios factores, pero uno de los principales es la que provoca el gobierno de Evo Morales-García Linera, otros vienen dados por las históricas demandas no resueltas por el Estado como los límites entre departamentos o municipios, y por la gran frustración ante los cambios históricos prometidos. Pues desde el 25 y 27 de septiembre de 2011 vivimos un nuevo contexto sociopolítico. En esta fecha el gobierno del MAS (Movimiento Al Socialismo) devela su carácter íntimo de un gobierno anti-proceso de cambio y a la vez se gesta una nueva ebullición social. Por una parte se produjo una violenta intervención policial a la VIII marcha indígena originaria de la amazonía y los andes en San Miguel de Chaparina en defensa de TIPNIS y como consecuencia se anula el proyecto de construcción de camino carretero por el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Y por su carácter anteriormente nombrado, el gobierno vuelve a insistir testarudamente en el mismo problema. Ahora este hecho viene precedido por otra violencia policial de Caranavi entre el 7 y 8 de mayo de 2010 con dos jóvenes muertos, el gasolinazo del 26 de diciembre de 2010, y la aprobación inconsulta de nueva leyes en la Asamblea Legislativa Plurinacional que en muchos casos son anti indígena originaria campesinos y contra sectores populares.

Y por otro lado estamos ante un proceso de un gran malestar social que ya es territorializado en diferentes niveles sociales y regionales. Pues subterráneamente se ha iniciado todo un proceso de movilización social con un lenguaje que hay ratos desafía al lenguaje “revolucionario” del gobierno, particularmente al de Álvaro García Linera. Se afirma: “El Gobierno de Bolivia se está subordinando a las transnacionales de Brasil y al narcotráfico". Otra afirmación. “A Evo Morales no lo va a bajar ni la derecha, ni la izquierda, ni el centro, nadie, lo van a bajar los mismos indígenas, cuando ya estén calientes de esta situación”.

Esto es importante anotar. Pese a que el gobierno trata de destruir, confundir, dividir y anular todo un rico sistema de tejido social construido por largas jornadas de lucha y una particular forma de articulación territorial de los pueblos indios, se ha iniciado un movimiento subterráneo que la definimos como una nueva latencia del poder social. Aquí la pregunta es ¿en qué consiste este movimiento subterráneo del poder social? Según J. Scott en luchas de resistencia social se producen discursos ocultos que traman idearios, acciones, burlas contra el poder y para nosotros esto es el movimiento subterráneo que produce también discursos ocultos y acciones veladas. En aymara se diría: jaqis untasiskiwa sumat sumat. La gente se está movilizando poco a poco. Aunque este español nos neutraliza la intensidad de la expresión de esta palabras aymaras.

Esto también es interesante analizar. Porque justamente poco a poco se han ido moviendo nuevos hechos, acciones, discursos, idearios, que no son visibles posiblemente para muchos y para el poder se ven como acciones subversivas provocadas por agentes infiltrados en las organizaciones sociales o por la incomprensión de las políticas públicas del gobierno “revolucionario”. En esto hay que recordar que parecido a este hecho ocurría en El Alto antes de octubre o la de abril en Cochabamba y el Achacachi de 2001 y 2003. En ese tiempo había movilizaciones visibles e invisibles. En El Alto la gente se estaba moviendo desde la intersubjetividad vecinal hasta lo barrial. Las luchas en algunos casos eran en las periferias de la ciudad y en otro en los lugares públicos como la Ceja. Ese tejido social expresaba un profundo malestar colectivo y por tanto ponían en movimiento símbolos del poder social como las mujeres de pollera sentadas sobre las avenidas y plazas, y un conjunto de hombres discutiendo en las esquinas de las calles sobre la vida cotidiana, sus conflictos y la política.

Hoy vuelven a ocurrir parecidos escenarios aunque con un contexto sociopolítico distinto de un gobierno que se reclama ser gobierno de los movimientos sociales. Aunque esto es un discurso oficioso del poder.

En los últimos meses en El Alto se ha empezado a mover nuevas potencias sociales. El día miércoles 22 de marzo se produce una paralización total en contra del alza abusivo de pasajes de autotransporte, a su vez demandan más escuelas, ítems, y mejores condiciones de vida social. En realidad desde aquel histórico 17 de octubre de 2003 la vida social y económica de muchos alteños y alteñas no ha cambiado mucho. Junto a este hecho en esta ciudad se produce una gran indignación por el asesinato de la periodista aymara Verónica Peñasco y su hermano Víctor. La provincia Ingavi se moviliza masivamente hacia la ciudad de La Paz para pedir justicia por el alevoso crimen. Octubre de 2003 también fue influido por el encarcelamiento de Edwin Huampo, dirigente de la provincia Los Andes que había sido acusado de permitir el asesinato de los abigeos del ganado. Por tanto se producían muchas movilizaciones. Hoy la indignación hizo que la gente se preguntara ¿por qué el gobierno no asume seriamente una lucha frontal contra los grupos criminales que ciegan la vida de muchos hombres y mujeres?

Estas indignaciones y movilizaciones hablan muy bien de cómo existe una nueva latencia del poder social. Y lo serio de lo que aquí estamos expresando es que esto en situaciones difíciles se convierte en un levantamiento social de base territorial que es imposible para cualquier gobierno contenerlo.

Otro lugar de este movimiento aunque ya no invisible sino muy visible y publicitado es la movilización de los indígenas de amazonía y los ayllus-markas de los andes representado este último por el CONAMAQ (Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu) en defensa de TIPNIS. En realidad es éste el que ha quebrado al gobierno; ha generado todo un contexto de movilización social en otros movimientos y sectores como los mineros de Huanuni, sectores importante de la COB (Central Obrera Boliviana), grupos de lucha en la ciudad de Cochabamba, los cocaleros de Asunta en el norte de La Paz, entre otros.

El 20 de marzo es la fecha fijada para el inicio de la IX marcha indígena originaria en defensa de Parque Nacional Isiboro Sécure. Su antecedente inmediato es el 15 de agosto a 19 de octubre de 2011 que produjo una gran movilización social alrededor de dicha marcha. En la ciudad de La Paz, en esa fecha, la gente se auto-organizó con vigilias en la Plaza San Francisco con intelectuales, activistas sociales, el propio CONAMAQ, y otros sectores. Si el 20 de marzo es el inicio de la IX marcha desde algún lugar de la región amazónica de Beni, pues éste logrará profundizar el actual crispamiento social. De hecho en TIPNIS se observa en que hay una gran molestia por la insistencia del gobierno de Evo Morales-García Linera en la construcción de un tramo carretero que a todas luces será devastadora de la rica región en diversidad de vida cultural y biogenética, sólo para atender los intereses del sub-imperialismo brasileño y COSIPLAN.

En ese sentido, todo este conjunto de movilizaciones sociales es potencialmente portador de un nuevo levantamiento social. Dado que además de lo analizado más arriba, en las ciudades como La Paz, Oruro y Cochabamba, Potosí entre otros se está creando un gran descontento social. Y en estos movimientos tratan de infiltrarse los grupos políticos del poder local y regional para aprovechar la situación y derrocar a Evo Morales.

Sobre este último es importante dejar notar. La llamada derecha aunque la izquierda partidaria en Bolivia es muy parecida a la misma derecha, hoy se mueve de otro modo a su modus operandi. Hoy el ejemplo mayor es el gobierno de Morales-García y en América Latina el gobierno Rafael Correa en Ecuador, y la de Perú en poco tiempo de Ollanta Humala que al principio tenía un discurso cercano a los sectores desfavorecidos. En este sentido la pregunta es ¿cómo esa derecha está moviéndose en el contexto anteriormente descrito? Aquí varios datos. Estos grupos y sus agentes se están incrustando en los movimientos sociales, se acercan a líderes sociales para “aconsejar” los hechos. Uno de ellos es el partido de Samuel Doria Medica (el empresario cementero), Unidad Nacional (UN). Éste viene ofreciendo “ayuda” a dichos movimientos. La finalidad de este partido no será apoyar a la defensa de las demandas sociales, sino para derrocar al gobierno. Un hecho al que hay que tomar muy en cuenta.

De otro lado, adentro del propio gobierno, se observa desde hace rato que existe una infiltración de la derecha neoliberal. Hace una semana decíamos ¿qué hace Carlos Borth trabajando con Carlos Romero en el gobierno de Morales-García? O ¿Juan Ramón Quintana? Del mismo modo ¿cómo se explica el pacto entre el MAS y MNR en Beni? Recordar que el gobernador de este departamento Ernesto Suárez, uno de los recalcitrantes militantes de la derecha más oscura, fue destituido como gobernador por el Consejo departamental de Beni. Y ha tomado la posta Haisen Ribera Leigue del MNR. El MAS con ello ha rehabilitado a los viejos grupos de poder derrotados hace muy poco. De otro modo esto no se entiende aunque pueda ser definido como estratégica. Esta penetración de la derecha neoliberal al gobierno del MAS también es posible ser demostrado por las propias políticas públicas del gobierno. Uno de ellos es la insistencia en la construcción del camino carretero del TIPNIS, y la aprobación de leyes como el de Deslinde Jurisdiccional que es absolutamente anti-indígena originario, y la sistemática criminalización de la lucha social.

En este sentido la pregunta histórica es ¿cómo no volver a caer nuevamente en las manos de la rancia oligarquía boliviana? Dado que estos grupos están dispuestos a utilizar a las organizaciones sociales que demanda con toda legitimidad sus derechos. Y la “paradoja” es que el gobierno hace juego a ese hecho. ¿Por qué?. Porque justamente tiene gente de estos grupos que conflictua lo social cada vez más. Con ello se favorece a dichos grupos. Y eso terminaría para el MAS en su propia hecatombe.

Por ello hoy es posible sostener que el gobierno de Evo Morales-García Linera está incrustado por agentes de los grupos oligárquicos o sus parientes culturales de estos grupos. Ya no es sólo un entorno blanco-mestizo como sostuvimos desde 2007 sino que éste está en todas las estructuras del poder gubernamental. El objetivo de estos grupos además de lo anterior es provocar un enfrentamiento indio contra indio y luego aparecer públicamente como apaciguadores de ese enfrentamiento. No sabemos sí son consientes de este juego maquiavélico Evo Morales y García Linera. Dado que el gobierno sigue enfrentándose a los propios movimientos indígenas originarios que es su base real y simbólica. Además que sigue criminalizándolos, penaliza sus luchas, acusa de estar vendidos a la derecha, etc. En ese sentido se puede observar que está en marcha una nueva rebelión de las elites al igual que en 2007, 2008 y 2009.

Bajo este conjunto de argumentos y evidencias el CONAMAQ, CIDOB, los lideres de TIPNIS, la propia ciudad de El Alto, deberán tener la máxima alerta en no firmar convenios, tratos, ni recibir ayuda financiera de estos sectores. Si se produce otro levantamiento social tendría que ser autónoma y autofinanciada. A su vez dichos grupos tendría el objetivo de truncar esta nueva ebullición del poder social arriba descrita. Acudiendo al adagio katarista-indianista podemos decir que la lucha social y político “hay que mirar con los dos los ojos”. El gobierno mira con un sólo ojo y esa es su derrota histórica.

Pablo Mamani Ramírez es sociólogo aymara.








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