Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Mis razones para viajar a Cuba
“Ni Cuba es una sociedad perfecta, ni Chile tiene por qué seguir su
camino. Los chilenos debemos desarrollar un camino propio para superar la
desigualdad, la falta de derecho, la carencia de espacios democráticos y
participativos e ir abriéndonos camino hacia la conquista de nuestra soberanía
política, económica e intelectual.”
Tribuna Popular TP – LATINOAMÉRICA.- La Unión de Jóvenes Comunistas
(UJC) ha invitado a una delegación de las Juventudes Comunistas de Chile a las
actividades de conmemoración por su 50° aniversario. Formo parte de esta
delegación y espero aprovechar este viaje para también realizar intercambios y
diálogos con los estudiantes de un país que destaca por sus altos estándares de
calidad de una educación que es pública y gratuita.
Tendré la oportunidad de poder
reunirme con dirigentes estudiantiles de la Organización Continental
Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) y de nuestra organización
hermana la
Federación Estudiantil Universitaria (FEU), así como también
recorrer distintas campus universitarios donde se organizarán foros y debates
para poder intercambiar las experiencias del movimiento estudiantil chileno y
el cubano.
Sin embargo, ya se empieza a
percibir en el ambiente del debate público nacional ácidas críticas por haber
aceptado esta invitación. Los mismos sectores que no han criticado al Papa por
su viaje a la isla, juntarse con Fidel y declinar reunirse con la disidencia,
rasgan vestiduras por la visita que jóvenes comunistas haremos a la isla.
Es por esto que quisiera
compartir esta reflexión sobre lo paradójico que resulta el discurso de quienes
critican con tanta rabia a Cuba o a quienes sienten cariño y respeto por ella,
pero que por otro lado, justifican inaceptables prácticas y desigualdades que
día a día transcurren en nuestro país, o incluso en el mundo entero debido a
las guerras, el hambre, la explotación, la violación a los derechos humanos y
un sin fin de consecuencias de la deshumanización que ha producido y sigue
produciendo el sistema capitalista y determinados agentes del imperialismo
estadounidense.
Lo primero que quiero señalar es
que no es primera vez que visito Cuba. Viajé junto a unos amigos el verano del
2009, para conocer la isla en el contexto del 50° aniversario de la revolución
popular que derrocó la cruel dictadura de Batista. Gracias al contacto con
amigos chilenos (que estudian becados por el Gobierno cubano junto a jóvenes de
todo el continente que probablemente no hubieran podido tener acceso a una
buena educación en sus respectivos países debido a una formación pensada para
la élite, cuyos altos costos privan a los sectores populares de lo que debiese
ser su derecho) pudimos salirnos del circuito turístico y empaparnos de la
cultura cubana cotidiana, sorprendiéndonos continuamente de las
particularidades culturales, políticos y sociales que hacen tan difícil
comparar a la ligera a ese país con el nuestro.
Conocí a un pueblo sumamente
culto, dispuesto a conversar y discutir de manera permanente los problemas de
su sociedad, con un acceso a la cultura, la educación, la salud y el deporte
envidiable. La sociedad cubana no vive el drama que viven muchos países como el
nuestro de la inseguridad ciudadana. La delincuencia es prácticamente inexistente
y hay una ausencia de los hechos de violencia que de cuanto en cuanto
estremecen a nuestra sociedad, debido a los nichos de marginalidad que nuestro
sistema económico y social es incapaz de erradicar.
Se habla mucho de la represión
que sufre el pueblo cubano, y yo quedé muy impresionada de lo contradictorio
que es ese discurso si comparamos la práctica policial cubana con la chilena.
No vi en ningún momento un Guanaco, un Zorrillo o gases lacrimógenos, vi a la
policía circulando por las ciudades solo con su uniforme, sin cascos ni armas
de ningún tipo. Ese nivel de cultura cívica, tanto del Estado como del conjunto
de la sociedad, está a años luz de la represión que vivió el movimiento
estudiantil el año pasado o la que dejó en la región de Aysén a compatriotas
con graves lesiones de por vida. Ese tipo de prácticas simplemente serían
inaceptables en la isla, ya que sin lugar a dudas, un pueblo que ha hecho gala
frente al mundo de rebeldía e insubordinación a la injusticia difícilmente se
dejaría acallar con instrumentos represivos.
¿Con esto digo que la sociedad
cubana es perfecta o que Chile debería iniciar un proceso para parecerse a la
realidad cubana? Por supuesto que no. Tampoco quiero ocultar con estas palabras
el legítimo descontento que tienen ciertos sectores de la sociedad cubana con
su sistema político-social. Tuvimos la oportunidad de escuchar críticas en
nuestra estancia en la isla, pero bien distintas a las que se suelen verter acá
sacadas de contexto. Conocimos muchos cubanos que aspiran a perfeccionar el
socialismo para hacerlo atingente a las nuevas necesidades, que canalizan sus
inquietudes a través de instrumentos democráticos para nosotros desconocidos,
como la fuerte red de organizaciones sociales, reuniones de rendición de
cuentas e instancias consultivas, donde en los últimos años se han dado una
serie de discusiones que han llevado a una actualización del modelo encabezada
por el gobierno. Algo que es obviado de manera deliberada por quienes hablan de
disidencia, solo para resaltar a los sectores alineados con quienes atacan
continuamente el camino que llevan construyendo los cubanos desde hace décadas
en contra de los ataques y restricciones de importantes potencias. Nosotros
queremos conocer más de cerca esta realidad, sabemos que es un debate cotidiano
en la isla, que no necesita de los medios alternativos que echan de menos
quienes hablan de falta de espacios, porque se da a todo nivel sin tapujos.
Ni Cuba es una sociedad perfecta,
ni Chile tiene por qué seguir su camino. Los chilenos debemos desarrollar un
camino propio para superar la desigualdad, la falta de derecho, la carencia de
espacios democráticos y participativos e ir abriéndonos camino hacia la
conquista de nuestra soberanía política, económica e intelectual. Todo esto en
consideración de nuestra cultura y nuestra idiosincrasia nacional. Ejemplo de
esto, es que los amplios sectores de izquierda que valoran la experiencia
cubana, siempre hemos apostado en Chile por un camino de amplias convergencias
sociales y políticas dentro de un régimen multipartidista.
Espero con estas palabras que el
debate que empieza a surgir sobre nuestro viaje a la isla no se contamine con
malintencionadas desinformaciones que deforman la realidad de la sociedad
cubana. Y, por el contrario, pueda ser esta una oportunidad de generar
intercambios más profundos e ir generando aprendizajes para que nuestras
sociedades avancen en consolidar derechos sociales, en un ambiente democrático
participativo, de defensa de la soberanía nacional y con valores como la solidaridad,
el respeto en la diferencia y el principio de autodeterminación de los pueblos.
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