Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Agustín Tarifa Camacho
(Primera
parte)
A
manera de exordio
La
historia de los pueblos es la historia de la lucha de clases y la lucha de
clases en el contexto del capitalismo es la lucha entre proletarios y
burgueses; en Bolivia esta contradicción tiene data antigua de manera general y
en particular cerca de un siglo, al menos como movimiento o corriente de lucha
en términos de conformación de la clase obrera. El desarrollo del capitalismo
de manera convencional data de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX en
nuestro país, máxime con la hegemonía liberal luego de la guerra federal que
concluyera con La Paz de facto como
capital de la República bajo una supuesta visión modernizadora.
Aquella
visión “modernizadora” y “antropocéntrica” asentada en un peculiar social
darwinismo de la libertad democrática del modernismo burgués liberal, permitió
sentar bases para el desarrollo capitalista sobre estructuras sociales que no
se habían modificado casi en nada desde la fundación; donde una minoritaria
casta criolla, heredera colonial, levantó su estirpe a fuerza del trabajo
gratuito y semigratuito de la mayoría indígena del país, es el capitalismo que
se enquistó en relaciones sociales de producción híbridas pero productivas,
entre tecnología y relaciones laborales arcaicas funcionalizadas al mercado
externo capitalista.
Esas
son algunas de las características sobre las cuales se conformará la clase
obrera boliviana contemporánea, y en consecuencia, el movimiento obrero del
país; recorrido histórico que puede describirse de forma lineal o mecánica,
cíclica o dialéctica, desde sus orígenes anarcosindicalistas socialistas y su
configuración clasista, pasando por la cogestión, continuando por la abdicación
de Calamarca a cambio de las “relocalizaciones”, hasta su posible
reconfiguración actual, recorrido que por consenso académico se subdivide en
cuatro grandes periodos; el primero, de inicios del siglo XX hasta después de
la Guerra del Chaco (1900 a 1936); el segundo, de la post guerra, o el
denominado socialismo militar, hasta la participación en la Revolución
Nacionalista de 1952; el tercero, caracterizado por el “poder dual” y una
obnubilada conciencia revolucionaria traicionada por la doctrina de la
seguridad nacional y las dictaduras genocidas hasta la reconquista de la
democracia como tercer periodo (1952 a 1982); para, finalmente, sub dividir el
cuarto periodo en dos etapas, una de retrocesos históricos en su contenido
orgánico de clase y otra de reconfiguración neoliberal y reconquista de
derechos de 1982 hasta el presente.
Ese
recorrido es el que por algún tiempo compartimos y debatimos con varios
sectores obreros de la ciudad de La Paz y El Alto de manera didáctica pero
también crítica, con un enfoque de derechos, y que ahora pretendemos presentar
en cuatro entregas breves y también didácticas con el fin de contribuir no a
una simple historiografía sino como herramienta de construcción colectiva en la
conciencia obrero popular de nuestro país; asimismo, dándole la importancia
política e ideológica correspondiente que recuperen los hitos más importantes
con pequeños análisis donde así se requiera.
1900
a 1936. Periodo de articulación y consolidación clasista
A
inicios del siglo XX, la hegemonía de los gobiernos liberales que hasta la
década de 1920 protagonizaron un intento de industrialización del país
introduciendo cambios económicos y políticos importantes, inaugurando al mismo
tiempo lo que se denominó la era del estaño, junto a la instalación de una
extensa red ferroviaria que acompañó a la explotación del estaño, propició una
etapa de mercado de trabajo distinto al de la era de la plata; tanto el
ferrocarril como la explotación del estaño abrieron un incipiente pero dinámico
mercado entre las ciudades de Oruro y La Paz que, en un futuro inmediato,
desarrolló también la industria manufacturera ligada a los textiles y alimentos
máxime; contexto ligado siempre al trabajo y organización productiva minera.
En
todos los casos es de resaltar que aún persistía en el imaginario de las
personas que se vincularan a los procesos laboriosos de la época, un fuerte
vínculo con la comunidad y los ritmos agrarios a partir de ritualidades y
tradiciones que hicieron que el trabajo fuera una combinación flexible entre
disciplina laboral urbana y transitabilidad agraria cíclica, comportamiento
propio de un etapa pre capitalista; bajo estas características, es que se
podría decir que aparecen las primeras organizaciones de trabajadores y
trabajadoras en forma de sindicatos, asociaciones, federaciones y una Central
de Trabajadores que dio lugar a la hoy Central Obrera Boliviana.
Es
importante destacar que los antecedentes inmediatos del sindicalismo en esta
época fueron los gremios artesanales organizados en sociedades de socorros
mutuos por ramas de actividad u oficios como peluqueros, sastres, carpinteros,
sombrereros, herreros, talabarteros y otros. En el sector minero existían
organizaciones como las “Mutuales y Protectoras de Mineros” de tipo pro empresarial,
que luego se contrapuso con los nacientes sindicatos de corte más obrerista.
Otro elemento a tomar en cuenta es la influencia anarquista y socialista de
inicios del siglo XX, que propugnaron la organización sindical como medio de
conquista y defensa de derechos para así oponerse al Estado capitalista que
reproduce la explotación del hombre por el hombre, corrientes que contribuyeron
a la organización sindical de las y los trabajadores urbanos, en el caso del
anarquismo, mientras que el sector minero la influencia de las primeras
corrientes socialistas fortalecieron la lucha por mejores condiciones de
trabajo y organización de tipo sindical.
Lo
que presentaremos en la siguiente entrega es ese primer recorrido, destacando en primer
lugar las luchas de los trabajadores mineros, en segundo lugar la de los
artesanos y/o gremios y finalmente las luchas de los primeros fabriles en las
ciudades de La Paz, Oruro y Cochabamba.
y Twitter: @escuelanfp
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