Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Martín Aguilar Flores
El hábito de saber o no alimentarse
no es ajeno a la modernidad y la colonialidad. Una de las vías para la
dependencia alimentaria y la pérdida de soberanía alimentaria son el gusto y el
paladar de función no sólo biológica y fisiológica, sino también económica y
política, susceptibles de ser modelados por estructuras de poder neocolonial
que crean hábitus de consumo alimentario, concordante a la producción de
alimentos agro-industriales y sintético-industriales. Así, las grandes
corporaciones transnacionales que priorizan la acumulación de capital,
contribuyen a controlar y domesticar gustos biológicos de alimentación
colectiva funcional al capital transnacional y al modelo de vida occidental,
por tanto, a la reproducción del colonialismo alimentario.
...
“Ciencia colonial” y monocultivo
transgénico
Así como el capitalismo para
perpetuarse está obligado a explotar no solo al hombre sino también a la
naturaleza y que ya representa un peligro para toda forma de vida y del mismo
planeta, así también la producción de alimentos por medio de una agricultura
capitalista, trae riesgos para la salud humana y la Madre Tierra. En su afán de
acumular cada vez más capital, los medios técnicos, tecnológicos e insumos
agrícolas han sido innovados y perfeccionados (tractor con arado a disco,
cosechadoras industriales, fertilizantes químicos, plaguicidas, pesticidas)
hasta alcanzar la manipulación genética de las semillas conocidas como
transgénicas (biotecnología moderna), de donde deviene los alimentos transgénicos,
antinaturales y tóxicos por su composición química, compitiendo y
desvalorizando las tecnologías de agricultura andina contemporáneas y la
riqueza varietal de cultivos y especies alimenticias
Una postura crítica que no desmerece
los avances científicos, técnico-tecnológicos de la agricultura industrial,
sino que devele sus limitaciones, peligros y su carácter hegemónico, es
necesaria en las circunstancias actuales, donde la “ciencia colonial” (De
Souza Silva, 2006) se entrevera con la modernidad, los adelantos
técnico-tecnológicos y los conocimientos en el campo de la agricultura con
pretensiones de una “universalidad” presuntuosa. En los Andes, la“ciencia
colonial” tuvo sus impactos en la segunda mitad del siglo XX con la
transferencia de paquetes técnico-productivos modernos como en Salinas de
Garci-Mendoza (Oruro) con la introducción del tractor con arada a disco para la
quinua y en las Pampas de Lequezana (Potosí), con los fertilizantes químicos
para la papa; ambos casos con resultados negativos luego de un tiempo
prolongado.
Biodiversidad vegetal alimentaria y
Vivir Bien
Descolonizar la forma de alimentarse,
los alimentos sintético industriales y de procedencia agroquímica en
perspectiva de “Saber Alimentarse para Vivir Bien”, es una necesidad
socio-cultural que demanda no solo cuidar sino fortalecer el manejo y control
de la biodiversidad de cultivos alimenticios orgánicos como un potencial
nutritivo de la agricultura familiar que, más que un valor de cambio,
constituye una de las bases del proceso de reconstitución del Vivir Bien y del
modo de convivencia comunidad - Madre Tierra a diferencia de la práctica del
monocultivo transgénico.
En esta perspectiva, ante las
condiciones climáticas, ecológicas, topográficas casi adversas para la agricultura,
el hombre andino supo controlar el policultivo, esto es, un complejo
multicíclico vegetativo de crianza que advierte un semillero de vida con
propiedades de sostenibilidad para su seguridad alimentaria de autoconsumo
familiar y de la comunidad. Los estudios de referencia señalan una vasta
heterogeneidad de plantas alimenticias cultivadas en la época prehispánica para
el área andina. Así, O. F. Cook atribuye a los antiguos peruanos por debajo del
número de 70 plantas cultivadas. F. L. Herrera, que se ocupa de estudios
etnobotánicos, totaliza 45 plantas cultivadas. J H. Steward, 31 plantas
domesticadas en la época de Chavin (cit. en Horkheimer, 1990). Por su parte
Horkheimer identifica 44 plantas domesticadas, 39 son plantas alimenticias y
cuatro sirven como estimulantes. Roger Rabines presenta una relación de 40
plantas domesticadas y cultivadas en los Andes, en Sudamérica y en América
tropical para el Perú prehispánico. Los productos alimenticios de origen
vegetal (“plantas cultivadas, plantas silvestres y plantas acuáticas”)
identificados por Toribio Mejía X. hacen un total de 49 plantas (cit. en
Rabines, 1978).
En nuestro contexto actual, la
crianza de una biodiversidad de plantas alimenticias para la Comunidad de Quivi
Quivi Alta (Municipio de Betanzos, Potosí) no es ajena. La investigación
auspiciada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) ha
determinado el manejo de 33 plantas alimenticias entre nativas y “andinizadas”
(Aguilar -Vilches - PIEB, 2002), orientadas al autoconsumo y al mercado. La
tecnológica de agricultura altoandina: las terrazas constituyen la base de
obtención de una varietal de cultivos alimenticios en la comunidad entre
hortalizas, tubérculos, cereales, leguminosas, calabazas y especias aromáticas
que deviene en una diversidad culinaria de comidas y viandas tradicionales de
procedencia natural que conserva hábitos alimenticios locales. Entre las
tecnologías de agricultura altoandina (terrazas), la biodiversidad de plantas
alimenticias (33 cultivos) y la Madre Tierra (suelo de crianza), hay una lógica
de complementariedad funcional a la racionalidad paradigmática del Vivir Bien.
* Investigador,
antropólogo y docente de filosofía y psicología. Tierras Altas. Potosí.
y Twitter: @escuelanfp
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