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Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

COP21 y Amazonía



Por: Osvaldo León y Sally Burch
Del 30 de noviembre al 11 de diciembre, París será escenario de la 21 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21), que llega en un momento crucial, aunque con perspectivas poco prometedoras.  Así lo evidencia el borrador de texto de negociación para la COP21, presentado por los dos copresidentes de la Conferencia (08/10/15). Según críticas, más parece un documento para la negociación de oportunidades económicas, que del clima(1) y no incluye en las negociaciones los objetivos nacionales de emisiones post 2020.
Tras 20 años del inicio de la Convención del Clima, cuyo objetivo principal es la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, para mantenerse bajo el umbral de un incremento máximo de temperatura de +2ºC, no solo que los avances registrados son mínimos, sino que incluso hay signos de retrocesos, tal el caso de la discusión sobre “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, un tema clave que últimamente ha registrado ataques sistemáticos de países del Norte.
Entre tanto, crecen las evidencias de que el calentamiento global sigue avanzando en forma inexorable.  Tanto en la comunidad científica, como también en el ámbito político, se ha extendido el reconocimiento de que el cambio climático es un hecho comprobado y una seria amenaza, como también que la causa principal son los procesos de industrialización de los últimos dos siglos.  No obstante, aún persiste mucha incertidumbre en cuanto a su ritmo de evolución, que es un factor clave para poder definir políticas adecuadas y oportunas.
La mayoría de gobiernos tiende a planificar en función de una progresión lineal.  No obstante, el informe 2014 sobre “Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad”(2) del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático –IPCC-, entidad cuyo análisis tiende a ser cauto en cuanto a pronósticos, reconoce que existen señales incipientes pero preocupantes de que ciertos ecosistemas clave podrían llegar a puntos de inflexión o desencadenantes (tipping points).
Cuatro zonas críticas
Si tal posibilidad ocurre, las consecuencias podrían ser catastróficas, ya que de traspasar estos límites se encadenaría un rápido proceso de cambios irreversibles que acelerarán mucho más el cambio climático.  Los eventuales puntos de inflexión más críticos identificados por el IPCC se ubican en cuatro zonas, que son: la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico Norte (AMOC por sus siglas en inglés); el Ártico; los arrecifes de coral y la Amazonía.
La AMOC se refiere a la corriente del Golfo, que lleva aguas tibias del Caribe al Noroeste de Europa, haciendo que su clima sea más templado que el clima continental a la misma latitud, la cual en ciertas épocas ha dado signos de estancarse, debido a la afluencia de aguas frías por el deshielo en Groenlandia; se teme que podría llegar a paralizarse completamente, lo que redundaría en inviernos mucho más fríos en Europa y en el este de EE.UU.
El Ártico es uno de los casos más claros: ya se ha calentado mucho más que las demás regiones del planeta, con efectos devastadores para la flora y fauna, y para los medios de subsistencia de los pueblos nativos de la zona; es más, al descongelarse el suelo árctico, se liberarán grandes cantidades adicionales de gases de efecto invernadero en la atmósfera, con lo cual se intensificará el ritmo del cambio climático en todo el mundo.
Los arrecifes de coral, que albergan hasta un 25% de la vida marina, a pesar de constituir menos del 1% de la superficie de la Tierra, se están muriendo o “blanqueando” aceleradamente en todo el mundo.  Algunos estimados señalan que un 50% de los arrecifes han perecido en solo 30 años y que, a ese ritmo, podrían desaparecer todos hacia 2050, con una gran pérdida de biodiversidad y del sustento alimenticio de unas 850 millones de personas(3).  El Caribe es una de las zonas más vulnerables.
La cuarta región en peligro de llegar a un punto de inflexión es la Amazonia, lo que implicaría una enorme pérdida de biodiversidad y un impacto en cadena en el proceso de calentamiento global.
Estos datos indican que sería irresponsable que los acuerdos de la COP21 en Paris se basen simplemente en estimados del ritmo actual de calentamiento y contemplen medidas políticas postergadas para el próximo decenio.  De hecho, con el trasfondo de negociaciones marcadas por la presión de lobbies financieros y de grandes transnacionales del sector minero y energía fósil, agronegocio, etc., el asunto es que prácticamente ha quedado al margen la cuestión central: el análisis de las causas del problema ambiental, que conlleva al debate sobre el modelo de desarrollo.
Defender la Amazonía
La Amazonía es uno de los tres grandes lugares del mundo con reservas forestales importantes reguladoras de los ecosistemas regionales.  Las otras dos se encuentran en Asia del Sur-Este (Malasia e Indonesia, que han destruido más de 80 % de sus selvas originarias por la plantación de palma africana y de eucaliptos) y en el Congo (donde se ha reanudado la explotación de madera y la extracción minera).  La selva amazónica, indica François Houtart(4), almacena un total de 109.660 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2)(5), es decir el 50% del CO2 en los bosques tropicales del planeta(6).  Con una extensión de 4 millones de km2, en 9 países, en esta región habitan unas 33 millones de personas y entre ellas, 400 pueblos indígenas.
Apoyándose en el estudio de Antonio Donato Nobre (O Futuro Climático da Amazônia – Relatorio de Avaliação científica), Houtart señala: “La historia geológica de la Amazonia es muy anciana.  Se tomaron decenas de millones de años para construir la base de la biodiversidad de la selva, que estableció esta última como ‘máquina de regulación ambiental’ de alta complejidad. Se trata de ‘un océano verde’ en relación con el océano gaseoso de la atmosfera (agua, gases, energía) y con el océano azul de los mares”.
Las principales funciones son cinco –acota-. Primero, la selva mantiene la humedad del aire, permitiendo lluvias en lugares lejos de los océanos, gracias a la transpiración de los árboles. En segundo lugar, las lluvias abundantes ayudan a conservar un aire limpio. Tercero, se conserva un ciclo hidrológico benéfico aún en circunstancias adversas, porque la selva aspira el aire húmido de los océanos hacia dentro, manteniendo lluvias en cualquier circunstancia. La cuarta función es la exportación del agua por los ríos en grandes distancias, impidiendo la desertificación, especialmente al este de la cordillera. Finalmente, ella evita fenómenos climáticos extremos gracias a la densidad forestal, que impiden tempestades alimentadas por el vapor de agua. Por eso se debe defender esta riqueza natural excepcional”.
Como anotamos, según el informe 2014 del IPCC, la Amazonía se encuentra entre las cuatro regiones en peligro de llegar a un punto de inflexión.  Si bien las evidencias no están plenamente claras, de continuarse la actual tendencia de sequías anuales cada vez más largas en esa zona, no se excluye una gran disminución de la zona amazónica en este siglo, dependiendo del grado de aumento de la temperatura promedio mundial.
Los autores son periodistas de ALAI
Notas:
1) Ver: “Alerta sobre la negociación de cambio climático”, 14/10/2015 http://www.alainet.org/es/articulo/172995.  El documento en cuestión (en inglés):  https://unfccc.int/2860.php
3) Ver: Welcome to a new planet, Michael Klare http://www.alainet.org/en/articulo/173001
4) Cambio climático y la Amazonia: un grito de alarma.  http://www.alainet.org/es/active/79760#sthash.LZbM6ove.dpuf
5) Red Amazónica de Información Socio-ambiental Georreferenciada (RAISG), 2014.
6) Andrés Jaramillo, El Comercio, 05.12.14.

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