Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
Cochabamba está siendo escenario de un espectáculo que si no fuera trágico podría considerarse hasta "turístico”. Primero fue el inédito desplome del gran paso a desnivel de la 6 de Agosto e Independencia (¡cuya construcción había costado más de 11 millones de bolivianos!).
A partir de ahí se empezó a hacer revisiones y se encontró temibles defectos en otro de esos pasos a desnivel, y después en un tercero. Luego se comprobó que corre peligro el famoso "viaducto” que le debemos al exalcalde Reyes Villa, y ahora aparece también en peligro el puente Cobija, relativamente nuevo y obra del exalcalde Gonzalo Terceros… Todo un récord de puentes mal construidos que pueden hacer a Cochabamba tristemente famosa.
Lo terrible es ver que es la misma dinámica que se repite con diferentes alcaldes, de diferentes partidos y en diferentes momentos, aunque tenemos que reconocer que quien se lleva la palma es Edwin Cholango Castellanos, que ya había acabado su gestión con altos niveles de desprestigio (sin que lo pudiera salvar su amistad con el Presidente, ni sus serenatas de llunk’erío). ¿Cuál suele ser esa dinámica?
Se empieza por hacer una licitación pública de la obra en cuestión. O por falta de proponente (en unos casos), o por su ausencia total (en otros) se declara desierta la licitación. En algunos casos se hace una segunda, a sabiendas de que el resultado va a ser el mismo.
Y entonces se acude a la contratación directa, sin que, aparentemente, nadie controle la coherencia de esta última con las licitaciones previas, y la obra es realizada por alguien que no necesariamente es compadre ni socio del alcalde de turno, pero que ciertamente no ha competido con otras empresas…
Resultado final: la catástrofe (a veces en el rápido plazo de un año, a veces a varios años plazo). Los cochabambinos (y cochabambinas) -haciendo honor al dicho de que sobre nuestras espaldas se puede sembrar nabos- vemos evaporarse nuestros recursos, nos enloquecemos con las trancaderas que se arman en las inmediaciones del puente inútil y sólo nos queda la esperanza de que algún día podamos elegir alcaldesa a la Virgen de Urkupiña (creyendo ingenuamente que ella sería más seria que sus devotos alcaldes)…
Pero la pregunta que quisiera hacer a los expertos, a la opinión pública y a las autoridades (empezando por la Contraloría) es para qué sirve la famosa Ley SAFCO, orgullo de neo-liberales, terror de inexpertos y, por lo visto, papel higiénico para los expertos.
Hace ya decenios que hemos oído decir que es una ley esencialmente tramposa, que sólo sirve para garantizar el éxito de empresas y autoridades inescrupulosas (y ahora lo estamos comprobando de manera dolorosa y enervante); lo que no entendemos es que hasta ahora no haya sido sustituida por otra.
¿Para qué tenemos economistas tan renombrados como el ministro Arce Catacora? ¿Para qué hemos expulsado al Goni, si luego nos quedamos con algunas de sus leyes emblemáticas, como la SAFCO? Y aprovecho para recordar otras incongruencias, como la de seguir con las famosas OTBs que inventó el Goni, o con la conversión de sus despreciables "comités de vigilancia” en supuestamente nuevas instancias de "control social”; o, la peor, seguir con la tristemente célebre "libre importación”…
Y aquí me asalta un interrogante: ¿la Contraloría no será también otra incongruencia de ese tipo? Espero que no. Esperamos que la Contraloría ponga en su lugar al Cholango (en primerísima instancia), y luego también a los exalcaldes Terceros y Reyes Villa, y a quien corresponda. Si eso ocurre, capaz que hasta acabe creyendo en la Ley SAFCO.
¿Y ahora quién reconstruirá los puentes mal hechos? Me temo que el Chapulín Colorado…
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba
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