Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Iñigo Sáenz de Ugarte
Hay algo que no se le
puede negar a Alexis Tsipras: el tipo es valiente. Después de aceptar lo que
para mucha gente fuera de Grecia supuso una rendición ante la troika, no ha
intentado resistir en su despacho con el argumento de que aún restan más de tres
años de legislatura. En su discurso de la noche del jueves, dijo que siente que
tiene “una obligación moral de presentar este acuerdo a la gente para que sean
ellos los que decidan”, y que den su veredicto sobre “lo que yo he conseguido y
mis errores”. Y de ahí la convocatoria de las segundas elecciones en este año.
No es eso lo que
hicieron los gobiernos anteriores de Grecia cuando aceptaron los dos rescates
anteriores impuestos por las instituciones europeas. Tampoco fue esa la
decisión de Zapatero después de poner en marcha un plan de austeridad en mayo
de 2010 que vulneraba sus promesas electorales. En teoría, después de una derrota
política de tales dimensiones ningún gobernante tiene valor para enfrentarse a
un destino incierto en las urnas.
Dicho esto, hay que recordar que Tsipras no tenía
muchas más opciones a causa de la división interna en el partido. Los
dirigentes del ala más izquierdista de Syriza prometieron después de la primera
votación sobre el acuerdo con la troika que seguirían apoyando al Gobierno. No
es eso lo que ha ocurrido. Desde entonces, y hasta cierto punto era inevitable,
han continuado con su rebelión contra todas las nuevas medidas. Hace una
semana, Panayiotis Lafazanis –exministro de Energía y líder de la
corriente Plataforma de Izquierda– anunció la formación de un movimiento
contra el rescate, es decir, en línea de colisión directa contra Tsipras. Poco
después, dejó claro que no tenía la intención de votar a favor de una moción de
confianza al Gobierno, que era una de las alternativas que estaba barajando el
primer ministro.
Syriza ya no era un partido, sino como mínimo dos,
y esa era una realidad que no podía ignorarse por más tiempo. Tsipras sabía que
tenía en su contra a la mitad de los miembros del Comité Central de Syriza y
que había no menos de 30 diputados que no le apoyaban. Con menos de 120
diputados bajo su disciplina en una Cámara de 300, no podía garantizar la
estabilidad de su Gobierno, que dependía para las votaciones relacionadas con
la política económica del apoyo de Nueva Democracia, Potami y el Pasok. La
legislatura había tocado a su fin.
Esperar hasta octubre, cuando la UE hará la primera
revisión del tercer rescate era un riesgo excesivo. Nadie sabe cómo
reaccionarán Alemania, el BCE y la Comisión en ese momento. Cada tramo de la
ayuda concedida –no lo olvidemos, para que Grecia pague sus deudas, no para
salir de la crisis– está condicionado a que se ejecuten las medidas pactadas.
En ese momento, un no de la troika caería sobre un Gobierno
mucho más debilitado que ahora.
Con su decisión del jueves, Tsipras lanza el
desafío definitivo contra Plataforma de Izquierda. Si quieren guerra, tendrán
que formar un nuevo partido o intentar expulsar de Syriza al primer
ministro. Las encuestas –que hay que tomar con sumo cuidado a causa
del escenario tan cambiante de la política griega– indican que la Syriza de
Tsipras mantiene un alto grado de apoyo por encima del 40%, que incluso podría
concederle la mayoría absoluta. A la Syriza de Tsipras, no a la Syriza
de Lafazanis. Si existe la Syriza de Varufakis, si el exministro de Finanzas
se decide a convertirse en el líder de los rebeldes, quizá haya que variar el
pronóstico. Pero no sería descabellado pensar que Varufakis es más popular en
la izquierda europea que en la griega.
El factor que decidirá el resultado electoral
reside en saber quién hará el relato definitivo de los acontecimientos de los
seis últimos meses, el que convenza a la opinión pública griega. Tsipras cuenta
con algunas cartas sólidas en su poder –lo que he contado en el primer párrafo–
y otras mucho más endebles, como su idea de que el tercer rescate era el “mejor
acuerdo que se podía obtener” o que era más favorable que lo que ofrecía la
troika antes del referéndum.
Ahora tiene un aliado improbable en la directora
del FMI. Lagarde ya no se esconde. Sin una reducción significativa del peso de
la deuda, este último acuerdo fracasará, ha dicho. Este es un giro de la trama
de la crisis griega que no esperábamos que se produjera tan pronto: Tsipras y
Lagarde, en el mismo barco. A buen seguro que el líder de Syriza lo empleará
como oferta al electorado de cara al futuro.
Hay un hecho que se ignora una y otra vez desde
fuera de Grecia. Tsipras no puede crear su propia realidad y tiene que respetar
los sentimientos de la opinión pública griega. Nunca tuvo un mandato, ni siquiera
después del referéndum, para sacar al país de la eurozona, porque los griegos
se oponen a ese salto hacia lo desconocido. Economistas muy inteligentes pueden
decir que es muy posible que a Grecia le hubiera ido mejor, o como mínimo
igual, si hubiera abandonado la eurozona en 2010 con el apoyo necesario de la
UE.
Pero esos economistas no tienen que ganar las
elecciones en Grecia. Ni ellos ni los dirigentes y votantes de los partidos
españoles, ni ninguno de los que no hemos sufrido las consecuencias del hundimiento
brutal de la economía de ese país en los últimos cinco años.
y Twitter: @escuelanfp
deja muchas dudas sobre lo que sucederá con Grecia...
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