Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Edmundo Juan Nogales Arancibia*
La lucha de nuestros pueblos, desde 1492, está
vinculada al territorio y al reconocimiento de nuestras identidades que la
Colonia y la República nos arrebató
Desde su fundación Bolivia vivió del
tributo indígena como sostén económico, por lo que la suerte de esos pueblos y
naciones terminó en el cambio de dominadores españoles por dominadores
criollos, quienes incumpliendo los primeros decretos de abolición de esclavitud
y servidumbre les negaron el reconocimiento de su calidad de ciudadanos
expropiando de paso sus tierras para, finalmente, convertirlos en sus siervos.
El aprendizaje
Uno de los episodios más visibles en
la lucha de los pueblos indígenas se deja ver en la guerra Federal, en la que
son engañados por los liberales, quienes bajo planteamientos de federalismo los
utilizaron prometiendo restituirles las tierras que en el gobierno de
Melgarejo, y de otros presidentes, se les había arrebatado. Antonio Peredo
describe así esta parte de la historia:
“Detrás de las sonrisas y las venias
de cortesía, se organizaba la traición. Zárate Willca y los dirigentes
indígenas fueron apresados después de un banquete, se los sometió a juicio
sumario, sin derecho a defensa y se los asesinó. Es notorio que, esa acción, reconcilió
a los liberales con sus adversarios del día anterior. Las tierras arrebatadas
se mantuvieron en el dominio de los oligarcas y continuo sin modificaciones la
servidumbre y el ejército sometió a los indígenas insurrectos en todo el país.”
Uno de aquellos procesos sumarios fue
el de Mohoza, en el que Bautista Saavedra como abogado defensor pronunció el
siguiente alegato, en la audiencia del 12 de octubre de 1901, que refleja la
condición de los pueblos indígenas en aquel momento:
“Decimos y proclamamos con un
entusiasmo y con un candor que raya en algo que puede llamarse fatuidad, que
nuestra Constitución Política y nuestra legislación civil son modelos de
sabiduría, prudencia y perfección, y sin embargo, el indio dentro de ese
régimen jurídico, es un híbrido, porque no es ni ciudadano, ni persona ni cosa;
ni tiene propiedad, mujer e hijos, que no lo sea a la vez del blanco o del
mestizo, que muy especialmente en la calidad de patrón, militar, cura, juez,
abogado y corregidor, es el que devora en la campaña las entrañas del mísero
indio. Y si éste, agotado del sufrimiento se rebela contra sus opresores, con
los medios, en la oportunidad y manera de ser que tiene, entonces hay que
aplastarlo como a un animal peligroso, como a un rebelde indomable, dándose el
nombre de administración de justicia a esta nueva obra de tiranía e
injusticia.”
Con esos antecedentes, por Decreto de
2 de agosto de 1937, el gobierno de Germán Busch instituye esa fecha como “Día
del Indio”, para rendir homenaje al indígena boliviano. Señala aquel día porque
el 2 de agosto de 1931 se fundó la escuela de Warisata, en el pueblo del mismo
nombre, por Elizardo Pérez, y recordando a Juan Huallpa Rimachi, el poeta
guerrillero indígena quien murió el 2 de agosto de 1815 luchando en la guerra
de la independencia.
El 2 de agosto de 1953 se promulga la
ley de Revolución Agraria, la cual el gobierno de la Revolución del 52 se ve
obligado a cumplir al ver que las haciendas de los latifundistas estaban
tomadas, procediendo a promulgar aquel decreto y reconociendo que era
inevitable que los indígenas reclamasen el legítimo derecho a las tierras que
constantemente les fueron arrebatadas en el periodo republicano. A este pedido
se sumaba el de la abolición de la servidumbre.
Una crítica interesante de Fausto
Reinaga respecto a la propiedad individual señala que se obligó la titulación
de tierras para consolidar un proceso de conversión de indígena a campesino:
“la lucha epopéyica del indio nunca
tuvo por divisa la ‘propiedad privada’ traída por la ‘fiera blanca’ de Europa.
El indio a lo largo de cuatro siglos luchó a sangre y fuego por su ‘comunidad’.
La conquista de la Reforma Agraria (2-VIII-53) no fue otra cosa que la
conquista de su ‘comunidad’ milenaria y ancestral.
Y la
comunidad no es sino la tierra socializada; y el indio es un socialista de
sangre, conciencia y creencia.
El MNR a
la Reforma Agraria, una conquista del indio, ha convertido en un garito
prostibulario. La ‘comunidad’ al transformarse en ‘propiedad privada’ se ha
convertido en una apacheta; que a la corta o a la larga resucitará,
reconstruirá el latifundio; acaso un latifundio con latifundistas indios y
‘pongos’ - esclavos indios.”
Luego que el MNR abiertamente
traicionara a la clase obrera, quienes en el fondo son también indígenas que se
convirtieron en fuerza de trabajo para el capital, se empezó a cooptar a la
dirigencia del movimiento campesino para articular la llamada alianza campesino
militar que en el fondo no era más que la compra de dirigentes sindicales
campesinos, asunto claramente expresado en la tesis de la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia CSUTCB de 1983:
“Para los verdaderos campesinos el
Pacto Militar-Campesino ha significado exclusivamente sufrimientos y masacres
como las de Tolata, Epizana y Melga, y políticas anticampesinas como el
Impuesto Único Agropecuario, sucesivas devaluaciones, golpes militares,
persecución, encarcelamiento, confinamiento y muerte de nuestros dirigentes.”
La madurez
En la Marcha Indígena por el
Territorio y la Dignidad de 1990, los pueblos indígenas de tierras bajas y
altas se encontraron para llegar juntos a La Paz y posicionar el planteamiento
de defensa de la tierra y territorio. En 1992, a 500 años del inicio de la
conquista del Abya Yala, se instala la Asamblea de Nacionalidades Originarias
con el objetivo de recuperar la tierra y territorio arrebatados a los pueblos
indígenas.
Este largo proceso permitió gestar el
Pacto de Unidad compuesto por: la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas
Indígenas Originarias de Bolivia - Bartolina Sisa; Confederación Sindical Única
de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB); Confederación Sindical de
Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB); Confederación de Pueblos
Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB); Consejo Nacional de Ayllus y Markas
del Qullasuyu (CONAMAQ), en la ciudad de Santa Cruz en
septiembre del año 2004, con la demanda de llamar a una Asamblea Constituyente,
la cual fue planteada el 2002 por los pueblos de tierras bajas en la marcha
“Por la Soberanía Popular, el territorio y los recursos naturales”.
El rol del
Pacto de Unidad fue muy importante desde el apoyo movilizado para el llamado a
la Asamblea Constituyente, la derrota al neoliberalismo, la victoria electoral
del MAS IPSP el 2006, la defensa de la unidad del Estado boliviano ante los
intentos separatistas cívico-prefecturales de la media luna. Igualmente logró
consolidar la Coordinadora Nacional por el Cambio en enero de 2007, con la
clase obrera y los sectores urbano populares, promoviendo, junto a ellos, la
mayor movilización de la última década, la marcha por la aprobación de la Nueva
Constitución Política del Estado.
Desafíos actuales
Bastante ha sucedido en esta década,
sin duda el conflicto del TIPNIS (construcción de la carretera a través del
Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Secure) debilitó al Pacto de
Unidad, y hoy estamos ante el reto de fortalecer al movimiento indígena
originario campesino, y no dejar que sea dividido. Por tal razón es importante
apreciar el rol que ha tenido en nuestra historia, de lo contrario no veremos
el riesgo que corre este proceso histórico cuando la derecha hábilmente siembra
en el imaginario social que los pueblos indígenas son corruptos, omitiendo que
los actos de unos no pueden condenar a todos y ocultando que muchos de los
dirigentes involucrados en indicios de malos manejos económicos están en las
filas de la derecha boliviana.
Es
necesario que veamos cuánto han contribuido y contribuyen los pueblos y
naciones indígenas al proceso de liberación nacional y a la construcción de una
sociedad más justa en base a la comunidad y al respeto a la madre tierra.
* Integrante de la
Escuela Nacional de Formación Política, Estudiante de ciencia política en la
Universidad Mayor de San Andrés.
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios