Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Patricia
Politzer
Horror, es la palabra que más se escucha
ante las revelaciones de Fernando Guzmán, el conscripto que hace 29 años
participó en la operación de quemar vivos a Carmen Gloria Quintana y Rodrigo
Rojas de Negri. Fue el castigo ejemplarizador para quienes, salían a las calles a protestar contra la dictadura de Pinochet.
Volver a escuchar los detalles de aquella
operación criminal y comprobar el consecuente pacto de silencio de sus autores
resulta escalofriante. No porque no se supiera, cualquier chileno medianamente
informado sabe desde el mismo 2 de julio de 1986 qué fue lo que ocurrió.
También sabemos desde hace años que existe un juramento inmoral para ocultar la
verdad de los crímenes protagonizados por militares.
Los casos resueltos son el resultado de
la lucha imperturbable de los familiares de las víctimas y el tesón por
investigar de algunos jueces ejemplares. Los detalles de lo ocurrido resultan
espeluznantes por su barbarie, inclemencia y crueldad. ¡Un grupo de militares
pensó que hacía lo correcto quemando vivos a dos jóvenes que aún no cumplían
los 20 años!
Rodrigo Rojas murió después de cuatro
días de agonía y Carmen Gloria Quintana continúa sufriendo las secuelas de ese
encuentro fatídico con un grupo de hombres desquiciados que pudieron seguir
viviendo como si nada hubiese ocurrido.
No sé cómo opera la conciencia para
ser capaz de guardar secretos de esta naturaleza mientras se construye una
familia, se asciende en el trabajo, se festejan partidos de fútbol, se celebran
cumpleaños.

Después de 25 años de democracia, el
secretario general del principal partido de derecha estima que hay contextos
que explican que se pueda quemar viva a una persona. Este fue el razonamiento
de Ramírez en radio Cooperativa:
“Hoy día la violencia política a este
nivel sería una cuestión totalmente incomprensible, habría que estar loco de
remate como para proponer una cosa así. Antes se generó un ambiente en que
estas cosas podían efectivamente pasar”.
Más aún, en la misma intervención,
aprovechó de exculpar de cualquier responsabilidad a los civiles que trabajaron
para la dictadura, como Jovino Novoa y Alberto Cardemil (estos fueron los
ejemplos que mencionó). Sostuvo que hubo mucha gente que no sabía lo que
ocurría, “porque no salía en los diarios, porque la prensa no podía reportear”.
Se equivoca el dirigente de la UDI. En
Chile, a diferencia de otros países, siempre hubo medios de comunicación
informando de los horrores que se vivían. Efectivamente, estas verdades no las
reporteaban los diarios de la cadena El Mercurio, ni los canales de televisión,
pero sí los periodistas de otros medios que se atrevieron a mantener su ética
profesional y su compromiso con la libertad. Al comienzo fue la radio
Balmaceda, luego las radios Chilena y Cooperativa (la misma donde Ramírez hizo
estas declaraciones), las revistas de la Iglesia Católica como Solidaridad y
Mensaje, las revistas HOY, APSI, Análisis, Cauce, entre otros.
A pesar de estas publicaciones, es
posible que haya chilenos y chilenas que no supieron de estos crímenes hasta
muy avanzada la dictadura, pero no es el caso de quienes trabajaban para el
gobierno militar. Ellos no sólo leían todas las publicaciones, sino que además
cumplían con la tarea de censurarlas cada vez que lo estimaban conveniente.
Las declaraciones del dirigente de la UDI
son aberrantes. No existe contexto alguno que justifique lo ocurrido a Carmen
Gloria Quintana y Rodrigo Rojas. No existe tampoco un contexto que ampare un
pacto para ocultar crímenes de lesa humanidad.
En una democracia consolidada, ningún
político puede emitir impunemente declaraciones como las de Guillermo Ramírez.
Sus dichos habrían significado inmediatamente la renuncia a su cargo.
Algo hemos hecho mal, muy mal, para que 25 años después del fin de la dictadura un líder de opinión se permita estas argumentaciones, convencido de que dice lo correcto.
Algo hemos hecho mal, muy mal, para que
el Ejército no saque la voz ante la evidencia de un pacto de silencio entre
criminales que pertenecieron –o pertenecen, no lo sabemos– a sus filas.
El ejército debe ser una institución
respetada por todos los ciudadanos, y este no es el camino. Muchos esperamos su
reacción.
Algo hemos hecho mal, muy mal, para que
aún haya visiones contrapuestas cuando hablamos de quemar vivos a dos jóvenes
que salen a la calle a protestar. Algo hemos hecho mal, muy mal.
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios