Apuntes al Informe de Gestión de Evo

Por: Verónica Rocha

Desde la promulgación de la Ley de Telecomunicaciones y TIC, todos los medios audiovisuales de señal abierta "están obligados a realizar dos transmisiones en cadena al año, sin pago alguno, de los mensajes oficiales de la Presidenta o Presidente”; ello hace que, en la actualidad, el 22 de enero se haya vuelto un día de altas expectativas en materia de agenda informativa debido a que toda la mirada se encuentra centrada en el informe de gestión presidencial.

La forma misma del informe fue un tema que llamó la atención de periodistas y ciudadanos/as que, desde las redes virtuales, opinaban que el mismo fue muy largo (duró cuatro horas y 45 minutos). El mismo Presidente se encargó al día siguiente de señalar que "los medios tienen que aprender, los informes van a ser así, es mi obligación informar en detalle al pueblo”, dando cuenta de que el discurso pletórico de datos tangibles se va constituyendo cada vez más en una característica del Primer Mandatario, al menos en esta su segunda gestión.

Lo que me llama la atención es que estos informes se plieguen cada vez más a las maneras tradicionales de comunicar gestión de gobierno: con cifras, números y un montón de papeles sobre los cuales habrá que medir un determinado impacto comunicacional efectivo. Llama la atención porque el presidente Evo es, de forma natural, un comunicador excepcional, se trata de un mandatario que recorre diariamente el país y que no requiere que nadie se lo cuente, por el contrario, es él quien varias veces hace de puente entre diversas realidades-país. Por ello, creo que un esquema tradicional de comunicación gubernamental termina debilitando varias de las principales virtudes de nuestro Jefe de Estado; innato comunicador que constantemente nos señala pistas sobre la interculturalidad comunicacional e informativa (estamos hablando de lenguaje, gramática, simbología, significación y comprensión, por señalar algunas características). 

Otro dato a tomar en cuenta y que puede servir para el análisis, tiene que ver con que el Presidente no sólo es en sí mismo discurso, sino que además echa mano de los mismos casi de manera cotidiana, generando agenda tanto informativa como política. Ello hace que un informe con tal cantidad de datos dé la sensación de no estar señalando novedades, pues la gestión pública está siendo informada de manera constante y bajo una estrategia de reiteración de la mano del propio Mandatario.

Tengo la impresión de que particularmente este último informe da cuenta de un renovado, y cada vez más consolidado, estilo comunicacional-político del Presidente, enfocado en los resultados. Por ello es que se podría entender algunas ausencias en el contenido del mismo, que tienen que ver con cuestiones más abstractas y simbólicas pero no por ello menos importantes.

Estoy pensando concretamente en las autonomías y su capital importancia en la construcción de la plurinacionalidad del Estado, a través de la consolidación de las que son indígenas; y de la democracia intercultural, de igual manera corazón del principio de interculturalidad de nuestro Estado. 

Los estilos son eso, y por ello no hay ninguno adecuado o correcto, todos son posibles y caracterizan a quienes los generan y son elocuentes respecto a las maneras de mirar el mundo y de entender la política. Ello, por supuesto, no nos libra de extrañar las ausencias discursivas que, más allá de la gestión de gobierno, deben asentarse fuertemente en el mismo porque -a no olvidarlo- estamos también en plena construcción de un Estado Plurinacional.

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