Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Entrevista a Elías
Chévez
Desde
que el pasado miércoles 18 de abril decenas de cientos de nicaragüenses, en su
mayoría jóvenes estudiantes universitarios, se lanzaron a las calles para
manifestar su descontento con el decreto presidencial No. 975 que regulaba la
Ley de Seguridad Social, la espiral de violencia en el país centroamericano creció
vertiginosamente, para cobrarse un saldo de alrededor de un centenar de
víctimas fatales hasta hoy, entre ellos el periodista Ángel Gahona. Pero,
¿cuáles son los actores movilizados? ¿Qué motiva realmente a los marchantes?
¿Cuál es la posición del Gobierno de Daniel Ortega?
Para
esclarecer parte de los hechos acudimos a la voz del máximo representante de
Nicaragua en Bolivia, el embajador Elías Chévez, quien no titubeó en dedicar
una jornada completa para responder todas las interrogantes que nos acosaban.
Embajador, ¿cuál es la raíz del conflicto en
curso?
Lo que lo
desata la espiral violenta es el decreto presidencial sobre la Ley de Seguridad
Social, pero la raíz hay que entenderla como una acumulación de hechos en el
tiempo.
Uno de
ellos lo encuentras en el momento que se dio a conocer la construcción del
canal interoceánico, cuando un grupo compuesto por ex combatientes anti
somocistas con bastantes méritos en el pasado, pero que ahora están a la
derecha –hablo del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), liderado por la ex
comandante Dora María Téllez–, organizaron a parte del campesinado diciéndoles
que serían afectados por la ruta del canal, por ejemplo mediante
expropiaciones. Esa base social el MRS la ha sostenido e instrumentalizado
para, en este caso, auspiciar la caída del Gobierno.
¿Con qué fines?
Provocar
la salida de Daniel Ortega; por eso han inventado que el Frente Sandinista ya
no existe y que degeneró en un partido familiar controlado por el matrimonio
Ortega-Murillo.
Ahora,
cabe preguntarnos: ¿cómo logra el MRS sostener durante días una movilización de
2.000 campesinos entre las ciudades de Nueva Guinea y Managua –donde hay una
distancia de entre 300 a 400 km–? ¿Quién y por qué se desembolsan recursos para
cubrir tan altos costos de una acción de ese tipo?
¿Está dando a entender que reciben
financiamiento externo y que la desestabilización puede ser promovida por agentes
foráneos?
Sí, hay
un financiamiento externo que tiene nombre y apellido, que lleva nombres de
organismos y ONG fachadas de la CIA, radicadas en Nicaragua. No resulta difícil
identificar con una posición anti sandinista a muchas de esas instituciones y parte
de los actores movilizados.
¿Qué otros eventos son parte de esa
acumulación temporal a que hizo referencia?
Ya
mencioné la protesta contra la construcción del canal, mantenida en el tiempo.
Luego vino en abril la mencionada Ley de Seguridad Social. Pero, igualmente
importante ha sido la confirmación de que los norteamericanos, con
financiamiento de USAID, han capacitado a casi 3.000 jóvenes, los que
precisamente participan y en algunos casos encabezan las protestas. Y, claro, a
todo lo anterior habría que agregar errores propios, al interior del
sandinismo, que tienen que ver con problemas generacionales.
Al mundo se le muestra un descontento entre
jóvenes que luchan por conquistar una democracia supuestamente arrebatada por
un sanguinario dictador.
El
discurso que han querido imponer es el de que Daniel Ortega es un demonio
porque es un asesino, por eso hablan de dinastía. Pero, ¿qué ocurría en
Nicaragua antes de los hechos de abril? Éramos uno de los países más serenos y
tranquilos del mundo, con una convivencia plausible entre el empresariado y
sectores obreros sindicalizados; con una respetable relación con el clero
católico y proximidad y simpatía con las comunidades de base cristianas,
católicas y evangélicas.
Eso queda patente en la definición de su
proceso, llamado por el oficialismo como “modelo cristiano, socialista y
solidario”.
Cierto,
aunque la relación más fuerte que ha existido durante estos años es con el
empresariado, la famosa triple alianza que está en la Constitución.
Si ustedes
ponen atención, el empresariado no fue el que inició las revueltas, se sumaron
oportunistamente y hoy reniegan de lo que ayer juraron. Es evidente que de no haber
existido una buena relación con ellos no hubiésemos tenido altos niveles de
inversión extranjera, seguridad, un crecimiento económico progresivo en el
tiempo, entre otros avances.
Ha sido
fuertemente criticada la impostura del empresariado, sobre todo porque ha
transparentado que lo único que le interesa es su capital, al precio de
aliarse, por ejemplo, con el MRS, que hasta hace unos meses tanto reprochaban.
¿Por
qué se volteó el empresariado si estaba tan bien?
Porque son subordinados de la
política yanqui.
¿Y por qué la administración Trump debiera
estar interesada en destituir violentamente al binomio Ortega-Murillo?
Porque no
permiten lo que estaba desarrollándose en Nicaragua, la convivencia de diálogo
con crecimiento; aquí basta recordar que la Nica
Act es anterior a los incidentes que motivan esta entrevista.
Tampoco
es que fuéramos la maravilla del mundo, pero, entre otras virtudes, contamos
con un Ejército que tiene un alto reconocimiento de la población, que desde
hace siete años se encarga de la protección de los productores campesinos en
lugares montañosos, combate el abigeato y lucha tenazmente contra el
narcotráfico. Empero, ¿qué han hecho en estas campañas de desprestigio? Mostrarlos
como un órgano represivo y de paso tratar de incidir en ellos para que hagan un
golpe de Estado.
¿Si las fuerzas opositoras al sandinismo son
débiles cómo es que logran provocar una crisis de gran magnitud, con
concentraciones masivas?
Porque,
como he dicho, hay una acumulación de situaciones. Y esto fue inteligentemente
fomentado en las redes sociales, escenario en el que somos extremadamente
débiles.
A los
gringos hay que reconocerles una cosa, el que nos estudian y aprenden de sus
errores o perfeccionan sus trampas, es decir, hacen ciencia, porque tienen
gente pensante capaz de diseñar campañas sofisticadas. En Nicaragua lograron agrandar
un tema que estaba desde un inicio apaciguado, porque la asociación de
jubilados ya había firmado acuerdos con el Gobierno.
Es sintomático ver que en un lugar donde los
estudios universitarios son gratuitos sean los estudiantes quienes protesten
por demandas que pudieran no competerles.
Exacto,
con eso explicas el papel que las redes sociales han jugado en esta coyuntura,
exacerbando los ánimos.
Retornemos a las presuntas motivaciones que
pudiera tener EE.UU. en intervenir en su país, ¿cuál es el peso de lo
geopolítico en esto?
Es un
peso enorme. Si antes tuvimos excelentes relaciones con la URSS hoy las tenemos
con Rusia, con quienes asumimos alianzas estratégicas y proyectos, por ejemplo,
con el emplazamiento del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass);
esto en el supuesto “patrio trasero” de EE.UU., porque hay que aceptar que así
nos conciben los yanquis.
Nuestra
posición geográfica es otro elemento históricamente relevante, la cotización
del canal no es que los norteamericanos la hayan descartado, sólo están en
desacuerdo que le hayamos dado la concesión a los chinos.
A lo
anterior habría que agregar que, según consta
en los informes de seguridad elaborados por el propio Comando Sur, por su
posición geográfica y decisión política Nicaragua ha jugado un papel
estratégico en la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas, en
consecuencia, constituye una traba para las maras, carteles y asociaciones
delictuales.
¿Cómo explica que la OEA, de la mano de su
secretario general Luis Almagro, salga en defensa de Daniel Ortega y abogue por
la paz?
Hay una singularidad
ahí, porque en nuestro modelo de diálogo y conciliación nacional siempre ha prevalecido
la lucha contra la pobreza, cuyos resultados han sido positivos estos últimos siete
años y reconocidos por todos los organismos internacionales.
Cuando
esos ciudadanos que provocaron las revueltas y crímenes decidieron acudir a la
OEA con el fin de aislarnos internacionalmente, con el padrinazgo del Gobierno
de Trump y legisladores como Iliana Ros y Marco Rubio –mismos que promovieron
la Nica Acta, aún vigente y que nos provoca
cuantiosos daños económicos–, se encontraron con que el presidente Ortega
extiende una invitación a Almagro para que vea directamente lo que pasa.
De hecho ya había sido veedor en unas
elecciones municipales.
Efectivamente.
Se acreditó e hizo un informe con observaciones de rutina una vez publicados
los resultados, destacando el desarrollo en plena normalidad de los comicios,
aun cuando recomendaba corregir algunas cosas. ¿Qué ocurrió? El Gobierno aceptó
la mayor parte de estas sugerencias e inclusive formó una comisión de trabajo
con un cronograma proyectado hasta enero de 2019.
En
definitiva, sólo la existencia de ese cronograma y la cooperación de nuestras
autoridades con la propia OEA explican la conducta comprensiva del Sr. Almagro.
La paradoja que se da es que la derecha
nicaragüense acusa a Almagro de “pro danielista” y éste, lejos de quedarse
callado, califica a aquellos de “oposición destructiva”.
Es
efectivo que son una oposición destructiva. Han llegado a decir que Luis
Almagro ha sido comprado por nosotros y que es cómplice de no sé qué crímenes.
Y aquí pregunto, ¿pueden resultar creíbles afirmaciones de ese calibre?
Lo único
cierto e irrefutable es que cuando la OEA nos solicitó el ingreso de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para investigar las circunstancias
que rodean los crímenes que todos conocen, se encontró con el visto bueno del
presidente Ortega quien, además, ha declarado estar presto a implementar las
recomendaciones que emanen de un eventual informe. O sea, todo lo que la
derecha ha inventado para atacarnos, se les ha derrumbado y vuelto en contra.
¿Cuáles
son los costos económicos, sociales y políticos de la ola golpista en curso?
Han sido
del todo devastadores. El nivel de crecimiento que nos proyectaban los
organismos internacionales y las propias estadísticas nuestras, que era del
orden del 4.9%, se fue al piso.
En términos de inversión también
nos vemos afectados. En cuanto a la seguridad ciudadana, que era un logro
emblemático que teníamos, igualmente la derribaron. Pero, quizás lo fundamental
y más preciado que han arrasado es algo que habíamos construido durante estos
11 años, que es la reconciliación. La de hoy es otra Nicaragua, hay un antes y
un después de las asonadas callejeras.
Para finalizar, parece ser que el denominador
común del empresariado-Iglesia-estudiantes-EE.UU. es la renuncia de Daniel
Ortega y elecciones presidenciales anticipadas, ¿cree que es eso factible?
Eso no es
posible de negociar por dos motivos bien simples: primero, porque significaría violentar
nuestra propia Constitución; y segundo, porque sentaría un mal precedente para
Nicaragua y toda la región en cuanto a que un puñadito de golpistas se arroguen
el ilegítimo derecho de tumbar gobiernos democráticamente electos cuando se les
plazca.
Entrevista
realizada por Javier Larraín Parada
Fotos:
José Lazo
Cortesía de Correo del Alba
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