Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Geraldina
Colotti
Otro
centenario, el de Nelson Mandela. Otro banquete de retórica en un mundo
acostumbrado a pisotear en concreto las palabras de las que se llena la boca
retorciendo el significado. Como otros grandes del Siglo XX – el siglo de los
revolucionarios, que se han quebrado las uñas raspando la pintura - también
Madiba se ha convertido en un ícono post-moderno, expandible hasta en esta
Europa de las jaulas, de las fronteras y de los muros, sin afectar a nadie. Un
ícono para camisetas en esta Italia hipócrita y represiva que ha impuesto a los
prisioneros políticos más cárcel de aquella que ha pagado Mandela, que continúa
torturando en nombre de “legalidad y paz”, o que enarbola con arrogancia la
bandera de la exclusión.
La
América Latina Bolivariana, por el contrario, recuerda el legado de Mandela en
manera no ritual. En los días pasados, en Ginebra, Jorge Valero, Embajador
venezolano en la ONU, en cambio, ha transformado en denuncia presente los
ideales de Mandela. Ha recordado el apartheid en Palestina. Ha denunciado
viejos y nuevos colonialismos, el poder de las finanzas en la globalización
capitalista que destruye la vida humana en nombre del “dios mercado”. Ha
explicado como la guerra económica, el bloqueo financiero y las medidas
coercitivas unilaterales impuestas por los Estados Unidos y por la Unión
Europea contra Venezuela son contrarias al derecho internacional y a la
normativa multilateral.
Estas
sanciones ilegales y criminales – ha dicho - “causan muerte y dolor a nuestro
pueblo, especialmente a los más vulnerables: niños, mujeres y ancianos”. Y ha
exhortado a la UNCTAD, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio
y el Desarrollo, a retomar un rol protagonista en la defensa de los intereses
de los países en vías de desarrollo, creando un contexto internacional justo e
inclusivo “a través de una economía mundial que permita a todas las naciones
usufructuar de la justicia social y de los derechos humanos. Para Venezuela –
ha dicho una vez más Valero – hay temas considerados prioritarios como el
derecho al desarrollo, la transferencia de la tecnología y las cuestiones de la
deuda externa, sea en los términos de una reestructuración como de la
cancelación. Así pensaba Nelson Mandela; así pensaba Hugo Chávez Frías, líder
de la Revolución Bolivariana; y así piensa hoy, con fuerza renovada, nuestro
Presidente Nicolás Maduro Moros”, ha concluido el embajador.
Nelson
Mandela ha muerto en el 2013, después de nueve meses de la desaparición de Hugo
Chávez. Dos líderes aunados por un idéntico “sentimiento de paz” con justicia
social, por los ideales de emancipación de los pueblos y por una visión sur-sur
que muchos han subrayado.
El
último mensaje de Chávez, un mes antes de morir, ha sido para África, en la
carta de febrero del 2013, enviada a la III Cumbre del ASA (América del Sur y
África). Chávez ha hecho honor a los mártires de la independencia africana y
caribeña, ha recordado el sacrificio de Lumumba y Cabral. Las relaciones con
las potencias occidentales – ha dicho – deben ser mantenidas, pero en manera
soberana, rechazando los objetivos neocoloniales contra las relaciones sur-sur
que hemos comenzado a construir en nuestros continentes y que deben permanecer
como el núcleo permanente de nuestro desarrollo, dirigido a nuestros pueblos.
En
la carta a África, Chávez ha reconocido también el aporte de Lula Da Silva en
la construcción de la reunión. Ahora que la nueva integración latinoamericana
se la ha puesto en riesgo por el retorno arrogante de las derechas en América
Latina, Lula está en la cárcel. Un prisionero político. Como Mandela – muchos
dicen – con las debidas proporciones.
Mandela
y Chávez. Dos ejemplos de coherencia y dignidad, que no han bajado la cabeza,
que no se han dejado comprar. En 1985, a Mandela le habían ofrecido la libertad
a cambio de la renuncia a la violencia como arma de lucha política, no sólo de
negociación. Pero la rechazó. En 1990, meses después de su liberación, George
Bush le pidió abandonar la lucha armada, pero Mandela dijo: “no antes de que
sea desmantelado el apartheid”.
Y
también Chávez sufrió un golpe de Estado por haberse rehusado a convertirse en
el caudillo asalariado de los Estados Unidos. Tuvieron que verse con el mismo
enemigo. En plena guerra fría, la CIA maquinó el arresto de Mandela en 1962 y
lo puso en la lista de los terroristas hasta el 2008: una lista aprobada por
los Estados Unidos y la Gran Bretaña. Como Mandela, Chávez no ha querido
venganza luego de haber derrotado el golpe de Estado. Pero en la Sudáfrica de
entonces los blancos mantuvieron las palancas del poder económico, dejando a la
mayoría negra las palancas de la política. En la Venezuela de Chávez, en
cambio, se han afectado más las relaciones de propiedad. Un proceso que todavía
dura. ¿Cómo resistir, inventar, profundizar? Con miras al Congreso del PSUV hay
una importante discusión.
Traducción
Gabriela Pereira
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