Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por. Gabriel
Loza Tellería
Cuando
uno, por un lado, lee el informe sobre las perspectivas de la energía mundial
para 2035 de la Agencia Internacional de Energía (IEA) y, por otro, observa
espantado el reciente desastre natural en Filipinas, se pregunta por qué no se
ponen de acuerdo en un solo evento países y empresas para reducir las emisiones
de dióxido de carbono (CO2) y así tratar de proteger en algo nuestro desgastado
planeta.
En
su informe, la agencia habla maravillas sobre el espectacular crecimiento de la
demanda de energía primaria de gas, carbón, renovables, petróleo y energía
nuclear; y agrega que el petróleo va a seguir en un periodo sostenido de altos
precios. Y en este entorno maravilloso, los países pugnan por aumentar como sea
sus volúmenes de producción de fuentes convencionales, y —en forma casi
similar— de las fuentes no convencionales, como el desarrollo del gas de
pizarra que se extrae de la fracturación hidráulica de la roca, método conocido
como fracking. En este contexto, después de casi 20 años, EEUU produce más
petróleo del que importa y, según la IEA, para 2035 dejará de importar crudo y
será el mayor exportador de productos de petróleo del mundo. Ya para 2015
desplazará a Rusia del primer lugar como productor de gas del mundo.
Es
así que EEUU, el aparentemente abanderado del libre comercio, está cumpliendo
sus objetivos de seguridad energética. En 2012, con motivo de las elecciones,
la BBC señaló que “la independencia energética es vista por Obama y Romney como
crítica para la seguridad nacional. La reducción de importación de petróleo
extranjero combinada con una expansión en la producción nacional es una
estrategia común”. Por tanto, pasaron de depender de los carteles de la OPEP a
depender ahora de los carteles de las grandes empresas petroleras que financian
sus campañas presidenciales.
Pero
lo que no cuenta el informe de la IEA es que el espectacular incremento de
petróleo y gas se debe al proceso generalizado en EEUU de inyectar agua a
presión en la roca de esquisto para liberar el petróleo o gas que contiene. No
les vale las preocupaciones ambientales, como la contaminación del agua, la
filtración de metano e incluso los temblores causados por la perforación, como
señalan los críticos y también el documental (que aconsejo ver) de HBO sobre el
fracking.
Lo
que sí menciona el estudio es que las emisiones acumuladas de energía
relacionada con las emisiones de CO2 subirán un 33% hasta 2035, pero la culpa
es de los países que no son de la OECD. Sin embargo, los principales países
desarrollados como Canadá y EEUU no han querido continuar con el Protocolo de
Kioto sobre el cambio climático, dejándolo en suspenso. En el marco de
Naciones Unidas los países acordaron reducir un 5% las emisiones de gases de
efecto invernadero, entre ellos el CO2. El Protocolo fue inicialmente adoptado
el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero entró en vigor recién el 16 de
febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 los Estados que ratificaron el
acuerdo, no obstante EEUU, el mayor emisor de gases de invernadero mundial, no
ha ratificado el protocolo y Canadá, su vecino, decidió abandonar su
ratificación.
Ahora,
ante el desastre “natural” de Filipinas, provocado por el hombre, las empresas
y los países se desgarran las vestiduras y envían vituallas para limpiar la
conciencia ennegrecida de dióxido de carbono. Lo que se dice la doble moral,
pero a mi modo de ver es la ausencia de moral con la humanidad y con este
planeta que de un color azul en el firmamento terminará negro de
contaminación.
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