Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Juan Manuel
Karg
Hagamos un repaso necesario: una de las principales motivaciones de Hugo
Chávez a su llegada a Miraflores, en 1999, fue luchar contra la burocracia
heredada del puntofijismo. Así, el chavismo avanzó contra la podrida estructura
de la IV República que se había desplegado por todo el aparato estatal en
Venezuela antes del triunfo de la Revolución Bolivariana. Incluso en la
Constituyente aparece esta idea, bajo la necesidad de una transformación
profunda del Estado en beneficio de las grandes mayorías y no de algunos
particulares que ocupen lugares de funcionarios públicos para beneficio
personal, como se pensaba desde las viejas estructuras tradicionales -Acción
Democrática y COPEI-.
Chávez le agrega a esa lucha, además, la idea de los “valores socialistas”,
es decir, de configurar un proyecto colectivo, no personal, que se plantee la
transformación radical de la sociedad. Esto se da desde 2005, bajo la idea de
“Socialismo del Siglo XXI”, y con el posterior planteamiento de los Consejos
Comunales y Comunas como principios vectores de la participación protagónica de
la sociedad en la toma de decisiones. Hay, en esta idea de reivindicación de valores
que mencionábamos, cierta influencia del Che con aquello del “Hombre Nuevo”,
para atacar desviaciones personales, y reivindicar el papel colectivo en el
proceso de emancipación de los pueblos. Este es un contrapunto innegable con el
individualismo heredado en todo el continente por la década del 90, bajo la
esfera de ajustes, acuerdos con organismos multilaterales de crédito, y el
“sálvese quien pueda” del mercado.
Maduro y la lucha contra la burocracia
Volvamos, sin embargo, a este 2013 convulsionado para la Venezuela
Bolivariana. Durante las últimas apariciones públicas de Maduro relacionadas al
eje burocracia, se advierte algo interesante: aparece la noción de que
efectivamente hay que atacar el problema en su totalidad, ya sea esta
“amarilla” -por el partido Primero Justicia en la MUD, implicado en sucesivos
casos de corrupción-, o vistiendo “prendas rojas” -por casos dentro del propio
PSUV y/o dentro de la estructura estatal actual-. Esto ha tenido acciones
concretas en el último periodo: a mediados de octubre se avanzó en la detención
del alcalde del municipio Valencia, Edgardo Parra, quien había llegado a ese
cargo desde el propio PSUV. Maduro dijo “acá no hay protegidos de ningún
tipo” y aceleró investigaciones, que descubrieron que Parra había montado
una oficina para hacer gestiones y cobros ilegales, y que había contratado a 14
cooperativas y 2 empresas privadas para hacer diversos servicios. ¿Cuál era la
particularidad del caso? Todas ellas eran propiedad del hijo del propio
alcalde.
Acá aparece con fortaleza la idea de “Golpe de Timón” que Chávez
ensayara el 20 de octubre de 2012, hace ya un año: prevalece la idea de avanzar
contra la burocracia y la ineficiencia, aún problematizando decisiones
anteriores del propio gobierno, balanceando éxito y proyección de las mismas.
Maduro ha tomado nota de esto, impulsando dos fases del denominado “Gobierno de
Calle”, donde recorre el territorio venezolano con su gabinete intentando
brindar soluciones a los diversos problemas cotidianos de millones de
venezolanos. Incluso en los diversos ensayos de participación protagónica y
popular a través de los Consejos Comunales y Comunas aparece la idea de
“contraloría social”, algo que habla a las claras de esa lucha, no sólo desde
el seno del Estado, sino también desde las organizaciones sociales.
¿El gobierno de Maduro logrará vencer a la corrupción y el
desabastecimiento?
Es una pregunta difícil, ya que hay varios frentes abiertos en el tema
corrupción, como veíamos antes: el interno, y el externo, como dos partes a
atacar. Sin embargo, Venezuela es uno de los pocos gobiernos a escala mundial
que admite que dentro del propio Estado se está dando una pelea para frenar la
corrupción, la burocracia y la ineficiencia en la gestión pública. Este es un
punto de enorme lucidez y valentía de la Revolución, que admite un peligro en
ese sentido, e intenta solucionarlo e ir más allá de él. Intentar ocultar estos
problemas sería una bomba de tiempo. ¿Qué pasos siguen de acá en más con este
tema? En primer lugar habrá que ver el éxito que tiene la propuesta de Ley
Habilitante presentada por Maduro ante la Asamblea Nacional. Es indudable que
la aprobación de esta ley le podría dar al gobierno mayor margen de maniobra en
este sentido. También, claro, avanzar en el “frente interno”, tal como sucedió
en Valencia. Los “valores socialistas” que se enumeraban en el primer punto
toman ahora dimensión en esta confrontación cotidiana.
Por otro lado, también está la batalla económica que se está dando, frente
a la especulación empresarial, la inflación en los productos y el
desabastecimiento. La burguesía venezolana está jugando a que todo ello incida
el próximo 8 de Diciembre, intentando a su vez generar una situación de
inestabilidad que se traduzca en el voto en las elecciones municipales. Uno de
los problemas principales de acá en más había sido sintetizado por el propio
Chávez en el “Programa de la Paria (2013-2019)”: la necesidad de trascender el
modelo rentista petrolero capitalista para apuntar a un desarrollo integral.
Mientras esta sea una tarea pendiente, no se podrá avanzar con claridad en este
aspecto, más allá de los seguimientos a corto plazo que se puedan hacer en tema
inflación y desabastecimiento (Indepabis, entre otros). Esta es una tarea de
primer orden para el futuro de la Revolución.
Por último, y para destacar, respecto al tema económico: la voluntad del
gobierno está y es importante, pero también hace falta que las organizaciones
sociales y políticas de la Venezuela Bolivariana tengan articulación en este
frente de batalla. Los intereses en juego son grandes: implican a grandes
empresarios, poderes concentrados en lo político y económico, y sectores que,
en general, buscan desestabilizar a una de las experiencias más importantes de
cambio social de nuestro continente. La derecha venezolana advierte que en
abril pasado ha estado muy cerca de lograr su objetivo, y pretende dirimir
“mayorías” el próximo 8D: tan sólo con un voto de diferencia en el cuadro general,
se declarará triunfadora. La Revolución debe asumir el reto, y avanzar en las
tareas pendientes ahora, rectificando errores y asumiendo que es el único
proyecto de cambio radical en la Venezuela de hoy en día. El único proyecto que
le asegurará, a sus mayorías, un futuro digno, con trabajo, salud y educación
de calidad. Ahora es cuando, para profundizar y, parafraseando a Lenin, no
volver jamás al pasado.
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