Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Gabriel
Loza Tellería
Uno de los temas centrales en América Latina fue la necesidad de la
diversificación económica, asunto que en los 50 dio lugar a la tesis de
Prebisch sobre la industrialización como alternativa a la exportación de
materias primas. Prebisch sostenía que la estructura económica era importante,
y que la especialización de los países en industrias primarias o en
manufacturas era un factor notablemente influyente en su desempeño económico.
Sesenta años después, América Latina, según la CEPAL, exporta un 61% en
productos primarios y el grado de industrialización es del 15%, que corresponde
a la participación de la industria manufacturera en el PIB regional. Por otra
parte, se dice que desde los 80 hubo un proceso de reprimarización de las
exportaciones y desindustrialización de la actividad económica.
En el caso boliviano, la industria textil se inició después de 1930 con una
política proteccionista, y en los 40 se creó la famosa CBF, con el fin de
promover la integración física y la diversificación productiva. Posteriormente,
la revolución del 52 tuvo como bandera la diversificación económica y en el
gobierno de Ovando se elaboró la Estrategia de Desarrollo 1971-199, la cual
postulaba la industrialización del país con base en los polos de desarrollo. A
partir del DS 21060 no se volvió a discutir el tema de la industrialización, e
incluso cuentan que en una reunión de la Cámara Nacional de Industrias con el
expresidente Sánchez de Lozada, éste, con su humor gringo, les dijo: “¿Y
ustedes todavía existen?”. En 2006, con el Plan Nacional de Desarrollo (PND),
se planteó cambiar el modelo primario exportador, conformar la matriz
productiva y lograr un tejido productivo más integrado.
Los datos al 2012 muestran en Bolivia una participación del sector
industrial del 10% en el PIB y, según la CEPAL, un 95,5% de exportaciones de
productos primarios, con base en la clasificación uniforme del comercio
internacional. ¿A qué se debe que la economía boliviana no haya podido alejarse
del modelo primario-exportador, a pesar del PND, que plantea utilizar el
excedente del sector estratégico para la diversificación productiva y el
desarrollo social? La industrialización empezó con el Mutún, la planta
separadora de gas y el litio. Sin embargo, el cambio estructural no es un
proceso automático y necesita una apropiada dirección especialmente en los
países con fuertes ventajas comparativas en recursos naturales, como señala
Rodrik, un propulsor de la política industrial. La industrialización de los
recursos naturales no renovables es un proceso tecnológicamente complicado, con
requerimientos mínimos de tamaño de mercado.
Tampoco es fácil convertirse en exportador de manufacturas con la
competencia de los países asiáticos y China. Así, no nos vamos a convertir en
un Bangladesh para las transnacionales con bajos salarios y condiciones laborales
inhumanas. Es difícil conformar cadenas del valor, se requiere contar con
infraestructura tecnológica, física y de transporte y recursos humanos
capacitados, porque la competitividad es sistémica.
Por último, el país debe repensar que en un mundo de escasez de materias
primas, el sector extractivo va a ser por mucho tiempo importante,
especialmente los hidrocarburos. El problema es el destino del excedente
económico generado, que permita diversificar la economía, aumentar la
productividad, generar empleo y, además, que la industria extractiva sea
compatible con el medio ambiente y con la comunidad social donde se localice.
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