Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Leila Cortez
Entre las tantas
declaraciones vertidas por representantes de los gremios de periodistas, referentes
a lo difundido por los medios de comunicación acerca del discurso del
presidente Morales el 15 de agosto, y el proceso iniciado por el Gobierno a
tres de esos medios, llama la atención las aseveraciones del director ejecutivo
de la ANP, Juan León, quien, según nota de Página 7, fechada el 27 de agosto, indica
que el Gobierno no pudo demostrar la “prueba del delito” para acusar de racismo
a los tres medios por los titulares y las notas de prensa.
Veamos. Página 7 tituló la
nota: “Evo acusa de ‘flojos’ a los habitantes del oriente”; mientras que El
Diario publicó: “Morales opina que el oriental es flojo y le critican por
discriminador”, así da cuenta su publicación digital del 16 de agosto.
El racismo y la
discriminación, tan arraigados en la sociedad boliviana, son delitos desde la
vigencia de la Ley N° 045 del 8 de octubre de 2010. Recuerdo los días en que se
discutía la ley, uno de los sectores que más resistió la norma fue cabalmente
el de los medios de comunicación y periodistas. ¿Acaso estaban (sub)
conscientes de que sus publicaciones están impregnadas de racismo y
discriminación, por tanto la ley les caería en cualquier momento?
No es necesario tener
memoria muy larga, en estos últimos siete años, o mejor, 10 años, desde que el
movimiento indígena campesino toma el poder en las calles y luego en las
instituciones del Estado, muchos medios de comunicación han incurrido en
alentar y reafirmar el racismo y la discriminación. Recordemos las
informaciones que difundían durante el bloqueo protagonizado por la CSUTCB en
el altiplano paceño el año 2002, los conflictos de 2003 o, peor aún, los
violentos movimientos cívico-prefecturales sediciosos de 2008.
Fue patética la cobertura a
las elecciones de 2005; hay estudios de académicos de la comunicación sobre
cómo los medios se referían al candidato de la derecha ‘Tuto’ Quiroga y cómo lo
hacían con el candidato indígena Evo Morales; hubo todo menos equilibrio, y diariamente
el ‘candidato indio’ tuvo enésimos adjetivos racistas. Lo mismo ocurría cada
vez que la mayor parte de las cadenas televisivas reflejaba las agresiones
físicas y los insultos a mujeres de pollera en Santa Cruz, se mostraban escenas
sin editar para atraer audiencia, pero había muy poca reflexión sobre las
demostraciones racistas.
Otro momento histórico
digno de ser estudiado fue la cobertura de la Asamblea Constituyente, hubo
medios que incluso alentaron el racismo en ese escenario, en el que tuvo su
máxima expresión porque estuvo condimentado con violencia y con las pugnas
políticas, contribuyendo así a que los acuerdos fueran difíciles. Los estudios
realizados dan cuenta de la desigual cobertura periodística, pero no se
focalizaron en la reflexión sobre el sesgo racista utilizado.
Con estos ejemplos, ¿hará
falta seguir buscando la “prueba del delito”?
Lo que hoy se quiere es
que, habida cuenta de la ley, estos delitos no queden impunes, que la sociedad
y los medios —como parte de ella— erradiquen de veras el racismo y la
discriminación… porque no es suficiente cumplir con la obligación de emitir
spots de rato en rato con mensajes ‘educativos’ extractados de la ley. Lo real
es traslucirlos en cada frase que dicen, que informan y que opinan.
La envidiable penetración
de los medios debería ser utilizada proactivamente para combatir estas taras, y
ellos deberían estar en la vanguardia de esta transformación fundamental de la
sociedad y del Estado Plurinacional. Por si no cayeron aún en cuenta, ahora
vivimos en un Estado Plurinacional, que no soporta el racismo, ya no es la Bolivia
de antes. ¡Que no queden al margen de la historia! Se perderán del apasionante
hecho noticioso como es este proceso revolucionario, con sus altibajos, con sus
peculiaridades.
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