Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Lourdes Montero
Hace
unas semanas recibimos la noticia de la muerte del escritor y político uruguayo
Eduardo Galeano. A sus 74 años, en compañía de su familia y su obra, compuesta
por 43 libros escritos, fue vencido por un cáncer de pulmón con el que libraba
batalla por más de ocho años.
Yo
conocí la obra de Galeano cuando era adolescente y descubrí por casualidad, en
la mesa de noche de mi padre, la fantástica historia de América Latina descrita
en Memoria del fuego. ¿Cómo un libro tan complejo puede seducir a una
adolescente?, es la magia de la escritura de Galeano quien relata una forma de
ver la historia de manera apasionada y expresando de manera sencilla conceptos
muy complejos. Allí nos decía “Enfermo está el mundo, donde tener y ser
significan lo mismo”.
Ya
joven, en el paso por la universidad, era imposible no leer su famosa obra Las
venas abiertas de América Latina. Era lectura obligatoria para descubrir la
indignación por la injusticia histórica del continente, compartido por todos
los procesos de colonización del mundo. Puede ser que esta obra haya envejecido
mal y ahora nos suene a panfleto comunista, pero en ese momento, les aseguro,
cada una de sus páginas era devorada como un descubrimiento político que nos
marcaba el alma. En ella expresaba “La división internacional del trabajo
consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder.” Pero
también prevenía “En la historia de los hombres cada acto de destrucción
encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación”.
Comprendo
que su escritura sencilla y llena de emociones es producto de un autodidacta y
no del aprendizaje académico. Galeano, antes de convertirse en un intelectual
destacado de la izquierda latinoamericana, trabajó como obrero de fábrica,
dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco, entre otros
oficios. Creo que en esa vida cotidiana de un militante por la justicia social
encontró su voz, esa que tan familiar sonó a millones de latinoamericanos en el
mundo.
Como
un homenaje cariñoso, comparto fragmentos de uno de sus escritos favoritos,
presentado al recibir el Premio Stig Dagerman, en Suecia en 2010. Coincidirán
conmigo sobre su pertinencia política actual.
“Ojalá
seamos dignos de tu desesperada esperanza. Ojalá podamos tener el coraje de
estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve
un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser
desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o
violan nuestro sentido común. Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como
han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de
negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria (...)”
Ojalá
podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la
condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos
terminados. Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del
viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la
historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está
diciendo: hasta luego (...)”
“Ojalá
podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y
contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la
voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen
fronteras los mapas del alma ni del tiempo”.
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