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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Bosques y alimentos


Por: Paola Navarro
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la seguridad alimentaria como una situación que permite asegurar que todas las personas tengan en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana.
La seguridad alimentaria ocupa la agenda global por la preocupación de cómo alimentar a una población creciente, que se estima llegue a los 9.000 millones de habitantes en 2050. Este objetivo está ligado a continuar con el modelo actual de producción de alimentos basado en la producción agrícola, que deberá aumentar en 60% para satisfacer las necesidades de alimentación mundial. Este sistema, por lo general intensivo, trae consigo graves consecuencias ambientales, porque implica conversión de ecosistemas naturales en tierras de cultivo, y por ende, implica la desaparición de bosques.
Paradójicamente los bosques constituyen una importante fuente de alimentos e ingresos para millones de personas, porque suministran alimentos como frutos, nueces y hojas.
Los cálculos elaborados por la FAO sugieren que cerca de 1.600 millones de personas dependen en mayor o medida de los bosques y otros sistemas naturales para sus dietas y medios de vida en general. Por lo tanto, la producción de alimentos no solo necesita basarse en la agricultura intensiva de unos pocos cultivos de alto rendimiento, sino que además hay que reconocer el rol de los bosques como fuente importante de alimentos nutritivos para las familias.
Aunado a lo anterior, los bosques también son una fuente importante de ingresos económicos y de innovación para el sector empresarial. Por ejemplo, muchas familias en la Amazonía boliviana viven de la recolección de castaña, cacao o asai, alimentos que complementan su dieta alimentaria y a la vez les permiten generan importantes ingresos por su comercialización como materia prima o como ingredientes naturales para la industria cosmética, farmacéutica y alimenticia.
Bolivia posee 53 millones de hectáreas de bosques y es uno de los países con mayor biodiversidad, sin embargo, los beneficios que éstos nos ofrecen están constantemente amenazados por la degradación y deforestación (se estima una pérdida anual promedio de entre 195.000 y 205.000 hectáreas por año). Esta situación merece nuestra atención y acción para cuidar nuestros bosques y promover que las políticas sectoriales visibilicen las muchas maneras de contribución de las áreas forestales, que va desde la seguridad alimentaria, pasando por la producción agrícola y la generación de agua, hasta la regulación climática.

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