Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Edmundo Juan Nogales Arancibia*
Lo que
sucede en la Universidad Mayor de San Simón es una de las expresiones de la
crisis de la Universidad Publica Boliviana.
La
universidad pública, máxima casa de estudios del pueblo, sustentada con recursos
del pueblo no ha llegado responder a las necesidades de nuestro tiempo. Sus
mejores años se vieron a fines de los 60 cuando surgió un movimiento por la
revolución universitaria, cuyos dirigentes luego se incorporaron en la
guerrilla de Teoponte en 1970, y que por las difíciles circunstancias
terminaron muriendo allí. Luego en la lucha contra la dictadura, cuando los
dirigentes universitarios llamados por la vocación de servicio al pueblo no
dejaron atrás la lucha contra la opresión del sistema y de los dictadores. Con
aquellos antecedentes del movimiento universitario, pretender ver a URUS como
imagen de aquellos tiempos es insultar nuestra historia.
La
situación en la UMSS expone lo que no se quiere ver de la Universidad, por un
lado un estamento docente con mentalidad oportunista y colonial que ha logrado
adueñarse de nuestras casas de estudios convirtiéndolas en pequeños feudos
contra un proceso de cambio que rechazan. En realidad la mayor parte de los
docentes que hoy tienen nuestras casas de estudio superior son fruto del
periodo neoliberal, y esa vergonzosa casta ha expresado el más reprochable y
vil acto ante el pueblo, intentando titularizarse en la cátedra de manera directa
sin dar exámenes de competencia mediante una resolución emitida el pasado 7 de
abril, a la cual se aferran y no muestran interés en renunciar.
Por
otro lado, está la decadente dirigencia de URUS con los mismos dirigentes que
por más de dos décadas se mantienen como la supuesta representación de un
estamento que por naturaleza es joven, pero que en los hechos se ve relegado
por aquellos grupos radicales que viven de la crisis y que poco o nada han
hecho para solucionarla; en realidad desde hace mucho tiempo también son parte
del problema, no les interesa mejorar el nivel académico de la universidad sino
convertir los problemas en conflictos que desgasten al gobierno nacional, tampoco
reconocen el carácter ideológico que se ha incrustado en la Universidad y
pretenden decir que aquellos docentes son títeres del gobierno nacional con la intención
de crear una consigna de enfrentamiento para ganar más protagonismo en
escenarios externos a la Universidad.
Esta
crisis es reflejo de nuestro tiempo
A
partir de la imposición del neoliberalismo la Universidad fue víctima de un
golpe que continuó los asestados por la dictadura, pero el garrotazo de los 90
fue diferente, golpeó el modelo nacionalista de Estado que todavía existía,
destrozó y entregó la poca industria y los recursos naturales al extranjero,
mostró todo su rostro antinacional y de desprecio al pueblo boliviano.
Al
privatizar el aparato productivo y reducir el Estado a una institución sin
capacidad para intervenir en los asuntos económicos (entregados a los poderes
transnacionales), se pretendió reducir al mínimo cualquier carga fiscal de la
universidad e intentaron adecuarla a los principios de la ola neoliberal que
por aquel entonces estaban de moda. Varios estudiantes de izquierda de aquella época
se “transformaron” a la moda y hoy muchos de ellos son docentes que continúan
defendiendo ese modelo entreguista desde su cátedra.
Pero el
fracaso fue tal que ni siquiera lograron que la Universidad responda al Modelo
Neoliberal que intentaban implementar, no lograron brindar aquellos “recursos humanos”
que las empresas privadas buscaban y mucho menos aportaron a la producción de
ciencia o tecnología; solo se preocuparon en la comercialización de la
educación superior a través de la venta de maestrías y doctorados donde el
único requisito es el dinero y no la capacidad. En consecuencia surgen las
universidades privadas ya que constantemente se intentó reducir cualquier
“gasto” en la educación convirtiéndola en mercancía librada a la oferta y
demanda, eso ocasionó que surgieran gran cantidad de universidades e institutos
de carácter privado, que entraron a la competencia en aquel mercado laboral.
Ahora aquellos
docentes intentan convertir la mediocridad en privilegio al pretender lograr
una titularización directa, y los grupos radicales que no tienen reparo en
pactar con la derecha –que es el verdadero enemigo de clase- pretenden frenar
cualquier posibilidad de transformación real, no buscan resolver la crisis
estructural, solamente buscan caldear el conflicto para lograr una reelección y
de aquí a dos años provocar más problemas para mantener la supuesta representación
del movimiento estudiantil, muestra de eso es que no frenaron la aprobación de
la ilegal resolución de titularización directa, sino que la miran con
oportunismo para empoderarse de los derechos de los estudiantes y generar más
crisis.
Ese
fracaso se repite hoy, en una etapa de transformaciones sociales de carácter
nacional a la que la Universidad tampoco llega a responder. Los verdaderos
problemas están en la lógica neoliberal que ha hecho de la cátedra su
herramienta y que no permite que nuestra casa de estudios responda a las
necesidades del pueblo. Lamentablemente no se muestran dirigencias estudiantiles
a la altura del momento histórico que vive nuestro Estado, que hoy es actor
importante en la economía y no recibe ciencia ni tecnología de las
universidades públicas para romper las cadenas de la dependencia del
capitalismo transnacional.
Sin embargo
no todo es apocalíptico, estamos frente a una gran oportunidad para que el
movimiento estudiantil asuma una posición crítica a lo que está sucediendo, reconociendo
su rol en esta etapa para transformar la Universidad. Esto va más allá de una
universidad y tiene que ver con todo el sistema universitario estatal, debemos
encaminar este proceso hacia un Congreso Nacional de las Universidades Públicas,
con verdaderos representantes estudiantiles y docentes, que no sean parte de la
decadencia y la corrupción de las camarillas.
Necesitamos
recuperar la Autonomía Universitaria de las castas docentes (que no son todos
los catedráticos) y de las roscas estudiantiles (que no representan al
movimiento estudiantil) que llevan décadas en la universidad, que no piensan
vivir de su trabajo sino de la prebenda y corrupción en las universidades. Necesitamos
recuperar la verdadera esencia del Cogobierno y de la libre cátedra sustentada
en principios ideológicos y no en el oportunismo o el facilismo para aprobar
una materia. Necesitamos una revolución desde adentro que permita abrir la
universidad al pueblo. Necesitamos dignificar a la Universidad Pública
Boliviana como verdadera casa de estudios y fuente de conocimiento, ciencia,
tecnología y pensamiento crítico. Tenemos que hacer una revolución democrática
desde las bases estudiantiles en la universidad.
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*Integrante de la Escuela Nacional de Formación Política, Abogado, Estudiante de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Andrés
y Twitter: @escuelanfp
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