Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Emilio Marín
Un 30 de abril pero de 1975 el mundo fue testigo
de que un pueblo pequeño podía derrotar a un gran imperio. En Saigón, hoy
ciudad Ho Chi minh, ocurrió ese acontecimiento histórico. Vale la pena
recordarlo para las nuevas generaciones.
La foto de un tanque de los guerrilleros del Frente Nacional de Liberación
(FNL) entrando al Palacio Presidencial ese 30 de abril puede ser el símbolo de
esa victoria extraordinaria. Para otros ciudadanos del mundo la foto
seleccionada será la de esos niños y niñas vietnamitas corriendo semidesnudos y
quemados por napalm de los bombardeos yanquis. O la del militante comunista
ejecutado de un tiro a la cabeza por el jefe de policía del régimen títere de
Ngo Dinh Diem o de su sucesor, tras un golpe de Estado, Nguyen Van Thieu.
Otros, más clásicos optarán por la fotografía del legendario Ho Chi Minh,
fundador del Partido Comunista de Vietnam y presidente de la zona norte tras la
liberación del imperialismo japonés y francés. O bien la del general Nguyen Von
Giap, quien fue ganando batallas desde Dien Bien Phu a los franceses hasta a
los generales norteamericanos que se alternaron en la comandancia de los
invasores, entre 1964 y 1975.
Nadie que haya vivido en esos años habrá sido indiferente a lo sucedido en
la península de Indochina, sobre todo porque a la inicial invasión
estadounidense de Vietnam le siguió la ampliación de sus bombardeos a Laos y
Camboya.

Por eso fue que en 1964 inventó el "incidente del golfo de
Tonkin" donde dijeron que patrulleras vietnamitas atacaron a barcos
norteamericanos. Después se supo que todo había sido un bluff del Pentágono.
Cualquier parecido con las armas secretas de Saddam Hussein no es pura
coincidencia...
Maquinaria brutal
Los norteamericanos estuvieron en Vietnam desde 1964 (en rigor. ya antes
tenían unos 15.000 asesores militares) hasta 1973, cuando emprendieron la
retirada del grueso de sus efectivos, aunque dejaron miles de marines hasta ese
final-final de 1975. Ese 30 de abril su embajada en Saigón se convirtió en ring
de una pelea desesperada de norteamericanos por abordar los helicópteros; sus
colaboracionistas luchaban físicamente por un lugar en la huida.

Junto a la criminalidad de ese ejército, lo que dejó huella en aquel
territorio fueron los bombardeos que arrojaban bombas y explosivos, agente
naranja y otras armas químicas.
EEUU lanzó 300.000 ataques aéreos durante los cuales arrojó 630.000
toneladas de bombas, lo que equivalió a una cantidad tres veces más que en toda
la II Guerra Mundial, concentrada sobre un país pequeño, muy inferior a la
superficie abarcada en aquella contienda.
El corresponsal de Telesur, Vicent Montagud, publicó el 26 de abril que
"Vietnam tardaría 300 años en eliminar bombas sin explosionar lanzadas por
EE.UU". En su reporte publicó impresionantes fotografías de niños y niñas
vietnamitas que a cuarenta años de haber sido afectados sus territorios y
familias por el agente naranja, aún nacen con deformidades en sus cabezas y
diverso tipo de enfermedades.
Bien por Lennon
Ese verdadero genocidio no sancionado legalmente provocó la muerte de más
de 2 millones
de vietnamitas. Las bajas estadounidenses fueron 55.000
efectivos, que pese a la desproporción fueron suficientes para impactar en el
ánimo de su sociedad. Sobre todo los sectores universitarios y bien pensantes,
pero también las familias afectadas por la guerra, fueron protagonistas del
movimiento pacifista. Celebridades de Hollywood como Jane Fonda o el mítico
John Lennon se destacaron por su oposición a la guerra. Se recuerda una foto
del ex Beatle y Yoko Ono donde aquél sostiene un cartel que dice: "War is
over", como parte de la campaña pacifista para la Navidad de 1969. No sólo
era un gran músico sino también una persona sensible e inteligente: seis años antes
de la conclusión de esa tragedia se atrevió a denunciar el sentido imperial de
esa guerra.
No es que toda guerra sea injusta. Lo era la de los marines y sus jefes
Westmoreland y Abrahms, y de los cuatro presidentes que tuvieron injerencia y
agresión en Vietnam. Ellos fueron Dwigt Eisenhower que en 1954 mandó sus
primeros asesores para ayudar a invasores franceses, John F. Kennedy que dio
más apoyo al régimen títere de Diem, Lyndon Johnson que dio el gran impulso a
la agresión y Richard Nixon que estuvo en la parte final de esta operación.
Desde el lado de los vietnamitas, fue una guerra justa, de defensa de la
Patria, por la soberanía nacional y el derecho a decidir. Ganaron el 30 de
abril de 1975 y en julio del año siguiente la República de Vietnam del Sur
decidió fusionarse con la del Norte en la República Socialista de Vietnam.
El gran hacedor de la independencia ya había muerto de tuberculosis en 1969
y en su honor Saigón pasó a llamarse Ciudad Ho Chi Minh. El otro vietnamita
artífice de la victoria de 1975, el general Giap, vivió hasta los 102 años y se
dio el inusual gusto de orientar militarmente a las fuerzas revolucionarias que
batieron a los japoneses en 1945, a los franceses en 1954 y a los
norteamericanos en 1975. Tres al hilo.
De los túneles a la victoria
Muchos habrán oído de los túneles y otros pasadizos con los que Giap pudo
acercar sus hombres y mujeres en armas para cercar la base francesa de Dien
Bien Phu y al cabo de 55 días de batalla tomarla, imponiéndole 5.000 bajas y
10.000 prisioneros al general Navarre.
Seguramente los galos subestimaron a Giap, un militar que medía sólo 1.54
metros de altura y abogado de origen, nada que ver con las armas. En 1939 fue
ilegalizado y perseguido el Partido Comunista de Vietnam por el régimen
monárquico profrancés de Bao Dai que imperaba en el país y el futuro militar se
fugó a China. Allí aprendió más la teoría de la guerra popular prolongada que
había creado Mao Tsé tung, el fundador de la misma. Su discípulo vietnamita no
le fue en zaga por los éxitos logrados en los años posteriores, plasmados en su
libro "Guerra del pueblo, Ejército del Pueblo", publicado en 1961.

Este cronista conoció en 1997 en un seminario de izquierda en Bruselas al
ex embajador cubano en Vietnam, Raúl Valdés Vivó, autor del libro
"Embajada en la selva". Él le contó que en setiembre de 1973 acompañó
a Fidel Castro, de visita en Hanoi, a una excursión a Vietnam del Sur, donde
todavía había guerra. Estuvieron a poca distancia de bases enemigas. Fidel
regaló una bandera de Cuba a una unidad vietnamita que prometió hacerla flamear
en la victoria, que veían próxima. Y así fue. La insignia cubana estuvo en la
toma del Palacio Presidencial ese 30 de abril de 1975. La noche previa al
regreso del líder cubano, dijo Valdés Vivó, los vietnamitas pidieron
colaboración técnica cubana para ampliar la ruta Ho Chi Minh, por donde
llevaban tropas y armas hacia el sur. Le dijeron que sí. Fue la señal
anticipada de que se venía la ofensiva final, no la del Tet de 1968, sino la
final, la de la victoria.
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